Capítulo 5: Un intruso.
“En cualquier forma tengo que cumplir con el deber: ¡alejar a los intrusos!, nadie perturbara el sueño del viejo sabio”.
Los días eran largos y tediosos luego de adoptar forma tan peculiar, Gold leaves se la pasó aprendiendo a caminar y usar esas cosas llamadas manos.
“Humano”, “humano”, solo eso oía de los espíritus luciérnagas tan molesto chillido que quiso aplastarlos, pero si lo hace el viejo sabio se enojará con ella y hasta podría echarla: El hábitat puro no se mancha con sangre jamás.
“El viejo sabio te dio esta forma antes de entrar en su sueño”, los peces fueron más amables con el revoltoso dragón mimado del árbol.
Si esto fue obra del viejo sabio entonces solo puede resignarse, atar las hojas y tejerlas entre sí para hacerse una capa emulando sus escamas perdidas para sentirse menos triste.
Gold leaves no entendía nada de lo que pasaba, ¿por qué el arciano la encerraria en aquello? ¿Tener forma de un humano? Aunque claro que lo hará si el árbol se lo pide, es su cuidador y protector, está feliz de poder retribuir a su gran amabilidad aunque esto le cause depresión por días.
Pensó en cómo se vería su forma humana, en primer lugar jamás había visto a un humano, solo sabe por las cosas que cuentan sus adorables cabras quienes algún día estuvieron en un lugar llamado “granja”, luego intentaron comerlas y estas huyeron cayendo a su hueco por error, Gold leaves agradeció pues ahora tiene dos lindas amigas.
“Una hermosa humana”, dijo pateando apenas la vio una de sus cabras.
“¡Sí, sí! La más hermosa”, rectificó la otra.
Estos halagos encendieron el orgullo del dragón y dio vueltas con si vestido hecho de hojas para que lo admiren, ambas cabras se acercaron para posar sus cabezas en la joven en un gesto similar a un abrazo.
Cuando se pierde a su familia desde el nacimiento el calor ajeno se añora con intensidad, el dragón nunca fue abrazado más allá de esto y solo puede sentirse profundamente feliz.
Junto con los espíritus naturales que rondan, menos molestos que las luciérnagas, caminó por la orilla del lago, sus días volvieron a ser aburridos hasta aquella noche en la que algo grande y pesado cayó por el hueco lanzando un sonido extraño.
Gold leaves quien se recostó con una mano en el agua jugando con los peces levantó la cabeza alerta: «intruso, intruso, intruso», su momento ha llegado, corrió por las piedras para adentrarse entre la maleza y enredaderas, juguetón y malicioso dispuesto a darle su merecido al intruso, admirando la figura tirada solo pudo decir: “muy feo”, ¿qué espectro es eso? Frunció sus cejas tan asqueada como intrigada.
“Es un hombre”, le dijo una luciérnaga, Gold leaves le dio un manotazo para alejarla, si tuviera su cola todo sería más fácil, solo abanica a esas ruidosas cosas.
«Hombre», se dijo mirándolo de pies a cabeza ahí parado, sin querer hizo un poco de ruido con las hojas y este “hombre” sacó algo de su ropa para apuntarlo en su dirección aunque sus ojos parecían pérdidos.
«Color extraño», similar a los de animales brillando en la oscuridad, jamás vio algo parecido, ese tono de piedra gris o quizás escamas de pez viejo, no como el brillante amarillo de los suyos.
Sabe lo que son los humanos y que se dividen en machos y hembras como todas las especies, sus cabras son machos en realidad, y muchas de esas luciérnagas afirmar haber sido espíritus de “doncellas” en algún momento, dedujo que “doncella” quiere decir “hembra” de alguna forma.
El mismo dragón es una joven hembra que jamás estuvo en presencia de otro dragón, de por sí no le interesan los machos de otra especie y mucho menos humanos, eso siempre fue así hasta que pudo ver a este peculiar hombre parado amenazando con su artesanía.
Olisqueó el aire buscando el aroma distintivo de la criatura, no puede, está muy lejos, así se acercó guiada por la curiosidad: “No vayas, los hombres son malvados”, le decían con temor algunas luciérnagas temblando, otras más maliciosas alentaron pues tenían mucha confianza en que el dragón bravucón del árbol pondría en su lugar al “apestoso hombre”.
Estas luciérnagas todas fueron mujeres, espíritus que han vivido en el mundo humano y tienen un marcado resentimiento por los machos de su especie.
—¿Quién se oculta? —habló tan claro, Gold leaves nunca había visto a una cosa como esa emitir un sonido tan prolongado y que sea entendible para ella, se asombró y preguntó si ella también podía hacer tal cosa, ahora tiene forma humana.
Abrió su boca y dio un sonido emocionada, ¡también puede hablar!
—¿Hablas? —soltó sin querer, en realidad quiso decir: “puedo hablar”.
El llamado hombre se alertó por su voz, Gold leaves quiso salir y que el hombre viera que ella también puede hablar, ¡ambos pueden hablar! Luego lo echará de su hábitat por el hueco en el que llegó.
Avanzó lento y sigilosa saliendo de la esquina oscura cuando el hombre volvió a gritar: “¡Retrocede!”, Gold leaves quedó quieta en su lugar y se preguntó si había algo detrás suyo que aterró al cobarde humano, ¿quedó impactado por sus escamas? No es lógico pues no tiene escamas en este momento.
¿Será que como mujer es una belleza impresionante como dicen sus amigas las cabras? Eso debe ser.
—¿Hm? —ladeó la cabeza confundida, ahora que lo ve puede apreciar una diferencia de tamaño notoria, ¿por qué es más grande que ella cuando ambos son de la misma especie? No lo creyó justo.
El intruso le doblaba el tamaño en varios sentidos, con hombros muy anchos y un rostro: «como una roca, para nada lindo», más bien intimidante, le recordó al rostro tallado del arciano.
Dedujo que quizás hay más humanos mucho más agraciados y que este es uno desfavorecido por la naturaleza, a Gold leaves solo le gustan las cosas suaves y tiernas, lo brillante en especial, la mirada feroz de esos ojos grises solo le provoca escalofríos y desagrado.
En fin, es un intruso y tiene que llevarlo de nuevo a su lugar, con ayuda de los espíritus de las antiguas doncellas hechas luciérnagas se abalanzó hacia él en una ráfaga y en un rápido movimiento lo alzó, con ayuda de las doncellas sujetaron los hombros del confundido hombre guiándolo a la abertura.
—¡Ja! —soltó con orgullo, “¡paf, paf!”, limpió sus manos luego de un trabajo bien hecho, ojalá jamás vuelva, no desea ver de nuevo un rostro tan feo como el suyo.
Agregará a su lista: «Macho de la especie humana: derrotado por el dragón dorado».
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Piensen en Gold leaves como un caniche prepotente y orgulloso xd
Ningún espíritu la quiere en el hábitat porque es muy mimado y abusivo, tampoco ella muy buena con los espíritus de las doncellas y las doncellas con ellas.
Y sí, las luciérnagas son mujeres que fueron asesinadas por hombres del norte, quizás salvajes, quizás prostitutas o solo jóvenes abusadas, por eso odian tanto a los hombres y también les tienen miedo.
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El Dragón que se enamoró del señor del Norte (Cregan Stark)
FanfictionCuenta la leyenda que un dragón huyó de las masacres, con la caída de sus amos fueron tratados como bestias destinadas a la ejecución, enemigos de los humanos. El dragón insensato colocó su nido en las profundidades del bosque en el norte donde el i...