Capítulo 6: otro sueño.

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Capítulo 6: Otro sueño.

“Quizá yo sea un cambiapiel”.

En la sala de conferencias rodearon al regente los ancianos y maestres, todos con caras muy preocupadas.

—¿Y qué haremos con... su sobrino? —preguntó uno.

El invierno está en puerta y como regente su deber ahora es asegurar la supervivencia de la línea principal, la cual no es suya sino de su sobrino.

—Almos Norrey, ¿qué propone? —le devolvió la pregunta al anciano quien es miembro de una influyente casa del norte.

Ajeno de sus disputas por poder y posición, el joven Stark tenía la cabeza sumida en los viejos pergaminos, está realmente cansado y tiene pesadillas todas las noches:

“Un bosque nevado, los gruñidos a su espalda”.

“Un lago congelado con una criatura hundiendose en el agua, él avanzó tirándose al piso a gatas pero no podía alcanzar lo que sea que se hunde, solo vio garras raspar el hielo y no sus propias manos.

Aunque el más frecuente es un hábitat cálido al que no está acostumbrado, odia esa sensación caliente que lo asfixia sin dejarlo respirar con normalidad, apenas ve el hueco por el que cae ya sabe que tendrá una horrible noche. Tampoco dura mucho pues la criatura guardián del árbol lo echar de las maneras más escalofriantes posibles.

Ya que no puede salir y es un rehén en su propio castillo, se dedicó a pasar tiempo en la biblioteca, pergamino tras pergamino y libro tras libro, ¡no hay nada de sueños!

—¡Ashg! —Tiró con frustración un gran libro hacia una estantería provocando un ruido pesado, algo muy fino cayó a sus pies.

«¿Qué es esto? Estaba oculto en la parte trasera», entre la madera de la estantería y la pared de piedra, cayó un pergamino de hoja fina casi translúcida.

“Viejos sabios de los sueños: Dioses piadosos”. Leyó algunas líneas hasta que una palabra llamó su atención: “guía de los cambiapieles del norte”, “aceptación del espíritu animal que vive en sus corazones, busca la presencia del dios guía que vive a través del arciano”.

Cambiapieles, esa palabra lo despertó y en su boca sintió sabor a hierro, «somos humanos, no bestias», quitó esa sensación a la fuerza negandose aceptar lo evidente.

Testarudo y firme, tiró el pergamino lejos aunque no pudo  sacar las palabras de su mente: “Los Stark son más lobos que hombres”, siempre creyó que era solo un dicho gracias a su emblema.

Esa noche soñó de nuevo con el frío del bosque, como si fuese una burla de los antiguos. Sus patas aplastaron la nieve y el viento le pegó en la cara, pero no cerró sus grises ojos pues está hecho para este clima, el frío no lo heló pues su pelaje negro es grueso y voluminoso, sintió sus músculos fuertes en sus piernas listas para correr y lanzó esa potencia hacia delante, tan veloz como una ráfaga, una sombra que vuela a través de los árboles esquivando con gran precisión hasta poder salir del bosque hallando una gran pared de hielo que separa el norte de las tierras salvajes.

A los pies existe un hueco que sabe lo que es, el lobo de pelaje negro se acercó osado y curioso por averiguar más del extraño lugar, asomó su cabeza para poder apreciar la maravilla del fuego hecho carne.

«Un dragón», se dijo, allí abajo el brillo lo dejó aturdido por un segundo, piel escamosa se retorcía mostrando unas lajas hechas de oro reluciente, de pronto se oyó el rugido que al lobo no asustó sino que solo hizo que mueva sus orejas expectante: “No me has intimidado”, aunque no caerá está vez por error, salió del hueco y levantó la cabeza hacia el cielo, había comenzado a nevar.

«¿Esto que estoy viviendo ahora es real o sigo soñando en mi cama en Winterfell?», ¿podría ser que está bajo la luz de la luna como lobo mientras su cuerpo humano se halla dormido en el castillo? Las ideas locas inundaron su mente.

Los siguientes días fueron más amables con él, su tío casi no notaba su presencia y mucho menos su ausencia, mismo tiempo que se la pasó releyendo como una rata de biblioteca todo acerca de los “cambia pieles”, él que siempre fue intrépido y vivaz para la caza ahora se encierra rodeado de libros, se comenzó a murmurar que solo sufre depresión por la muerte repentina de sus progenitores.

“¡Paf!”, cerró en gran libro tirándose contra la silla de madera, los ojos le ardían de tanta exigencia. El cuerpo está descansado pero el alma cumple sus obligaciones de día mientras corre y caza de noche, aún así procura no rodear la madriguera del dragón, está exhausto.

«Tengo que tocar ese árbol», se propuso, pero hay algo peligroso que está dispuesto a retar ahí abajo: «esa criatura, siempre me echa antes que pueda hacer algo», recientemente en sus sueños solo se mantiene al borde del hueco buscando una oportunidad para entrar pero la criatura siempre lo vigila, aunque desde lo alto solo puede apreciar al dragón retorcerse y no la criatura maligna con forma humana, sin embargo cuando cae solo verá a la segunda.

Quizás simplemente deba arrojarse sin miedo, es un hombre joven y temerario, su alma está increíblemente unida a su parte animal en estos momentos, inclusive despierto puede sentir y oír algunas cosas lejanas como los guardias que ahora mismo vigilan la puerta asegurandose que no escape.

Tal vez el arciano le tenga una respuesta, una salida para todo este problema en el que está envuelto, cuánto desea que alguien le diga que hacer en momentos como este, mucho más cuando su tío Bennard se acercó tanto al maestre Norrey y ya se comenta una posible boda entre él y la sobrina del maestre.

Suspiró cansado y harto cubriendo sus ojos que le dolían, ¿no lo humilló lo suficiente ya su tío? ¿También le mostrará en las manos de quién se encuentra obligándolo a casarse con la sobrina de uno de sus allegados?

«Hablaré con el sabio y él me dará las respuestas que necesito», el pecado seductor de poner veneno en la copa de su tío lo persiguió todos los días, aunque no lo hará pues el veneno es para los cobardes.








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Cregan la está pasando bien feo en este punto.

¿Y Gold leaves? Pues es una criatura tonta, no tiene mayor preocupación que ser bonito y prepotente, hasta que Cregan le parta la cara en el próximo capítulo, claro.

El Dragón que se enamoró del señor del Norte (Cregan Stark) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora