Capítulo 21: Lo tomo esposo.
“El amor es diferente que el deber. Con él solo es una obligación, pero a ti te amo”
«Tan rápido esto se volvió extraño», Dalton comenzó a mostrar sus verdaderos colores y solo puede afirmar que es un macho muy predispuesto a la copulación.
Estos días estuvo pensando en su esposo mientras veía como el hombre Greyjoy subía a unas mujeres al barco apenas cruzaron por una isla de paso.
Los humanos fingen decencia pero se la pasan fornicando como animales a puertas cerradas, al menos este tipo le dijo que ya que Sophia no iba a acostarse con él entonces buscaría otro deshago hasta que llegasen a Pyke, cosa que a la rubia ni le importó ni entendió.
«¿Qué tengo que ver yo?», ¿acaso esta criatura marina envuelta en piel humana desea acostarse con ella? La posibilidad pasó por su mente.
¿Su lobo le ordenó que no podía aparearse con alguien? Ciertamente quizás no le agrade la idea si se la propone.
Los dragones son criaturas que pueden amar y apreciar, pero ellos no forman familias ni se juran fidelidad, a Gold leaves no le importó la cercanía que mostró Dalton Greyjoy ni su evidente interés por meter su verga en su interior.
Las tres rameras se subieron a la cama y la rubia las observó con atención, ellas se reían invitándola a participar, quien se acostó en medio fue el amo de los nacidos de hierro.
En el camarote el espacio es reducido y apenas puede distraerse, curiosa le echó un vistazo al acto que el cuarteto llevó a cabo.Ver cómo un macho tomaba a tres hembras le resultó curioso y admirable: «¿Pueden hacer eso?», al mismo tiempo, primero a una y luego a otra. Vio con nostalgia como las chicas pedían piedad y gemían hasta quedar sin aire.
«Ah, extraño tanto a mi esposo», él la tomaría por las caderas para cogerla hasta el cansancio, sonrió de solo pensarlo.
Una vez se fueron las mujeres sin prenda alguna y muy abochornadas, Sophia se quedó pensando en las infinitas posibilidades, las ocurrencias de los humanos para llevar a cabo un acto reproductivo es impresionante.
—¿En qué piensas? —preguntó Dalton aún tirado en su cama, a él le gusta llevarla a presenciar sus orgías sexuales aunque nunca le inste a participar, es un juego divertido y perverso, y ni así puede provocar reacción alguna en la joven.
Dalton se levantó sin cubier sus partes privadas, solo caminó hasta donde Sophia admiraba la lámpara que los iluminó, a ella le gusta vestirse con brillo y dejar su escote lo más bajo posible enseñardo la mitad de sus senos, “muy vulgar” pensaría Dalton si no la conociera.
Esta rubia tonta no es una ramera, tampoco una dama, es una criatura singular que atrapó su curiosidad por completo y ahora no puede dejarla ir, solo una idea cruza por la cabeza del gran señor de Pyke.
—¿Hm? —Sophia levantó su cabeza para verlo directamente, ignorando el miembro que quedó a la altura de su rostro, el Greyjoy es un sujeto alto.
—Sophia de ninguna parte —la llamó, había algo en esa voz grave llena de expectativas —. ¿Me harías el honor de ser mi sexta esposa?
Las palabras del Kraken dejaron a la rubia sorprendida: «¿Sexta esposa?», ¡no puede, ya es la esposa de alguien!
—Tengo un esposo —le respondió, Dalton rodó los ojos cansado.
—¿De verdad pretendes que crea que tu esposo es Cregan Stark? ¡Pff! —Rió causado un gran enojo en Sophia quien se levantó para irse de la habitación —. ¡Espera! —Atrapó el brazo pero de una bofetada ella lo echó a un costado.
—¿Dónde está el Targaryen del que me hablaste? —acusó señalando con amenaza el rostro del hombre, sus uñas son tan afiladas que puede destrozarle la cara si así lo quiere.
El hombre pareció pensar un rato, entonces puso una expresión oscura y apartó la mano de la mujer, el ambiente entre ambos se tenso y Sophia sintió el peligro.
—¿En serio crees que te daré al último Targaryen sin obtener nada a cambio? —comentó acercándose cada vez más hasta que sus respiraciones chocaron —. Así no funcionan los negocios en el mar. Para recibir hay que dar primero.
Una idea pasó por la cabeza de Sophia, este hombre vicioso siempre quiso algo de ella desde el primer momento.
—¿Tú... deseas? —preguntó con voz baja, él pretendía besarla y ella lo sabía —. ¿Deseas aparearte conmigo? ¿Ese es el precio?
La pregunta de la rubia dejó helado al hombre y trastabilló sin comprender al principio, luego tragó en seco y asintió con la cabeza.
—Es una curiosa manera de expresarse —dijo con una risa nerviosa —. Pero sí, te quise coger desde que te vi en luz solitaria, llevarte a mi barco y abrirte la vagina con mi pene, ¿a eso te refieres? —cada palabra salía con emoción y deseo —. Sí, eso es justo lo que quiero... Pero es más que eso incluso, ahora deseo también hacerte mi sexta esposa.
Entonces la besó, unió sus labios en un beso desordenado que la rubia no contestó pues su cabeza ideó algo: «¿Para conseguir al Targaryen debo aparearme con este hombre?», esta criatura del mar con piel de hombre,la atrapó entre sus peligrosos tentáculos y ahora no puede volar o usar sus garras.
No es un juego de fuerza, ¡lo comprendió! No sirve la fuerza cuando tu rival es más astuto, este hombre es inteligente, le recordó a su lobo y se dejó tocar por todo el cuerpo, aunque no son iguales.
—Yo también le tengo una propuesta —dijo Sophia entre caricias que le propinó el hombre, este se apartó para verla, algo allá abajo se paró ansioso por tener acción.
—¿Una propuesta? —Arqueó una ceja intrigado, Dalton la retuvo en su abrazo presionando su erección contra el abdomen de la joven, que siente su dureza en toda su gloria y quizás también se emocione como él lo está ahora.
«¿Esto es correcto?», se preguntó antes antes de soltar su propuesta.
—No puede ser su sexta esposa, ya soy la esposa de alguien —confesó, al instante él la presionó con más fuerza —. Pero... Pero puedo tomarlo como mi segundo esposo si así lo desea.
La habitación quedó en silencio, Dalton Greyjoy abrió la boca totalmente estático y con una pizca de horror, ¿qué carajos acaba de escuchar?
En la cabeza del dragón esto pareció justo, ella logró comprender el matrimonio gracias a este hombre, al parecer los fuertes y poderosos pueden tener más esposas que los débiles y pobres, ella es un dragón encarnado, si desea desposar a dos hombres puede hacerlo, ¿verdad?
Si a su lobo no le agrada entonces se deshara de él, su primer esposo simpre será su favorito sin duda alguna. Los poderosos se pueden casar con quienes necesitan y con quienes aman, aprecia tan fervientemente a su lobo Stark pero necesita a este Kraken aquí delante suyo.
“El matrimonio es un contrato”, pues si quiere lo que este hombre posee entonces lo desposara para obtenerlo, así piensan los fuertes, los alfas.
Dalton no pareció volver en sí mismo, sus manos se cerraron al rededor de la cintura de Sophia, si la rechaza entonces la pelea es inminente, no teme pues cree poder con una criatura marina. Desde hace mucho que no usa su forma original, le gustaría salir volando y quemar sus barcos como venganza si este le pone las cosas difíciles.
—Acepto.
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Jajajajja aclaro que técnicamente Gold leaves tiene razón, los hombres poderosos se casan según su conveniencia sin amor de por medio y lo ven como un contrato en esa sociedad. Ella separa una unión por amor y una por conveniencia, para Gold leaves un matrimonio con cualquier otro hombre que no sea Cregan no vale nada y puede hacerlo sin problema alguno pues no se toma a pecho esos sentimientos humanos como la posesión o los celos.
Cregan cuando se entere que tiene un hermano esposo.
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El Dragón que se enamoró del señor del Norte (Cregan Stark)
FanfictionCuenta la leyenda que un dragón huyó de las masacres, con la caída de sus amos fueron tratados como bestias destinadas a la ejecución, enemigos de los humanos. El dragón insensato colocó su nido en las profundidades del bosque en el norte donde el i...