Capítulo 25: Dejó al heredero y sus huevos por ir detrás del lobo:
“El esposo es lo primero, así lo siente este dragón”.
Baelon, no sabe si ese es su nombre verdadero, le decían así en ese lugar macabro, algunos con burla y otros con sonrisas menos maliciosas, a fin de cuentas terminó siendo su nombre.
En pequeño vivió sus días en la intemperie, pero con más alegría que nunca, pronto cumplirá sus diez años y no puede esperar a que los huevos eclosionen.
Sus ojos violetas todos los días se posaron por horas sobre el cascarón dorado esperando que este se mueva, aunque sea un poco, su corazón le dice que su dragón saldrá de ahí.
Una tarde notó el gran dorado no se hallaba, la madre de los huevos simplemente despareció y a Baelon lo inundó el miedo: ¿Se fue? ¿Lo dejó? ¿Vio que era un bueno para nada y se marchó en busca de alguien más apto para ser el jinete de sus hijos?
Los huevos no se fueron, siguen aquí, otro sentimento amargo se instaló en su pecho, eso quiere decir que la madre de los huevos los desechó, ella se fue.
Con devoción se metió al nido y acunó a los pobres desamparados, les aseguró que él iba a velar por ellos sin importar que su madre los haya dejado.
—Yo también fui abandonado y sigo aquí, ustedes también podrán —les decía acariciando sus cáscaras, bajo sus manos se sintió caliente y la quitó —. ¿Qué...? —Puede jurar que se sintieron calientes por un segundo y hubo un movimiento interno.
Iba a moverlos cuando una risa vino de su espalda, sorprendiendo Baelon volteó para toparse con el rostro burlista de una mujer vestida por solo una manta, de rubia cabellera y unos ojos amarillos muy luminosos.
La reconoció, esos ojos y ese tono en las hebras se asemejan a las escamas de la hembra que lo salvó.
—¡Gran dorado! —exclamó, ella caminó hasta donde él tenía a los huevos cargados y abrazados con ternura.
—Me llamo Gold leaves —se presentó la mujer.
Baelon la admiró con cuidado mientras dejaba los huevos, claro, no todas las madres son como las suyas, esta hembra dragón no dejó tiradas a sus crías como su madre lo hizo con el en el lecho de pulgas.
La mujer se presentó como hojas doradas, muy apropiado pues sus escamas son similares a hojas hechas con oro, de seguro alguno de sus hijos se parecerá en ello.
“Fui enviada por un viejo sabio al que le rezaste para ponerte a salvo, tú eres el último jinete de dragón.
No hay más, solo eres tú, y ere mi príncipe”, sus palabras dejaron estático al pequeño, no podía creer lo que oía, es como una fantasía donde un desafortunado bastardo se oculta para evadir la realidad.
—Pero soy bastardo, mi madre no es una reina como lo era la madre del príncipe Jacaerys —dijo para sí mismo y la mujer frunció las cejas —. No puede ser cierto.
—Los bastardos son invenciones humanas, los Targaryen están más cerca de los dioses que los humanos —sentenció —. Está en tu destino crecer, montar un dragón —Señaló sus huevos quietos, el de motas doradas tembló —, subir al trono de los humanos y liderarlos contra la oscuridad que se ciñé desde el norte.
Montar un dragón, tomar el trono de los siete reinos, liderar contra la oscuridad del norte.
De pronto le faltó el aire, el pequeño se sujetó el pecho muy asustado y retrocedió, ¡es todo lo que siempre soñó! ¿Entonces por qué siente tanto miedo?
La realidad le pegó fuerte, no podía hacerlo, «pero debo», todos nacen para algo, un dragón en forma humana le dice que su destino es ser rey, sentarse en el trono de hierro, no tiene cómo lo hará, vio los tres huevos y los señaló.
—¿Ellos son Meraxes, Vhagar y Balerion? —Recordó los cuentos de los artistas que iban a de vez en cuando a recitar sus historias mientras seducían a las mujeres.
La mujer rubia pareció descolocada, cualquiera diría que no tiene idea de quiénes son ellos, los míticos dragones de la conquista.
—¿Mis huevos? —preguntó intrigada —. Sí, ellos eclosionaran algún día, pueden pasar años... No te hagas ilusiones, quizás nunca lo hagan. Pero yo estoy aquí me llamó Gold leaves y valgo por esos tres que mencionaste.
El niño bajó la cabeza resignado, no deseaba oír tal cosa: ¿Nunca se romperán? Tiene una fijación especial por el huevo dorado.
Además, ¿entonces él dragón dorado lo ayudará a tomar el trono? Es muy pequeño y aunque siente una profunda admiración y agradecimiento, realmente no cree que sea su dragón destinado.
No, está seguro, el huevo dorado eclosionara para él, está escrito.
A los pies a una colina vivía una familia de tres, la mujer regordeta con una cara rodonda y sus ojos tiernos, tenía dos hijos los cuales también eran rellenos y parecían muy amables.
Cuando vieron al dragón descender sobre su colina casi caen desmayados, el pequeño de cabello blanco bajó del lomo del dragón y fue hasta donde la mujer abrazó con temor a los niños quines lloraron.
—¡No nos lastimen! ¡Llevense el ganado pero no nos lastimen! —pidió la mujer, Baelon tuvo una buena impresión de ella al instante, una verdadera madre debe defender así a sus hijos.
Baelon sacó de sus ropas un papel maltratado y se lo entregó a la mujer, ella lo tomó con sus manos temblorosas y casi se desmaya ahí mismo.
“Niño. Mi hijo. Cuidarlos ustedes. No hacer daño. Sufrir muerte si lastimar. Volver por él. Fuego”.
La letra deformada pero firme, escrita con un trozo de carbón, el dragón se sintió muy orgulloso de su gran hazaña pues nunca había escrito antes, su lobo estaría complacido de ello.
Así un dragón dejó a los niños bajo el cuidado de una buena mujer con su amorosa, y ahora aterrada, familia, y un niño pudo ser abrazado por primera vez en su vida, verlos abajo en un abrazo de cuatro llenó el pecho de Gold leaves.
Al final hizo todo bien.
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Ajajja como escribo dos historias de Cregan a veces se me confunden los personajes xd
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El Dragón que se enamoró del señor del Norte (Cregan Stark)
FanfictionCuenta la leyenda que un dragón huyó de las masacres, con la caída de sus amos fueron tratados como bestias destinadas a la ejecución, enemigos de los humanos. El dragón insensato colocó su nido en las profundidades del bosque en el norte donde el i...