Capítulo 13: El arciano despierta

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Capítulo 13: El arciano despierta.

“No puedo dejar que lo nuestro termine así, ¡no lo permitiré! Soy un hombre del norte, no, soy el guardián del norte y del muro, mi palabra no se romperá nunca: Sophia, mi amado dragón, estaré contigo allá arriba sin importar el precio”.

Cuando le preguntó con voz baja y algo de vergüenza, tenía miedo de quizás equivocarse, él se tensó por todo el cuerpo, Gold leaves observó su perfil con esa nariz bien marcada y algo desviada, él le había confesado que se cayó de un caballo cuando niño rompiendosela provocando un leve aplastamiento en la parte superior.

—No te expreses de esa manera —le ordenó con molestía —. Habla como persona si te ves como persona.

Él pareció enojado por sus palabras y Gold leaves se encogió en su lugar, en este momento tenía su cabeza recostada en el pecho del joven lobo y este se hallaba medio sentado tirando piedras al lago con una mano y con la otra jugando con los mechones rubios.

—Solo pregunté si tu intención era aparearte conmigo —volvió a defenderse, no dijo algo que considere malo —. Solo estoy preguntando para estar preparada.

De nuevo el cuerpo del joven lobo se tensó, está vez con más fuerza, tragó saliva y apartó la mirada.

—Llamalo de otra manera —sugirió, ella torció la cabeza confundida —. Como... “hacer el amor” —soltó, Gold leaves se subió encima suyo con dificultad para verlo de cerca —. ¿Qué haces?

«Rojo», extendió su mano para apartar el cabello de la oreja del lobo notando como las puntas se ponían rojas. Él hizo su rostro a un lado permitiendo el contacto, casi nunca se comporta tan... «obediente».

Acercandose para ver su cara rozó sus labios en eso que él llama “beso”, al instante avanzó entre abriendo la boca buscando el choque de bocas, pero Gold leaves no quería besarlo sino preguntarle algo.

—Cregan Stark, mi fuerte lobo —susurró sobre la boca aún abierta del joven, esos orbes  grises se desorientaron —. ¿Quieres hacer el amor?

Los ojos ahora se abrieron con temor observando desde abajo a la joven encima suyo, verlo así le provocó una diversión inexplicable al dragón, sentada sobre su cuerpo pudo notar una dureza chocar con su muslo y se removió curiosa por el objeto.

“¡Ah!”, lanzó un ruido el joven echandose hacia atrás, el dragón aún más intrigado volvió a moverse sobre esa cosa la cual se ponía más dura y grande.

—¿Te duele? —Quiso saber, ciertamente parece dolerle pero no lo demuestra, solo frunció esas rectas cejas y se puso una mano en la boca, el rojizo tono se extendió por su cuello y mejillas.

—Solo... cállate —pidió con dificultad, tenía las piernas separadas invitando a Gold leaves a moverse cuanto desee en el centro, justo donde su pene se endurece —. ¡Ah, sí...!

La misma joven comenzó a sentir unas contracciones extrañas dentro suyo, le gustó la fricción que crearon sus cuerpos juntos, aunque a él le fascinó a otro nivel. En un momento el Stark se sentó para atraparla en un beso desordenado en el cual se animó a meter toda su lengua sin pudor alguno, tampoco preguntó, solo lo hizo.

El lobo de ojos grises devoró al tonto dragón mientras el semen se escurría de su pene dentro de sus pantalones, y ella misma liberaba un líquido del cual no supo su origen pero le agradó mucho, desesperada se pegó a su cuerpo fornido.

Desde aquel día el lobo se volvió más aterrador, más dominante y no aceptaba un “no” por respuesta, tenía ganas de flotar sus partes íntimas todo el tiempo y el pobre dragon solo pudo esconderse.

El Dragón que se enamoró del señor del Norte (Cregan Stark) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora