BIANCALa oscuridad era densa y calma, envolviéndome como un manto pesado mientras dormía. Era un sueño profundo, lleno de imágenes vagamente conocidas que danzaban en mi mente, pero de repente, una sensación extraña me hizo despertar. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal. Era como si una mirada penetrante se posara sobre mí, con un peso que me oprimía el pecho. Abrí los ojos de golpe, el corazón latiendo con fuerza, y miré alrededor de la habitación.
Apenas había luz que entraba por la ventana, y todo parecía sumido en sombras. Mis ojos se detuvieron en la puerta, y ahí estaba él: una figura oscura, inmóvil, con ojos rojos que brillaban como carbones encendidos. Los parpadeos suaves de mi vista no podían quitar el hecho de que su mirada estaba fija en mí, y el pánico comenzó a apoderarse de mí.
—¿Quién eres? —logré preguntar, mi voz temblando en un susurro, como si hablara ante una tormenta.
—Soy el que viene a corromper esa inocencia que tienes —respondió, su voz profunda y resonante, como un eco de lo que podría ser la oscuridad misma. Las palabras se deslizaron a través de la habitación y se afianzaron en mi pecho.
Desesperada, cerré los ojos, sintiendo que la fe aún ardía en mi interior. Comencé a orar en voz baja.
—Dios, reprende todo lo malo...
La risa que siguió fue fría, burlona, como el tintinear de campanas en un día de luto.
—Eso no funciona conmigo. Ahora cállate; no tengo interés en escuchar nada del bastardo de allá arriba —dijo, dando un paso hacia adelante, como si la misma sombra lo acompañara en su movimiento. Con cada paso que daba, la habitación parecía volverse más oscura, más opresiva.
En una fracción de segundo, el mundo se desvaneció y me vi acostada nuevamente en la cama, paralizada, un terror profundo enredándose en cada fibra de mi ser. No podía moverme. No podía gritar. Mi mente, normalmente llena de pensamientos y sueños, estaba completamente vacía, atrapada en un mar de horror.
La figura se acercó más, su presencia se volvió ineludible. Se detuvo a un lado de la cama, y sentí una mezcla de frío y deseo en el aire. El silencio era tan denso que podía escuchar el suave palpitante de mi corazón.
Su mano se movió lentamente, tocando mi muslo con un roce inquietante, antes de empezar a subir hacia mis bragas. No pude gritar, ni siquiera cerrar los ojos nuevamente. Estaba atrapada en una prisión de terror, incapaz de escapar.
—Mira qué inocente te ves ahora mismo. Podría hacer lo que quisiera contigo y tú no podrías defenderte. ¿Quieres eso, ángel? —susurró, cada palabra impregnada de una intención oscura, como si cada sílaba fuera un lazo que buscaba atar mi voluntad.
Sentí cómo su rostro se inclinaba hacia mí, el calor de su aliento acariciando mi piel. Era un contraste perverso ante la frialdad de su mirada.
—Joder, hueles tan inocente que voy a disfrutar cuando te corrompa —murmuró, y sus ojos rojos, como brasas ardientes, se aferraron firmemente a los míos. Estaba perdida en su mirada, incapaz de pensar, sentir, hacer nada. Solo podía experimentar el terror que emanaba de su presencia.
—Tu pureza es una joya muy valiosa, Bianca —dijo, el sonido de mi nombre en sus labios era una mezcla de agonía y deseo, y el reconocimiento me sorprendió como una ola helada. No entendía cómo sabía quién era yo, pero su conocimiento me aterrorizaba aún más.
Su sonrisa se amplió, una mueca que parecía diseñada para explotar la fragilidad de mi mente.
—Pero llegará el día en que pongamos a prueba qué tan pura eres, y si podrás liberarte de mí —anunció, su voz como un susurro seductor y siniestro.
Entonces, tan repentinamente como había aparecido, desapareció en la bruma de la noche, como humo disuelto en el aire. Me senté de golpe, empapada en sudor frío, el corazón golpeando como un tambor en mi pecho. La habitación, aunque familiar, parecía diferente; cada sombra parecía moverse con vida propia.
Todo había sido solo un sueño, pensé, mi respiración acelerándose mientras la realidad comenzaba a clarificarse. Pero una parte de mí sabía que lo que había vivido era más que una simple pesadilla. Había algo en su advertencia, algo que resonaba en lo más profundo de mi ser. La noche había guardado un secreto oscuro, y solo el tiempo diría si podría escapar de él.
![](https://img.wattpad.com/cover/374117855-288-k339060.jpg)
ESTÁS LEYENDO
La mujer del diablo
FantasyUn pequeño pueblo donde la fe y la devoción son fundamentales, Bianca es la hija de pastores, marcada por su pureza y dedicación a la iglesia. Sin embargo, su vida da un giro inesperado cuando conoce a Lucas, un misterioso y seductor hombre que en r...