O31 | juicio

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Capítulo XXXI. ¿Se acabó? ¿Holmes y Watson lo lograron?

 ¿Se acabó? ¿Holmes y Watson lo lograron?

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Narrador omnisciente.

La noche afuera era silenciosa, pero en la casa Müller, el ambiente era todo menos tranquilo.

Héctor, Claudia, Iván y Milena se encontraban sentados en la sala, el lugar estaba cargado de una tensión palpable. Los padres de Kiara escuchaban atentamente las palabras de Milena, apenas y podían creer lo que decía.

Claudia sabía que lo que Milena había confesado no sería fácil de probar en la corte, pero también comprendía que no podían dejar pasar la oportunidad de hacer justicia.

—Esto va a ser un proceso largo y complicado —dijo la de ojos azules—. Pero vamos a hacerlo. No solo por vos o por Iván, sino porque es lo correcto. Nosotros te ayudarémos en todo lo que necesites.

Le brindó una cálida sonrisa, haciéndole saber que no se encontraba sola y que con su ayuda lograrían que Carlos pagara por todas las cosas que había hecho.

—Tengo una pregunta —volvió a hablar la madre de Kiara—. ¿Durante tu matrimonio, firmaste algún documento que le permitiera a Carlos quedarse con alguna parte de tus bienes?

Milena, visiblemente agotada asintió lentamente con la cabeza. Sus ojos se encontraron con los de los Müller, y sintió vergüenza.

—Sí, nos casamos luego de tener a Iván, entonces pensé que era lo correcto en ese momento. Al final fue otro de sus métodos para controlarme.

Claudia asintió, tomando notas mentales de cada palabra que decía. Sabía que ese documento podría ser un obstáculo, pero también que había formas de anularlo, especialmente si lograban demostrar que Milena había firmado bajo manipulación.

—Necesitamos reunir toda la documentación que tengas —continuó—. También debes estar preparada para el divorcio.

Milena respiró hondo antes de asentir, sus manos temblorosas descansaban en su regazo.

Héctor, que había estado escuchando en silencio, finalmente habló.

—Tienen nuestro apoyo incondicional, y yo haré todo lo que esté en mis manos para ayudar en el juicio.

Iván miró a su madre y luego a los padres de Kiara con una pequeña sonrisa. Aunque el miedo seguía ahí, saber que no estaban solos en esto hacía que todo fuera un poco más fácil de afrontar.

Mientras tanto, un piso más arriba, Kiara estaba en su habitación con Lucas y Cassie. Los mellizos la miraban con ojos llenos de curiosidad, habían oído partes de la conversación de los adultos y querían respuestas, pero Kiara sabía que había ciertas cosas que no podían comprender del todo.

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