O36 | remordimiento

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Capítulo XXXVI. Calma antes de la tormenta.

 Calma antes de la tormenta

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kiara's pov

Miré el papel entre mis manos, leyendo su contenido por milésima vez. Un sinfín de preguntas crecían dentro de mí, y cada una de ellas parecía no tener respuesta.

Él escribió esto.

Significa... que me conoce. Sabe quién soy, sabe que lo he estado buscando durante mucho tiempo, sabe quién es mi familia... él lo sabe todo.

Creí que eso era imposible.

« Tal parece que Kiara se cansó de jugar a la detective. Qué lástima, yo esperaba un poco más de 'atrápame si podés'. Aunque, puedo asegurarte que aún tenés tiempo para encontrarme, el juego aún no termina. 
Pero tené cuidado, Kiara, porque no querés saber qué pasará si te encuentro primero. »

Cerré los ojos y arrugué el papel en mis manos, lanzándolo al otro lado de mi habitación. Tal vez esto significaba que aún no había terminado su trabajo. Pero... ¿por qué? ¿Por qué conmigo? ¿Por qué presiento que nos hará mucho daño?

Tengo que estar alerta, o de lo contrario, atacará en el momento que menos lo espere.

¿Así que la búsqueda del asesino enmascarado se retoma? Sí, al parecer, solo que ahora representa un peligro real para mi familia.

Sobre todo para mí.

No significa que antes no lo fuera, pero es la primera vez que recibo una amenaza directamente hacia nosotros.

Tengo miedo.

—¡Kiara! —Lucas entró a mi habitación.

—¿No sabés tocar? —pregunté con fastidio, abriendo los ojos para verlo—. ¿Qué querés?

—Mamá dice que vas a llegar tarde a la escuela —se acercó y se sentó a mi lado—. ¿Te sentís bien?

—No, no estoy bien, Lucas —respondí la verdad. Mi hermanito sonrió comprensivo mientras acariciaba mi cabello.

—¿Alguien te hizo algo? ¿Es por mamá o por papá? ¿No dormiste bien? ¿Peleaste con Iván? —sonreí sin poder evitarlo ante su intento de descubrir qué me pasaba—. ¿No le pegué a ninguna?

Negué con la cabeza, causando que él hiciera un puchero.

El insomnio no representó un problema serio anoche, ya que después de esa charla nocturna con Iván pude dormir como un bebé. El problema comenzó cuando desperté y me decidí a leer el papel que el extraño hombre le había entregado a Cassie.

—No quiero que estés triste, Kie —musitó.

—No estoy triste... solo... —suspiré sin encontrar las palabras correctas—. Mejor dejalo así.

Lies & Secrets ; spreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora