L&S | ❛ you're hiding something I know, and I'm going to find out ❜
𝗲𝗻 𝗱𝗼𝗻𝗱𝗲 Kiara intenta resolver los misterios de la familia Buhajeruk, o 𝗲𝗻 𝗱𝗼𝗻𝗱𝗲 Iván conoce a una chica misteriosa con complejo de Sherlock Holmes que llega para pon...
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❛ ivan's pov ❜
Mi dedo pulgar se deslizaba por la pantalla de mi celular mientras esperaba a que Kiara saliera. Ya habían pasado veinte minutos y me estaba comenzando a preocupar.
¿Qué es tan importante como para que se quede hablando con el profesor de matemáticas después de que acabara la clase?
Está más que claro que es una chica curiosa por naturaleza, desde hace días parece estar obsesionada por encontrar algo, o más bien, a alguien.
—¿Qué hacías? —saltó del susto al escuchar mi voz.
Pensé que me gritaría como siempre lo hace cuando la asusto, pero esta vez no lo hizo.
—¿Podés, por favor, dejar de aparecer de la nada? —su voz estaba apagada y su rostro reflejaba preocupación.
—¿Te molesta?
—Bastante —asintió con el ceño fruncido.
—Bien, seguiré haciéndolo —sonreí con diversión.
—Que insoportable —rodó los ojos—. Estaba hablando con el profe Gabriel porque no entendí algunas cosas de la clase —explicó.
Entrecerré los ojos mirándola fijamente, tratando de encontrar aquello que ocultaba.
Me miró seriamente y volvió a hablar al darse cuenta de mis intenciones.
—Que yo sepa es algo común pedirle ayuda a tu profesor cuando no entiendes algo. Entonces, te pregunto ¿hay algún problema con eso?
—Sí, varios, de hecho —crucé mis brazos sobre mi pecho—. Primero y principal, dijiste que no necesitabas prestar atención porque eras una experta en el tema y te dormiste a la mitad de la clase. Segundo, no te gusta pedirle ayuda a tus profesores porque sentís que las preguntas que harás son muy obvias y te da miedo quedar como estúpida cuando no entendés algo. Y tercero, pero no menos importante, lo estabas espiando un par de días atrás.
Enumeré cada una de las razónes haciendo énfasis en la última.
—¿Cómo sabes la segunda? —me miró con recelo.
—Sos un poco obvia —me encogí de hombros—. Y yo soy muy observador.
—Ya veo —metió ambas manos en los bolsillos de su buzo negro—. Me das un toque de miedo igual.
—¿Seguís creyendo que soy un acosador? —pregunté aburrido.
—No creo, sé que lo eres —bufé—. Nunca me sentí tan expuesta —admitió—. ¿Sabes? En estos días me di cuenta de que sabes más de mi que yo misma.
—Y aún así no se nada de vos —su ceño se frunció nuevamente.
—¿Por qué decís eso?
Porque lo que conozco de vos no me sirve, Kiara. Necesito saber qué es lo que ocultas.
