O33 | miedo

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Capítulo XXXIII. Inténtalo conmigo.

 Inténtalo conmigo

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kiara's pov

Una semana después.

Rodrigo, Kamila y los mellizos se encontraban en el suelo mientras que Iván, Martina y yo estábamos en el sofá observando cómo jugaban con los cachorros. Kira les ladraba juguetonamente, y Coco se acostaba panza arriba esperando que lo acariciaran.

Era imposible no sonreír viendo lo felices que estaban. Sin embargo, no podía dejar de ver al pelinegro a mi lado.

—Disimula un toque ¿no? —dijo Martina en un susurro.

—¿De qué? —pregunté, aunque sabía perfectamente a qué se refería.

—Si, si, hacete la boluda —le dió un sorbo al mate mientras me observaba con los ojos entrecerrados.

—Y vos dejá de hablar boludeces, Martina —la golpeé en el hombro despacio, pero igual se quejó.

—¡No son...! —se aclaró la garganta y bajó el tono de su voz—. No son boludeces.

—Basta —pedí tapándome la cara con una almohada.

—¿Qué pasa? —preguntó Iván y sentí que se acercó—. ¿Te sentís bien?

—Sí —murmuré—. Martina está re molesta hoy —levanté la cabeza para observarla y ella abrió la boca ofendida.

—Dejá de romper las pelotas, rubia —habló el morocho quitándome la almohada para lanzarla a la cara de su mejor amiga.

Parecen más perros y gatos que mejores amigos, pero aprendí con el tiempo que su relación se basaba en hacerse bullying mutuamente.

Como solía decir Marti: "sin bullying, no hay amistad"

No entendía muy bien la lógica de su frase, pero lo aceptaba porque sabía que esa era exactamente la definición de su amistad con el pelinegro.

—Ahora saltas por ella, gil —le devolvió la almohada con más fuerza, Iván soltó un quejido por lo bajo—. Yo creí que éramos amigos —hizo un puchero.

—Cerrá el orto —sonrió divertido y me miró—. Voy a la cocina por agua, ¿vos querés algo?

—No, estoy bien, gracias —sonreí.

Asintió y se levantó para ir a la cocina. Cuando mi atención volvió a la rubia me estaba mirando de manera acusadora.

—¿Ya aclaraste tus sentimientos hacia él? —preguntó, asegurándose de que sus hermanos no la escucharan. Aunque estaban demasiado entretenidos como para prestarnos atención.

—Aún no... —me sinceré.

—Mhm... pienso —colocó una mano en su mentón—. ¿Sabes qué? Yo siento que hay algo más.

Lies & Secrets ; spreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora