Capitulo 9

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— La carga ha llegado, señor — anunció mi jefe de seguridad al entrar en mi oficina, su voz firme, pero con un leve toque de urgencia que no pasó desapercibido

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— La carga ha llegado, señor — anunció mi jefe de seguridad al entrar en mi oficina, su voz firme, pero con un leve toque de urgencia que no pasó desapercibido.

Levanté la mirada de los papeles sobre mi escritorio, dejando que la expectación colgara en el aire por un momento antes de hablar.

— ¿Está en las bodegas? — pregunté, aunque la respuesta era casi evidente.

— Sí, señor. Está todo en las bodegas del aeropuerto, junto a los aviones. La descarga será esta noche, y como siempre, es necesaria su presencia para asegurarnos de que todo salga bien.

Asentí con calma, reconociendo la importancia de mi rol en esta operación. Aunque mis hombres eran leales y competentes, mi presencia no era simplemente una formalidad. En este mundo, donde una mirada o un gesto podían cambiar el curso de los eventos, estar presente significaba más que supervisar; era asegurar que ningún detalle, por pequeño que fuera, quedara fuera de mi control. La noche se perfilaba como una de esas en las que cada decisión, cada movimiento, debía ser ejecutado con precisión.

— Preparen todo. Salimos en unos minutos.

Mi jefe de seguridad asintió de inmediato, desapareciendo rápidamente para organizar a los demás. Esta carga no era como las otras. Se movía a través de territorio Moretti, una zona delicada donde incluso una pequeña chispa podría desatar un incendio. Aunque se había negociado la ruta y ellos habían garantizado que no intervendrían en mis asuntos, sabía que la confianza, en este mundo, era un lujo que no me podía permitir.

Caminé hacia la salida, donde mis hombres ya me esperaban, sombras silenciosas bajo la tenue luz exterior. Esta vez, elegí un traje discreto, pero eficiente, con una sola arma bien oculta. No había margen para errores. Mi objetivo era doble: asegurar que el armamento recién llegado fuera el correcto y fortalecer la relación con mi proveedor, una figura clave en nuestros futuros planes.

El aire de la noche se sentía pesado y denso mientras subía al vehículo, una sensación de alerta que se contagiaba a todos. Sabíamos que cualquier distracción podría ser fatal.

— Que nadie baje la guardia — advertí, mi voz cortando el silencio mientras el auto arrancaba y nos adentrábamos en la oscuridad.

No era solo una transacción más. Cada detalle de esta noche tenía el potencial de influir en nuestras operaciones futuras. No había lugar para errores ni para traiciones. Lo que sucediera esta noche definiría más que este envío; podría determinar el rumbo de los próximos meses.

Al llegar a las bodegas, el ambiente era tenso pero controlado. Mi proveedor ya estaba esperando, un hombre de pocas palabras, pero con una reputación impecable en este negocio.

— Espero que esto sea de tu agrado — dijo el hombre frente a mí, extendiéndome una pequeña caja —. Aquí tienes todo lo que me pediste, y esto es un regalo de mi jefa.

IMPERIO OCULTO ( La sombras de la mafia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora