Capitulo 23

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Me encuentro caminando hacia la habitación de Elizabeth

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Me encuentro caminando hacia la habitación de Elizabeth. Desde anoche no ha salido; se ha mantenido oculta. La cocinera me dijo que no ha cenado ni almorzado. Sé que no debería meterme, pero es mi hermana.

Llego a la puerta y doy pequeños golpes, pero todo permanece en silencio. Tal vez salió. Giro la perilla para comprobar, pero no cede; tiene el seguro puesto, lo que significa que sigue ahí. Doy otros toques suaves, pero no hay respuesta. Observo a lo lejos que Lucía se aproxima por el pasillo, así que decido hablarle.

— Oye, ¿sabes algo de Elizabeth? —le pregunto, intentando ocultar la creciente preocupación en mi voz.

— No, ¿por qué? —responde, deteniéndose.

— ¿La has visto salir? ¿Ha comido algo? ¿Te ha dado alguna orden?

— No. Desde anoche no la he visto ni he hablado con ella.

Miro la puerta de nuevo, el mal presentimiento en mi estómago crece. Algo no está bien. Siento una punzada de desesperación.

— ¿Estará encerrada en su habitación? —pregunta Lucía, acercándose—. ¿Ya le hablaste?

— Toqué e intenté entrar, pero no hay respuesta. La puerta está cerrada con seguro —le explico, sintiendo que mi voz tiembla.

— ¿Le hablaste directamente?

— Sí, pero no respondió.

Lucía frunce el ceño, claramente preocupada.

— Es extraño. Elizabeth suele tener el sueño ligero y, cuando no quiere ver a nadie, al menos informa.

Miro la puerta, luego a Lucía. Ella parece captar lo que quiero hacer y se adelanta.

— Elizabeth, abre. Soy yo, Lucía —insiste, golpeando con más fuerza—. ¡Elizabeth! ¡Por lo menos responde, carajo, para saber que estás bien! —El silencio sigue siendo ensordecedor—. ¡Mierda!

Lucía se pasa la mano por el pelo, visiblemente frustrada, y luego me mira.

— Trae las llaves. Supongo que debe haber una copia.

— ¿No crees que se enoje si entramos? —le pregunto, dudando.

— No me importa. Esto no es normal.

Busco con la mirada y veo a un guardia rondando por el pasillo cercano.

— ¡Oye, tú! —lo llamo—. Trae la copia de la llave de la habitación de Elizabeth. ¡Rápido!

El hombre asiente sin dudar y sale corriendo. Miro a Lucía, quien parece más tensa de lo habitual. Hay algo que ella sabe y que yo no.

— Elizabeth... —la llamo de nuevo, esta vez en un susurro, aunque sé que no habrá respuesta.

El pasillo está inquietantemente silencioso mientras esperamos las llaves, y la ansiedad en mi pecho crece con cada segundo que pasa.

— A la mierda — digo, impacientándome por la tardanza—. Hazte a un lado.

IMPERIO OCULTO ( La sombras de la mafia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora