Capitulo 15

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- ¿está todo bien? – pregunto Percival al verla aun recargada en la puerta.

- Todo está bien – respondió sin verlo a los ojos, su corazón estaba vuelto loco, reunió valor y se adentró en su propia habitación no sin antes poner seguro de forma disimulada, no quería que nadie los interrumpiera en una situación difícil de explicar, camino sin ver al caballero y se sentó en su silla – pondré esto primero y luego seguiremos sino te molesta - Le explico mostrando las fresas en sus manos.

- Adelante, tomate tu tiempo -.

Se sentía nerviosa con él ahí, sabía que hacer la prueba esta noche sería difícil para ella pero estaba decidida a hacerlo, aun así la idea de Percival tocando aquel lugar misterioso la ponía ansiosa, decidió dejar eso para después y se concentró en su trabajo.

Despejo su escritorio y comenzó a colocar sus herramientas, mortero, mechero, colador, cuchillo entre otros. Tomo las fresas y las limpio partiéndolas en pequeños trozos, tomo un pequeño recipiente aprueba de fuego y las puso ahí sobre el mechero con un poco de agua.

- ¿Qué estás haciendo? – a su lado Percival observaba sobre su hombro.

- Necesito que las fresas estén blandas para molerlas, hervirlas las convertirá en una especie de papilla más fácil de tratar – menciono sin dejar su trabajo – además es como crear jalea – bromeo mientras tomaba un poco de la mezcla caliente con un dedo y lo probaba.

Percival la imito - ¡Quema! – grito mientras se llevaba el dedo untado de rojo a la boca.

- Perdona por eso – comento apenada – debí advertírtelo -.

- Peo ta ico – logro decir aun con el dedo en la boca – eta duce -.

- Aunque las fresas no son la fruta con más azúcar pueden ser muy dulces – indico mientras retiraba la mescla resultante del mechero y lo ponía en el mortero comenzando a moler – la verdad es que es un alimento muy completo, si comenzara a contarte todas sus propiedades no terminaría en un buen rato – coloco la masilla resultante en una pequeña bandeja de cristal – de cierto modo me recuerdan a tus poderes, los beneficios que tienen para la salud me hacen pensar en tu habilidad para sanar, tal vez no tenga mucho que ver pero no puedo evitar compararlos -.

- ¿entonces cuando comes fresas piensas en mí? -.

- Así es – tomo una pequeña porción de la masilla con la punta del cuchillo para agregarla al tubo de ensayo frente a ella.

- Entonces te daré muchas fresas para que siempre pienses en mi -.

Nasiens se congelo sintiendo como su rostro se coloreaba en el acto, giro el rostro para encontrarse con la sonrisa de Percival a su lado, no supo que responder ante eso, tu ya estás en mi cabeza todo el tiempo, sus pensamientos fueron sinceros y decidió regresar a lo que hacía, aun sentía la mirada de Percival fija en ella, agrego lo necesario a la mezcla y vio como comenzaba a cambiar de verde a rosa – esto será suficiente – murmuro sin verlo aún – solo debo esperar un rato para que todo se asiente bien – giro en su silla pero retrocedió de inmediato, no se había dado cuenta de lo cerca que Percival estaba, un poco más y sus narices hubieran chocado.

- Es mi turno entonces – dijo con una sonrisa en el rostro y regresando a la cama.

Los nervios la carcomían por completo, presto atención a lo que hacía y noto algo que antes había pasado desapercibido - ¿Qué es todo eso? – pregunto al ver algunas cosas en su cama.

- Lo que voy a utilizar – anuncio mientras tomaba una toalla grande, camino con ella hasta estar tras Nasiens y se la puso encima, ella solo veía extrañada su actuar ¿Qué estaba planeando? – quiero tocar tu cabello – dijo al fin.

¿Puedo Tocarte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora