Mi nombre es Jisoo

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— No, no, Jennie, no te vayas, te juro que no es lo que piensas — decía Lisa mientras detenía a Jennie con una mano.

— ¡Y yo de tonta pensando que lo que decía tu estúpida carta era verdad!- decia Jennie con lágrimas en los ojos.

— ¡Y es verdad, te lo juro!


Minutos antes

Habitación de Jennie

Jennie se levantó de la cama para cerrar las ventanas; era mejor que Lisa no entrara nuevamente. Pero al hacerlo, algo brillante en el piso llamó su atención. Recordó que había visto a Lisa entrar con algo, un sobre rosa que decía su nombre en manuscrito:

Jennie Ruby Jane.

Al abrirlo, comenzó a leer las palabras que Lisa había plasmado con tinta azul, impregnada con su delicioso perfume. No podía dejar de ver la pregunta por la que había estado esperando desde hace tiempo:

— ¿Quieres ser mi novia?

Jennie besó la carta y abrió desesperadamente el regalo, encontrando la Barbie Sirena que nunca tuvo. Pero no era solo eso, era una versión limitada que venía con accesorios extra. El detalle había sido tan hermoso que provocó una sonrisa en la pelinegra. Se secó las lágrimas que había derramado de emoción, se puso una sudadera y salió dispuesta a ir tras Lisa para corresponderle.

Pero la escena de ver a Lisa en el suelo, siendo pisada provocativamente por una chica, dejaba muchas cosas a la imaginación.

Lisa se quitó el pie de su prima, en cuanto vio a Jennie, levantándose inmediatamente para ir con ella, quien la recibió con una tremenda bofetada.

— ¡Soy una idiota, eso es lo que soy!

— ¡No, Jennie, no es así!

— ¡Hey! ¡Cálmate, murciélaga invasora! ¡Esta chupacabras de aquí es mi prima, tranquila!

— ¡Pues no se parecen en nada! — contestaba Jennie enfadada.

-Es por que Lisa es adoptada, sus padres la recogieron de un zoológico —reia Jisoo.

— Te juro que es mi prima. Yo estaba acomodando el maletín para curarte y esta babosa me empujó y aplastó al suelo. Podemos bajar con mamá para que me creas.

— Oye—interrumpia Jisoo mirando fijamente a Jennie—  ¿Qué te paso en el ojo? —preguntaba la mayor—pareces un panda, pero uno lindo.

— ¡Ya cállate! Y métete a cambiar al baño, déjame hablar con Jennie — le pedía Lisa, algo exaltada.

— ¡Ok, ok, ok! Lo que diga la chupacabras, amor y paz. Iré a cambiarme y saldré cuando esté más presentable — decía Jisoo, alzando las manos como si fuera un rehén.

— Lo siento — decía Jennie acariciando la mejilla de Lisa.

— Jennie, yo debería regañarte por venir aquí tan lastimada. Dime, ¿qué sucede? ¿Dices que leíste mi carta?

— ¡Sí!, solo vine porque no podía aguantarme para responderte.

Lisa abrió los ojos con sorpresa — ¿y cuál es tu respuesta?

— Sí quiero, Liss, sabes perfectamente que sí quiero.

Lisa abrazó a la pelinegra — Me alegra escuchar eso, pero ahora, señorita, como mi novia oficial, debes aceptar ciertas reglas, y una de ellas es obedecerme en todo lo que tenga que ver con tu salud, ¿de acuerdo?

Jennie asintió.

— Ven a la cama, déjame curarte esas heridas. Mientras te acomodas, iré a buscar un trozo de carne del congelador para ese ojo morado.

Solo Di Mi NombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora