Ver para creer

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Los padres de Lisa se encargaban de hablar con la familia Kim, para que al menos durante unos días, Jennie estuviera bajo su cuidado, pero el señor Kim, no aceptó.

Cuando los padres de Lisa se retiraron de la casa de los Kim, Lisa se quedó un poco más,  esto con el fin de hablar con el padre de Jennie.

— Señor, es la mejor opción. Le proporcionaremos todo lo que necesita hasta que se recupere. No entiendo por qué no accede.

— Y lo agradezco Lisa, pero es mi hija, yo debo ver cómo arreglármelas. entiende querida, no es fácil.

— Señor Kim, no le faltará nada, lo prometo.

— No, tu puedes venir cuando quieras e incluso quedarte unas noches si lo deseas, pero mi hija debe estar en su casa, con su familia.

— Entonces permítame ayudarle económicamente mientras se recupera.

— ¿Harías eso?

Lisa asentía emocionada — Haría lo que fuera para que Jennie esté bien.

— Eres una buena chica, me alegra que Jennie esté con alguien como tú.

— Señor Kim, me gustaría que esto quedara entre nosotros. No me gustaría que se enteraran mis padres, no quiero que se preste a mal.

— ¿Y tú crees que yo quiero que la gente hable de que este hombre no es capaz de solventar a su familia? O peor aún, que me ayuda la novia de mi hija? Esto será solo entre tú y yo — el hombre estiraba la mano para tomar la de Lisa en señal de complicidad.

— Le daré esto por ahora — Lisa abría su cartera para darle los pocos wones que tenía en ese momento. — Esto servirá al menos por hoy. Más tarde iré al banco para que pueda comprar el resto de los medicamentos. También pienso darle dinero cada semana para que pueda comprar alimentos y cosas saludables para ella y para ustedes, claro.

El señor Kim lloraba emocionado — Cariño, pero ¿de dónde sacarás el dinero?

— he ahorrado desde que soy muy pequeña y la verdad no he utilizado nada, siempre pensé en que lo utilizaría para una emergencia y esto lo es.

— Lisa amas a mi hija? Harías lo que fuera por ella?

-Por supuesto señor Kim, me atrevo a decir que Jennie no estará en mejores manos.

—te creo y lo puedo notar con esto que estas haciendo, muchas gracias.

— Me retiro, tengo que ir a casa a ayudarle a mi madre con algunas cosas y de ahí iremos al hospital para traer a Jennie. La tendrá en casa pronto.

Lisa se despedia del señor Kim para dirigirse a casa.

— Esto será solo el inicio, Manobal — decía el señor Kim al ver alejarse a la castaña.

El hombre tomó su chaqueta y las llaves para salir sin avisarle a su familia. Su destino era el de siempre; aquel bar que parecía su segundo hogar.

— ¿Dónde está Lee? — preguntó Kim al bartender del lugar.

— Está donde siempre, atrás con los chicos — respondió este mientras secaba algunas copas con un trapo.

Kim caminó hacia un pasillo. La puerta de madera tenía un aspecto desgastado, como si se tratara de una bodega, pero al cruzarla se encontraban los elegantes sillones y mesas de juegos.

— ¿No puedes esperar a la noche para jugar, Kim? ¡Estoy ocupado ahora!

— No vengo a eso. Vengo a dejarte dinero, antes de que termine la semana te daré el resto.

Solo Di Mi NombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora