RESILIENCIA
Mientras observo a través de mi ventana las hermosas nubes moradas y naranjas del atardecer, mi mente sigue procesando la conversación que acabo de tener con mis amigas. A pesar de que sus partidas me han dejado un vacío, me niego a dejar que la tristeza me siga consumiendo. Quiero repetirme a mí misma que no puedo permitir que mis emociones me derrumben, que debo ser fuerte y seguir adelante. Ya no me queda más que hacer, el tiempo no retrocederá por más que me lamente.
Es hora de recuperar mi mundo, aunque no tenga el corazón contento.
Quizás el atardecer sea mi recordatorio de que cada día trae nuevas oportunidades y posibilidades de seguir avanzando en la vida.
- Alay - suena la voz de mi madre detrás de la puerta, seguido de suaves toques - Cariño, ¿estás despierta? -
- Sí, pasa - me limito a decir, aún observando la despedida del atardecer.
- Cielo, baja a cenar - se asoma desde el umbral de la puerta - No comiste nada en todo el día -
He decido que no puedo quedarme aquí para siempre. Debo seguir dando pasos hacia adelante, sé que esto es lo que necesito para comenzar a sanar.
- Bajaré en un segundo - digo, esbozando una pequeña sonrisa.
- Tu padre y yo te estaremos esperando - es lo último que dice antes de salir de la habitación.
Con determinación, me visto de nuevo y me acerco a la puerta, sintiendo cómo cada paso se convierte en una declaración silenciosa, preparándome para enfrentar el mundo otra vez. La casa, que solía ser un refugio cálido, ahora se siente como un laberinto de recuerdos melancólicos.
Llego al comedor, observando a mis padres con sus miradas llenas de preocupación y amor.
- Hora de comer - dice mi madre con una sonrisa en el rostro.
Observo mi plato, concentrando mi mirada en él más tiempo de lo que debería.
- Pequeña... - mi padre pide mi atención - No sabes cuánto nos alegra tenerte de vuelta y poder disfrutar de los pequeños momentos en familia -
- A mí también me alegra estar de vuelta y poder retomar mi vida - respondo, evitando sostener la mirada en él.
Cada intento de conversación se convierte en un recordatorio de que debo recuperar lo que he perdido y de lo difícil que será volver a ser parte de este mundo que antes me pertenecía, pero del que ahora no estoy segura.
- Amor, sé que esto a sido muy difícil para ti, pero queremos que sepas que siempre estaremos aquí para escucharte y apoyarte. No lo olvides - dice mi madre con un tono muy dulce.
- Recuerda que juntos somos uno solo - continúa mi padre - No te precupes por tener que contarnos, no te presiones. Te daremos tu espacio y cuando estés lista de compartir lo que te sucede aquí vamos a estar esperándote -
- Esto es algo que siempre he sabido, solo necesitaba recordarlo - respondo con los ojos llorosos - Gracias por recordármelo, por su amor incondicional y por absolutamente todo - estiro mis manos sobre la mesa para tomar sus manos, dándoles un suave apretón.
- Nuestra hija a crecido - dice mi madre, también con los ojos llorosos.
- No importa cuánto crezca, siempre será nuestra pequeña - responde mi padre, mostrándose orgulloso de sus palabras.
Por unos segundos se instala un silencio reconfortante entre nosotros.
- Bueno, a comer que se nos enfría la comida - dice mi padre con una sonrisa antes de empezar a disfrutar de su plato.
ESTÁS LEYENDO
MI QUERIDO MAFIOSO [+18]
RomanceAlay Jones, una chica muy alegre y extrovertida de tan sólo diecinueve años de edad, vive en la ciudad de Málaga donde a pasado toda su infancia junto a sus padres, Elena y Marcus Jones. Estudia Bellas artes en la Universidad de Málaga, su carrera d...