—¡Hola, Lucy!—digo emocionada al llegar, levantando mis manos en señal de saludo.
Ella me ve, frunce el ceño y se va sin decir una palabra. Yo también frunzo el ceño, confundida.
Camino hacia la recepción para avisar mi llegada, pero antes de que pueda avanzar, me detienen.
—Santiago te quiere en su oficina.
Asiento, sin comprender, y me dirijo a donde me indicaron.
—¡Monse!—Santiago grita feliz al verme—¡Buenas noticias!
—¿Qué pasó?—pregunto mientras me siento frente a él, intrigada.
—El puesto vuelve a ser tuyo. Lucia regresó a su antiguo cargo y tú vuelves a dirigir el piso de Junior H.
—¿Por qué?
—Él mismo te solicitó.
Finjo una sonrisa.
—Bueno, pero no creo que eso le agrade a Lucia, y yo preferiría...
—Lo siento, pero no es lo que tú prefieras, sino lo que él quiera. Y él te pidió a ti.
Suspiro y asiento, resignada.
—Puedes irte a casa ya y regresar mañana para comenzar de nuevo—continúa—. Ah, y tus prestaciones más los beneficios que implicaba el puesto vuelven a ser tuyos.
—Eso es lo único bueno de todo esto—digo mientras me levanto—. Gracias.
—Te pido que le agradezcas al señor Herrera en cuanto puedas. Además, me pidió que te dijera que tiene un par de cosas que requiere de ti.
Asiento sin mucho entusiasmo.
—Ahora subo, gracias.
Después de despedirme, salgo de la oficina. Ahora entendía por qué Lucia estaba tan enojada. Subo al piso que llevaba días sin pisar y toco la puerta donde se encontraba mi "personalidad favorita".
—¡Por fin!—grita Junior H, fingiendo exageración—. ¡Regresaste!
—Ay, ya—respondo, fastidiada—. ¿Qué vas a querer?
—Nada, solo quería que me pasaras a ver—contesta—. Y te quería adelantar tu sueldo para que ahora sí chambees con ganas.
Veo que me da el sobre amarillo que tiene en las manos. Lo abro apenas me lo da y me sorprendo al ver la cantidad de dinero.
—Esto es más de lo que me da el hotel.
—Es para que me trates bien, pues.
—Junior, esto no es necesario, no hago nada más que limpiar tus cuartos y traerte cosas—respondo, devolviéndole el sobre.
—Eh, gasto el dinero en mamadas, déjame ayudarte—me lo regresa—. Igual solo serán las semanas que esté aquí, no será para siempre.
Lo miro y sonrío.
—Muchas gracias, en serio—él me devuelve la sonrisa—. Esto me ayudará mucho.
—Vete a dormir ya—me dice, amigable—. Mañana te quiero aquí a primera hora.
Me río junto con él.
—Adiós, que descanses.
Dicho eso, nos despedimos. Él cierra la puerta y yo me dirijo a casa. Sonrío, emocionada, porque este mes no tendré que hacer horas extras ni preocuparme por la renta. Y mucho menos, alguien en mi casa se quedará con hambre.
Días después
—Estoy segura de que Lucia puede reemplazarme—supliqué por teléfono—. Solo será por hoy, ya lo llevé al pediatra y dijo que estaba bien, pero no quiero dejar a mi bebé solito.
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reloj: junior h
FanfictionUna camarera designada para atender al exitoso cantante de corridos, Junior H.