35.

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Veo a Junior manejar mientras mueve la cabeza al compás de la música. Sus dedos tamborilean suavemente sobre el volante.

—¿Y qué haré hoy? —pregunto aunque ya sabía la respuesta.

—Nada, amor —responde sin rodeos, concentrado en el camino—. Voy a grabar y luego nos vamos a comer, ¿no?

Asiento, aunque me siento un poco confundida.

—¿O qué quieres hacer? —añade, dándome espacio para decidir.

—No, nada —digo rápidamente—. Lo que tú digas.

Habíamos estado juntos toda la semana y, aunque lo quería mucho, no entendía por qué me seguía llamando si apenas hacía algo más que verlo trabajar para después llevarme a comer.

Cuando bajamos del auto, como había dicho, me senté a verlo grabar. Y aunque no me quejaba —me encantaba verlo en su ambiente—, la sensación de no tener un propósito claro aquí persistía. Tal vez me había acostumbrado a trabajar, a sentirme útil, y ahora me costaba solo sentarme sin hacer nada.

—¡Mon! —alguien del staff de Junior me llama, sacándome de mis pensamientos.

Lo miro y sonrío.

—Hola.

—Hola, oye, ¿tienes algo asignado para hoy?

Me levanto y niego con la cabeza.

—¿Podrías hacer un servicio? No hay quien lo lleve y...

—Eh, ¿qué pasó? —pregunta Junior desde lejos, interrumpiendo.

Todo el set nos mira, y yo quisiera desaparecer.

—Le estaba asignando algo, es que no está haciendo nada y...

—A Monserrat ya no le asignan nada —dice Junior con seriedad—. Y eso va para todos, ¿eh? Ella no está trabajando, viene conmigo.

Mis ojos se abren de par en par y siento cómo me ruborizo. ¿Qué acaba de decir? Seguro todos me odian ahora.

Después viene a mí el pensamiento sobre si eso significa que estoy desempleada.

—Perdón —me dice el chico, claramente incómodo.

—No, no —le sonrío, intentando calmarlo—. Ni te preocupes, si necesitas algo, igual puedo ayudarte.

Me devuelve la sonrisa antes de irse, pero yo me siento avergonzada. ¿Qué fue todo eso? Vuelvo a mi lugar, sintiendo cómo los ojos de todos en el set siguen sobre mí, mientras Junior sigue tranquilo en lo suyo.

—Mon, ¿quieres algo de tomar? —me pregunta una chica del staff—. Tenemos vino.

La miro confundida y me río.

—¿Qué?

—Junior nos mandó a atenderte—me sonríe—¿Quieres vino?

Asiento, pero no puedo evitar sentir que esto es demasiado. Literalmente, yo solo tomo cerveza, y si alguna vez he bebido vino, no pasa de una botella barata.

—¿No tienes jugo mejor? —pregunto, y ella asiente riendo.

Me río también.

Pasa un rato más y, cuando Junior termina de grabar y revisa algunas cosas, camina hacia mí y estira la mano.

—Vámonos, mami.

Asiento, tomando su mano, y me levanto rápido. Lo veo sacar sus lentes de sol y ponérselos. Caminamos hasta su camioneta y me abre la puerta.

—¿Tienes hambre ya? —pregunta, pero niego—. Perfecto.

Arranca el coche y comienza a manejar.

—¿A dónde vamos?

reloj: junior hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora