Capítulo 44. La marca, la pasión, y la unión: Cotton y Camile parte 2.

86 14 1
                                    

Narrador.

Choza de Nelda, Condado de Wicklow, Irlanda del Sur, hoy.

Siempre a la sombra de su hermana la verdadera Alfa, Camille ni siquiera se había plateado pensar que era una loba muy fuerte, y decidida, y ahora, cuando sentía la fuerza de su mate en su interior, era hora de demostrarlo, en su mente y en su cuerpo sólo había una decisión, poseerlo, y que ese hombre la poseyera. Así que, tras levantarse de la cama, sin que él acabara su estúpida e innecesaria charla, que la loba ya había dejado de escuchar casi desde el principio, lo empujó contra la pared, para volver a besarlo con toda la pasión que tenía dentro, mientras su mente le decía a su mate.

- "Hablas demasiado, Cotton Martin, terminemos esto de una vez, soy tuya y tú eres mío, no hay nada más que pensar ¿lo has entendido?"- a las palabras de su mate el Beta sólo respondió.

- "Si, mi beta, no hay nada más"- y sin pensarlo más, el lobo la alzó en sus brazos para tumbarla de nuevo en la cama.

Las sensaciones de estar en los brazos del otro no eran comparables con nada de lo que ambos habían sentido antes, para Camille era la primera vez, pero Cotton ya había tenido alguna pareja con la que divertirse, aunque nada era comparable con el calor, las sensaciones que la piel, y el olor, que desprendía su mate, le provocaban.

Ambos se recorrieron la piel desnuda, el uno al otro, sin prisas, mientras Cotton disfrutaba de las curvas de su mate, la tersa y sube piel de su cuerpo, y la sorpresa de ese amuleto que estaba introducido en el ombligo de su guapísima beta, al que inexplicablemente el lobo sentía como muy sexy y tentador.

Por su parte la loba, acariciaba, mordía y arañaba cada músculo del pecho, y de la espalda de su hombre deleitándose con su dureza y el placer que le provocaba ese tacto, pero sobre todo gemía de placer al ver como su mate temblaba, provocado por las caricias, y como gruñía, casi sin control, al sentir sus colmillos sobre su piel.

Pronto la boca de su mate, sustituyeron a sus manos, y las caricias comenzaron a ser más atrevidas, ni siquiera se detuvo, o se tensó, cuando sintió las manos de Cotton en su entrepierna, increíblemente su naturaleza le dijo que las abriera a él, y se relajara, que sólo disfrutara lo que vendría a continuación.

Y vamos si lo disfrutó, con las manos agarradas a las sábanas, casi arrancándolas de la sujeción que tenían en el colchón, mientras su mate le besaba sus pechos, lamiéndolos y mordiéndolos con delicadeza, al mismo tiempo que acaricida ese punto de placer que comenzaba a endurecerse, Camille dejó que le mundo flotara, y comenzó a subir, y a subir, ese camino que su mate le había marcado.

Pronto sintió sus dedos en su interior, que entraron despacio y con mucho cuidado, aunque ese no evitó la sensación de extrañeza del principio, tanto que no pudo evitar tensarse, aunque las palabras de tranquilidad, y dulce que le dijo su mate al oído, para después besarla, hizo que se calmara. Pronto volvió a estar cabalgando esa ola que la transportaba alto, mucho más alto, hasta que todo rompió en es playa excitante, cálida al principio, para luego volverse lánguida, pero no pudo evitar que un agudo aullido, saliera de sus labios.

- "Ahora toda ira más despacio dolerá al principio, pero iré muy despacio para que te acostumbres a mí, avísame si quieres que pare..."- comenzó a decirle Cotton, pero la Loba volvió a interrumpirlo.

- "Por la Diosa, que hablador eres, ¿quieres dejarte de discursitos?, nadie ha muero de esto, o por lo menos que yo sepa, ¿Te quieres callar de una vez, y hacerme tuya?"- le dijo Camille que estaba ardiendo y deseando que su mate entrara en ella, para hacerla descubrir que significaba la unión completa.

Cotton sólo sonrió, y se colocó entre sus piernas, para comenzar a besarla, poco a poco la loba sintió que él entraba, y su cuerpo casi se tensó, pero las caricias de su mate en sus pechos, y en sus labios, mientras la besaba, hizo que se relajara, cuando de pronto se detuvo, y su boca abandonó sus labios para dirigirse a donde estaba su marca.

En un segundo sintió de nuevo sus colmillos sobre su marca, mientras su lengua acariciaba su piel, y de un movimiento rompió la última barrera que los separaba de la unión total. Si hubo dolor, la beta lo olvido al segundo, cuando sintió a ese hombre moviéndose en su interior, y la escalada comenzó de nuevo, los gemidos, las caricias, el placer, todo era una enorme nube que los envolvía a los dos, hasta que el estruendo final los rompió a los dos, dejándolos en un estado de embelesamiento, y por fin, la unión fue completa.

- "Ahora puedes hablar, Beta, no sé si podré entender lo que dices, pero puedes hacerlo."- le dijo la loba.

- "Creo que ya lo hemos dicho todo, sólo me preocupa que esto sea así siempre, porque si es así, nunca saldrás de mi cama."- le dijo Cotton abrazándola.

- "¿Quién ha dicho que quiera salir, atractivo Beta?"- le dijo Camille con la mente. 

Las Mates Malditas de los Gemelos Beta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora