Capítulo 28. El secreto de los talismanes.

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Narrador.

Penllergare Valley Woods, Gales, territorio de la manada River Lake, hace años.

La luna, Mayal Watson, se reunió con su mejor amiga, le había costado hacer esto, pero su hija mediana, la segunda que había nacido en el parto de sus trillizas, no podía sobrevivir lejos de ciertos cuidados, y de la inmunidad que le daba su leche materna.

Había nacido con problemas graves, y su sistema inmunitario de lobo, aún no estaba desarrollado a su plenitud, por eso Brenda, había sido la elegida para quedarse a su lado.

En cambio, sus otras dos trillizas, por orden de su mate, algo que le costaría en el futuro el amor de su luna, tanto su hija mayor, como la más pequeña de las tres, estaban fuertes y sanas, así que Mayal se la entregó a la única perdona que ella sabía que las cuidaría, y amaría como sus propias hijas, donde crecerían felices, y a salvo, su otra mejor amiga, Melissa Brawh, una de las curanderas de la manada River Lake.

- "Se llamarán Ailshe y Camille, y estos son sus amuletos, Ailshe tendrá el amuleto verde el de la esperanza y la renovación, y este es el de Camille, es el violeta, el de la lucidez y el equilibrio, Brenda tendrá el amuleto rojo representa el amor y la energía, estos amuletos son especiales, Melissa, por nada del mundo deben perderlos o romperlos, o la maldición regresará con mayor fuerza sobre ellas, sólo con ellos colgando de sus cuellos, o cerca de ellas, estarán protegidas. Me ha costado mucho encontrar una bruja que me los dé, y son especialmente hechos para ellas, promete que te encargaras de que ellas nunca los pierdan."- le dijo Mayal a una de sus mejores amigas.

- "Te lo prometo, me encargaré de que ellas lo aprendan desde muy pequeñas, y nunca lo olviden. De hecho, pienso incrustárselos en sus cuerpos, cuando sean mayores y encuentren a sus lobas, mediante, una pócima secreta, uniré esas piedras a su piel cerca de su corazón, para que siempre te tengan cerca."- le prometió Melissa a su amiga esa noche, la última noche que Mayal vio a sus dos hijas.

Como prometió Melissa, cuando sus hijas adoptivas se transformaron, y su cuerpo fue lo suficiente fuerte para aguantar el proceso de incrustación, decidió no explicarles que esas piedras que llevan toda su vida colgado de sus cuello, era muy importante, solo les dijo debían tenerlos siempre pegados a ellas para que la recordaran cuando ella no estuviera a su lado, y que para eso, mediante este método que pocas sanadoras conocían, y sin decirles el verdadero significado de esos amuletos, una noche tras dormirlas con un narcótico, Melissa, realizo ese complicado y doloroso proceso de incrustación de los amuletos, en los cuerpos de sus adoradas hijas, y gracias a la fuerza de las hermanas, y su naturaleza lobuna, lo pudieron soportar, y olvidarlo después.

En un principio, Melissa pensó en incrustárselo cerca de su pecho, pero temió que fuera visible, y ellas y el resto del mundo, se hicieran muchas preguntas, así que lo incrustó en el hueco de su ombligo, era el lugar perfecto, ya que era donde, tanto Ailshe, como Camille, estuvieron unidas, desde antes de nacer, con su querida, y fallecida Mayal, su querida madre, además debido a las modas actuales, muchas jóvenes se ponían piercing en el ombligo, no era raro ver a dos guapas jóvenes, con piedras verde o violeta de forma hexagonal, dentro de su ombligo, y cuando se transformaran en el pelaje del sus lobas lo cubrirían.

Al principio las dos hermanas no les gusto eso en su ombligo, cuando lo descubrieron a la mañana siguiente, pero con el tiempo, se acostumbraron, de hecho, ya ni se acordaban de que eso estaban allí. Nunca se habían desnudado para nadie, no habían tenido relaciones con ningún hombre, o lobo, y ninguna otra hembra las había visto desnuda.

Aunque lo único que vería sería unas preciosas mujeres con cuerpos esculturales, de piel blanca, y curvas generosas, con dos piedras muy bonitas pegadas a su ombligo, algo que por otro lado era muy normal. Hoy en día muchos humanos se perforaban la cara con clavos y chinchetas, de todo tipo de objetos, donde se tatúan cualquier parte del cuerpo, ofreciendo un aspecto que es irreconocible.

Fue así como las hermanas durante años, aunque malditas, protegieron sin saberlo, su espíritu y su futuro de la maldición, cosa que Brenda no hizo, ya que con dieciocho años, cuando descubrió a su loba interior, y se transformó, harta de la obligación de cargar el estúpido amuleto, y tras el desinterés que tuvo su padre por ella toda su vida, ya que sólo miraba por los ojos de su hermano mayor Brandon, el distanciamiento de sus padres, aún que siendo mates, se notaba que había mucho resentimiento entre ellos, sobre todo de sus madre hacía su padre el Alfa de la manada, y la obsesión casi patológica de su madre de que siempre lo llevara puesto, lo rompió contra una roca, y se hizo con algunas piedras rojas que lo imitaban.

Cuando su madre supo que había roto el amuleto, ya era muy tarde, la Luna desapareció, y murió asesinada por unos picaros, semanas después, y la maldición de desató aún más fuerte en la nueva Alfa de la manada River Lake, ya era irrompible. 

Las Mates Malditas de los Gemelos Beta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora