Capítulo 47. El reencuentro peligroso de las hermanas Watson.

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Narrador.

Sala de recepción de la casa de la manada Blue Moon, Condado de Wicklow, Irlanda del Sur, hoy.

Poco a poco iban entrando y presentándose ante el Rey y la Reina, las diferentes delegaciones de todas las manadas, bajo el mando de Alfa Desmond, para conocer a los hijos del Rey de los hombres lobo, que se encontraban en estos momentos en los brazos de sus padres.

Aunque la verdadera expectación de muchos de los allí reunidos, e incluso de algunos que, en alguna parte de la casa de la manada, esperaban en el momento de intervenir, como ya habían planeado, a la llegada de la delegación de la manada de Gales, la manada de la Alfa Brenda, River Lake.

Tal era la expectación, que la propia Luna de la manada Blue Moon, la gamma y reina, Irina Darkness, tuvo que hacer uso de sus poderes, para calmar la excitación e impaciencia de los gemelos Martin, y de sus nerviosos mates, las auténticas protagonistas de lo que iba a pasar a continuación en esa sala, en cuanto fuera el momento, y el Rey oscuro diera la señal.

Se acercaba el momento, y cuando ocurrió, fue como si una oleada de calma y decisión inquebrantable cayera sobre Camile, pero, sobre todo, sobre la gran protagonista, por el papel que debía de desempeñar en este momento, la Alfa Ailshe Watson.

Desde su posición, y a través de los monitores de vigilancia, desdés el cuarto de seguridad donde ellas, junto a sus mates, observaban lo que pasaba en el salón de recepciones, las hermanas vieron entrar a la alfa Brenda Watson en la sala, venía acompañada por cuatro de los lobos más atractivos que había en la sala, entre ellos su beta, al que las hermanas reconocieron como H.B., su espía oculto.

Hacía ya varios días, desde que las hermanas descubrieron quien era el Beta Paul Cotton, que Ailshe había intentado mandarle un mensaje, para avisarle de lo que habían planeado para derrocar a su Alfa, pero no recibió respuesta de su parte, era como si el móvil por el que ellos siempre se habían comunicado, hubieran dejado de funcionar, o estuviera apagado, sólo supieron de él por una nota que pareció una mañana bajo la puerta de su casa provisional de las hermanas, en el territorio de la manada del Rey oscuro.

En la nota, el Beta les dejaba claro que, para protegerlas a ellas, y a sus planes, y debido a la influencia, además de la conexión que tenía el Beta Paul, con la maldita B, era mejor que él no conociera nada de los que las hermanas pretendían, así, de esa forma, no correría peligro sus planes.

Los cuatro machos, junto con su Alfa a la cabeza, avanzaban por el pasillo hasta el atrio donde estaban los Reyes esperado a que ellos se aproximaran, estos avanzaban mostrando seguridad, y hasta algo de altanería. En la sonrisa de la enigmática maldita B, se veía la satisfacción que sentía de saberse desea por todos lo machos solteros, y algunos casados, que estaban en la sala reunidos en ese momento, su mirada y olor los delataba. Estaban influenciados, y estimulados, por el olor artificial, y controlador que la Alfa desprendía, algo que ella había planeado de forma premeditada, mediante su conocimiento del control que los olores de los perfumes que usaba provocaban el sexo opuesto.

Una vez delante del Rey la Alfa se inclinó sin quitar su mirada descarada de los ojos del Rey Oscuro, algo que pocos alfas se atrevían a hacer, y menos delante de su mate. Lo que no esperó la Alfa Brenda que, en vez de reprenderla su Rey, fuera la propia reina la que respondiera a su saludo, y a su reverencia de la forma tan descarada, como se merecía.

- "Veo zorra... digo Alfa Brenda que no has cambiado, y a controlar algunas de tus asquerosas costumbres, ¿aun no has aprendido a respetar lo que no te pertenece?"- dijo la Luna Irina con un gruñido peligroso, entregando a su hija a su segunda, Ava Martin.

Al contrario de lo que otros esperaban, sobre todo entre la diferencia de rangos, entre un Alfa y una gamma, las palabras de la Luna hicieron que la Alfa se pusiera seria, y temerosa, y su cara cambiara de color.

-" Ava que rocié a la Alfa Brenda con agua, este olor asqueroso me está dando arcadas."- dijo la Luna, haciendo gestos de querer vomitar, algo que, en su estado, sabía muy bien la Luna que su mate, su querido Desmond, no iba a permitir que sucediera.

- "Una maguera de agua ya"- dijo el Rey oscuro, y en segundos la comitiva de la manada River Lake, en especial, su Alfa, que gritaban y gruñía indignada, fueron literalmente bañadas, mientras muchas hembras, y algunos machos, que estaban allí reunidos, estallaban en carcajadas.

- "¿Cómo se atreves a hacerme esto a mí, maldita Luna? ¿No sabes quién soy?"- decía la Alfa Brenda, mientras sus machos intentaban cubrirla con su cuerpo, del agua que le caía encima.

Un gruñido del Rey oscuro la hizo callar a la Alfa, a Rey Desmond no le gustó como esa zorra se habia dirigido a su Luna. Pero Irina sólo sonrió.

- "Se quién eres y también sé que no te mereces ser la Alfa de la manada River Lake, de hecho, por nacimiento, y por otras cosas, no debes de serlo. Cariño, por favor."- dijo la Luna poniéndose de pie desafiando a la Alfa Brenda con la mirada, para luego mirar a su marido, el momento había llegado.

Desmond, el Rey oscuro, hizo un gesto con la mano, y segundos después se abrieron las puertas de la sala para dejar entrar a dos jóvenes hermosas, y maravillosamente vestidas, acompañadas de dos machos betas muy fuertes y altos, el silencio y el asombro se hizo en la sala, en especial en la mirada de la maldita B. 

Las Mates Malditas de los Gemelos Beta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora