—No puedo creerlo. ¿En serio te pidió que expongas en la próxima clase? —preguntó Valery del otro lado de la línea, su voz llena de sorpresa.
Yo estaba destrozada, tirada sobre mi cama, con lágrimas resbalando por mis mejillas mientras miraba el techo. Tenía el teléfono apoyado en mi oreja, incapaz de moverme.
—Sí, es un hijo de puta. ¡Lo odio! Me fichó mal, Valery. Se ensañó conmigo —dije, mi voz quebrándose al final. Sentía un nudo en la garganta que me ahogaba.
—Pero es muy raro que te haga eso, solo a vos te mandó a exponer... —respondió Valery, pensativa—. Es extraño. No sé, siento que el profesor está flechado por ti.
Solté una risa amarga entre lágrimas. —¡Ja ja! —intenté reírme, aunque sonaba más a un sollozo—. Gracias por el chiste malo, Valery. Justo lo que necesitaba para animarme. —Suspiré, mordiendo la piel de mi labio inferior—. Ese tipo lo único que siente por mí es odio. ¡Un odio visceral! Para hacerme pasar una vergüenza como esa...
Me senté de golpe en la cama, secándome las lágrimas con el dorso de la mano. La situación era tan ridícula que no sabía si reír o seguir llorando.
—Escuchame, ¿no sabés si hay alguna norma estudiantil que diga que lo que me está haciendo es ilegal? —pregunté, aferrándome a la última pizca de esperanza. Valery siempre había sido la cerebrito del grupo, la que sabía todas las reglas. Si alguien podía ayudarme, era ella. Además, al profe la adoraba, participaba siempre en clase, mientras que a mí parecía detestarme. Maldito profesor guapo y odioso...
Valery soltó una pequeña risa al otro lado de la línea.
—Ay, querida... no creo que sea ilegal, pero dame un minuto y reviso el reglamento. —Hubo una breve pausa mientras pensaba—. ¿Sabes? Quizás esto sea una oportunidad disfrazada de castigo. Tal vez, si haces una buena exposición, el profe empiece a verte de otra manera.
Rodé los ojos y respondí con sarcasmo.
—Sí, claro. Lo que más necesito en este momento es que ese tirano cambie su "gran" opinión sobre mí —bufé.
Después de colgar, me desplomé de nuevo en la cama. Todo me parecía tan absurdo. ¿Cómo había terminado en esta situación?
[...]
Cuando llegué a casa, la rabia me consumió por completo. Maldije al profesor en todas las lenguas que conocía. No iba a exponer. No iba a volver a pisar esa clase. En medio de mi furia, escribí un mensaje a Valery diciéndole que iba a dejar la materia de los sábados, que no podía más con la presión. Su respuesta no llegó, y me sentí aún más sola.
Pero, quince minutos después, el timbre de mi casa sonó. Abrí la puerta y ahí estaba Valery, casi sin aliento, con una mirada decidida.
—¡Ni se te ocurra renunciar solo por ese idiota! —exclamó, entrando rápidamente y cerrando la puerta detrás de ella—. Vamos a hacer la mejor exposición de todas. No te voy a dejar hundirte por culpa de ese tipo.
Me quedé en silencio, observando su determinación. No podía creer lo rápido que había venido, y aunque aún estaba molesta y triste, su presencia era justo lo que necesitaba en ese momento.
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Profesor Versack
Mystery / ThrillerLo que parecía ser un romance cliché termina descencadensando un thiller de terror en la Universidad Mistyc de New York. #ProfesorVersack