Capítulo 24

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Lira se sentía abrumada por el mal de amor, y sabía que la mejor terapia en esos momentos era salir a comprar ropa. Después de un intercambio de mensajes, decidió quedar con Valery, quien siempre sabía cómo animarla. La idea de pasar la tarde entre tiendas y risas la llenó de una pequeña chispa de esperanza.

Al llegar al centro comercial, Valery y Lira se sumergieron en un mundo de colores y texturas, probándose todo lo que podían. Las risas y la complicidad entre ellas pronto comenzaron a despejar los nubarrones que pesaban sobre el corazón de Lira. Sin embargo, al pasar por una tienda de lencería, Lira se detuvo, atraída por un conjunto rojo que brillaba en la vitrina.

-Mira eso, Valery -dijo, señalando el conjunto, su mente divagando en un mar de pensamientos. Se quedó mirando, imaginándose cómo se vería con eso puesto y, lo más intrigante, cómo reaccionaría Rick si la viera así. Su mente se llenó de imágenes de momentos que ya no eran suyos, de encuentros apasionados que habían quedado en el aire desde aquella última vez que se habían hablado.

Valery la observó durante un instante antes de reír suavemente.

-Pruébatelo, ¡te va a quedar super sexy, amiga! -la animó, sacándola de sus pensamientos.

Pero Lira solo pudo sacudir la cabeza, sintiendo la mezcla de tristeza y anhelo que la envolvía. Con un suspiro, se apartó del escaparate y continuaron su recorrido, llenando su día de risas y ropa nueva, aunque el conjunto rojo permanecía grabado en su mente.

Al día siguiente, en la universidad, Lira dejó su mochila en un asiento del aula antes de salir al baño. Regresó sintiéndose un poco mejor, pero al cruzar la puerta, se detuvo en seco. Justo al lado de su mochila había una bolsa elegantemente atada con un moño negro. Intrigada, se acercó y tomó la bolsa entre sus manos, sintiendo el cosquilleo de la curiosidad.

Con cuidado, desató el moño y abrió la bolsa. Dentro, encontró el conjunto rojo que había estado mirando el día anterior. Su corazón dio un vuelco mientras sacaba la prenda y la sostenía entre sus manos. Justo en ese momento, notó una tarjeta que había caído al fondo de la bolsa. La tomó con dedos temblorosos y la abrió, revelando un mensaje enigmático que hizo que su corazón latiera más rápido:

"Solo imaginar todo lo que te haría con esto puesto me prende de forma sobre humana, me siento como un preso contando las horas para verte"

Lira se quedó mirando el conjunto rojo con los ojos entrecerrados, una ola de confusión y ansiedad recorriéndole el cuerpo. Por un instante fugaz, su mente brincó hacia Rick. La idea de que él pudiera haberla sorprendido al salir de la tienda, que hubiera estado al tanto de sus pensamientos y deseos, le hizo sentir un escalofrío. Pero rápidamente desechó la idea. No podía imaginarse a Rick como un acosador, alguien que espiaba sus anhelos y luego se presentaba con regalos misteriosos.

Sin embargo, la inquietud se instaló en su pecho. ¿Cómo podía aparecer un conjunto que había deseado el día anterior, junto con una tarjeta tan intrigante y ambigua? La coincidencia era aterradora. Se pasó la mano por el cabello, sintiéndose inquieta.

La idea de que alguien la observaba en silencio la incomodó. La sensación de ser vista, de que sus pensamientos más íntimos eran conocidos por un extraño, la llenó de un terror inexplicable. ¿Acaso había alguien siguiéndola, pendiente de sus movimientos?

-No puede ser -murmuró, llevándose una mano al pecho, como si pudiera calmar el latido acelerado de su corazón. La ansiedad le nublaba el juicio, y un torrente de preguntas comenzaba a abrumarla.

Se sentó en su silla, sintiéndose como un pez fuera del agua. Miró a su alrededor, como si esperara ver a alguien que la estuviera mirando. ¿Acaso Valery se había dado cuenta de algo que ella no?

Trató de centrar sus pensamientos, de recordar el momento anterior en la tienda, la sensación de desear algo que la hacía sentir viva. Pero la emoción se había desvanecido, reemplazada por el miedo a lo desconocido. Se pasó la mano por la frente, tratando de recuperar la calma.

-Tal vez debería hablar con Valery -pensó, alzando la vista hacia el pasillo vacío, esperando que su amiga apareciera en cualquier momento. Necesitaba su perspectiva, su sentido del humor. Algo que la ayudara a desentrañar este enigma, a tranquilizar la tormenta que se desataba en su interior.

Pero por ahora, todo lo que podía hacer era guardar el conjunto en su mochila y aferrarse a la tarjeta, dejando que su mente intentara encontrar respuestas a la misteriosa sorpresa que había cambiado su día.

Profesor VersackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora