Profesor Versack

T.2 Capitulo 2

Valery

No estaba.

Pregunté a sus vecinos, y estaban igual o peor que yo. Nadie la había visto desde el sábado por la mañana.

Mierda. Esperé tres horas fuera de su departamento, pero nada pasó. Por suerte llevaba conmigo un invisible que había aprendido a usar años atrás, y logré entrar al apartamento, solo para sorprenderme al ver que todo estaba en orden, como si ella jamás hubiera regresado. Ni siquiera su mochila estaba, lo que significaba que se había ido después de dejarme a su mascota y nunca volvió. Sentí un nudo en el estómago. Por más que siempre había llevado una coraza y me mostrara de una manera poco sensible, la quería muchísimo, y estar alejadas era un sufrimiento. Y ahora, esto confirmaba mis peores temores: algo malo le estaba pasando.

Desde el momento en que aquel profesor con aires misteriosos y oscuros entró en la clase, supe que traería problemas, y al parecer era la única que lo veía. Mientras las demás babeaban por él, yo quería verlo lo más lejos del radar posible. Era una persona que exudaba peligro desde cualquier ángulo que lo miraras.

Eso fue algo que Lira no entendió. Ella era muy buena, todo lo contrario a él, y estoy segura de que fue eso lo que más llamó la atención del profesor: la vida plena y luminosa que llevaba mi amiga.

Pensamientos oscuros comenzaron a inundar mi mente, teorías y más teorías sobre lo que podría haberle pasado. Cada posibilidad me resultaba más aterradora que la anterior. Finalmente, decidí llevarme su netbook antes de marcharme. No sé por qué lo hice, pero algo en mi interior me decía que debía hacerle caso a mi intuición.

De camino a casa, llamé a la madre de Lira para informarle sobre la situación. La preocupación en su voz era palpable cuando le conté que no había encontrado nada fuera de lugar en el apartamento y que ni siquiera había encontrado su mochila.

—No sabía que podía estar tan mal —dijo Stella, con la voz quebrada por la preocupación—. Vendré a la ciudad para buscarla. No puedo esperar más, no sé qué más hacer.

Colgamos la llamada, y me sentí abrumada por la gravedad de la situación. El hecho de que Stella viniera a la ciudad solo aumentaba la urgencia y la presión para encontrar a Lira cuanto antes. Cada minuto que pasaba sin noticias de ella parecía una eternidad. Sabía que tenía que actuar rápido, pero la sensación de impotencia seguía ahí, como una sombra que no podía quitarme de encima.