Lira
Era lunes y los pasillos de la universidad parecían más caóticos de lo habitual, pero mi mente estaba demasiado perdida en lo que había ocurrido dos días antes como para notarlo realmente. Mientras caminaba, los ecos de las conversaciones a mi alrededor se difuminaban, y las imágenes de aquella noche con el profesor Versack en mi departamento volvían a golpearme con una intensidad dolorosa.
Sus palabras, sus manos, el calor que llenó el ambiente, todo había sido demasiado intenso. Y luego, su cambio repentino, esa frialdad inexplicable que dejó en su lugar un vacío en mi pecho. ¿Por qué lo hizo? La pregunta me había perseguido durante todo el fin de semana, sin darme tregua, sin dejarme pensar en nada más.
—Lira. ¡Lira!
Sentí una mano firme sobre mi hombro y giré sobresaltada. Valery me observaba con una ceja arqueada, sus labios formando una pequeña mueca de reproche.
—¿Por qué no me avisaste que ya estabas en la universidad? —preguntó, su tono algo molesto, aunque no del todo serio—. Te he estado buscando por todas partes.
Parpadeé, intentando salir del estado de letargo en el que me encontraba. Me había sumergido tanto en mis pensamientos que no me había dado cuenta de su presencia hasta que me tocó.
—Lo siento —respondí rápidamente, mi voz sonaba más débil de lo que quería—. Estaba distraída.
Valery me observó con atención, su mirada era aguda, como siempre, pero esta vez noté una preocupación real en sus ojos. Sabía que no podía engañarla fácilmente, ella siempre tenía esa capacidad de leerme mejor que nadie.
—¿Estás bien? —preguntó, suavizando el tono. Su mirada se tornó más inquisitiva, claramente notando mi estado de confusión.
Me aclaré la garganta, obligándome a sonreír, aunque por dentro sentía que todo estaba desmoronándose. No podía decirle la verdad, no podía siquiera empezar a explicarle lo que había pasado en mi departamento. Era demasiado, demasiado peligroso, demasiado complicado.
—Sí, claro —mentí, con una voz lo más casual que pude—. Solo tuve una pesadilla horrible y no dormí bien. No es nada.
Valery frunció el ceño, su mirada fija en la mía. Sabía que no me creía del todo. Ella era demasiado intuitiva, siempre había sido capaz de detectar cuando algo no andaba bien conmigo. Pero, por alguna razón, decidió no insistir.
—Bueno, te ves fatal —dijo finalmente, su tono intentando ser más ligero, aunque la preocupación aún era evidente—. Si necesitas hablar o desahogarte, ya sabes que estoy aquí.
Asentí, agradecida de que no siguiera indagando. Sabía que Valery no era de las que dejaban pasar las cosas tan fácilmente, pero al parecer, hoy me daba un respiro. Quizás podía percibir lo agotada que estaba, no solo física, sino emocionalmente.
Justo en ese momento, escuché voces familiares que me hicieron levantar la mirada. Aaron caminaba por el pasillo acompañado de su amigo James, quienes iban conversando animadamente. Cuando Aaron pasó a nuestro lado, me saludó con una sonrisa y una inclinación de cabeza, y Valery le devolvió el saludo de manera despreocupada.
Pero fue James quien captó mi atención de una manera inesperada. Cuando nuestros ojos se encontraron, pude notar un leve sonrojo en su rostro, algo que me tomó por sorpresa. No era la primera vez que veía a James, pero nunca había notado ese brillo particular en su mirada, ni esa timidez que parecía querer ocultar. Él bajó la cabeza rápidamente después de saludarme, claramente incómodo.
Valery lo notó también, pero se limitó a esbozar una sonrisa pícara sin decir nada, como si hubiera descubierto un pequeño secreto divertido. Yo, por otro lado, apenas pude reaccionar, aún demasiado inmersa en mis propios pensamientos.
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Profesor Versack
Mystery / ThrillerLo que parecía ser un romance cliché termina descencadensando un thiller de terror en la Universidad Mistyc de New York. #ProfesorVersack