Capítulo 26

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Cuando la clase terminó, el murmullo de los estudiantes saliendo del aula me rodeó, pero no presté atención. El profesor Versack me pidió que lo esperara en su despacho, y un nudo de anticipación se formó en mi estómago.

—Lira, ¿qué pretendías al hacer ese juego de palabras frente a todos? —preguntó, su voz tensa, pero con un brillo de frustración y algo más en sus ojos.

El aire en la habitación se volvió denso. Intenté mantener la mirada firme, pero había algo en su intensidad que me hacía sentir expuesta.

—Simplemente respondí a lo que estaba sucediendo. Si eso te molestó, lo siento —dije, tratando de sonar más tranquila de lo que me sentía.

Él frunció el ceño, su expresión claramente irritada. Sin embargo, había una chispa en su mirada que no podía ignorar. Aquello me atraía, de una manera que desafiaba toda lógica. Era jodidamente sexy, y de repente, ya no podía contenerme.

Sin pensarlo, me acerqué y lo besé. Fue un acto impulsivo, pero había tanto deseo reprimido entre nosotros que el contacto se sintió inevitable. Rick respondió con ansias, el hambre de más fluyendo entre nosotros como si toda la tensión que habíamos acumulado por semanas se liberara en ese instante.

El beso se profundizó, y la habitación pareció desaparecer. Las preocupaciones, la clase, la reprimenda... todo se desvaneció. Me dejé llevar, y sus manos encontraron su camino a mi cintura, atrayéndome más hacia él.

Pero en medio de nuestra explosiva conexión, una voz interrumpió el momento. Era Valter, el rubio con gafas que había estado al fondo de la clase, y su tono era sarcástico, como siempre.

—¿Qué es esto, la universidad o un canal tres equis? —dijo Valter, cruzando los brazos con una sonrisa burlona, sus ojos brillando con diversión.

Ambos nos apartamos rápidamente, el rubor invadiendo mi rostro. La atmósfera cambió instantáneamente, y la mezcla de vergüenza y adrenalina hizo que me sintiera más viva que nunca.

—No es lo que parece —respondí rápidamente, aunque sabía que mi voz sonaba temblorosa y defensiva.

—Claro, claro, como si alguien se tragara eso. Un segundo más y me encontraba con sus partes íntimas al aire —replicó Valter, disfrutando claramente de la incomodidad que había creado. Abrí los ojos completamente asombrada por sus palabras, sintiéndome a la vez avergonzada y furiosa.

Miré a Rick, buscando que pusiera orden y, sobre todo, que lo callara.

—No es momento para tus bromas. Lárgate y la próxima toca la puerta —dijo Rick, fulminando a Valter con la mirada.

—Ten cuidado la próxima vez; suerte has tenido de que he sido yo —respondió Valter, sonriendo de forma provocativa—. Bien, creo que lo he captado. Luego hablamos. Nos vemos, cuñ.. Lira.

Valter se dio media vuelta y salió del despacho, dejando a Rick y a mí con la tensión aún palpable en el aire. Me quedé mirándolo, un torbellino de emociones en mi interior.

—¿Qué fue eso? —pregunté, preocupada por la interacción tan informal del profesor con un alumno. Era como si se conocieran de toda la vida, sin un ápice de formalidad.

—Tranquila, no dirá nada —respondió Rick, aunque su tono era más firme de lo habitual.

—¿Cómo es que estás tan seguro de eso? —inquirí, asombrada por la confianza que tenía en Valter.

—Porque lo sé, solo confía en mí —dijo, pero su expresión se tornó más seria—. No puedes andar besándome impulsivamente en la universidad . Maldita sea, suerte que fue mi... —se detuvo, pasándose la mano por el cabello con frustración—. Mira, si hubiera sido otra persona que entrara, dios, casi pierdo mi puesto.

Profesor VersackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora