El cansancio se acumulaba en mis hombros, y con cada respiro, podía sentir la tensión en el aire. Revisamos el pergamino, buscando alguna pista sobre nuestra próxima misión. El fragmento Wind era nuestro objetivo, y sabíamos que Xiekonix ya estaba tras él.
—Ahora, sin Nessa y Oxalis presentes, podemos entrar sin ponerlas en peligro—dije, aunque la preocupación aún seguía en mí—pero me preocupa que algo le haya pasado a Alonsso. Sino, ¿quién cuidaría de las niñas?
Liora me miró con esa confianza y firmeza que siempre parecía irradiar en ella.
—Alonsso es fuerte e inteligente—respondió con seguridad—estoy segura de que está cuidando a las niñas. Quédate tranquilo, ahora concéntrense en seguirme.
Sus palabras me dieron un poco de paz, pero aún así, no podía quitarme la sensación de que algo andaba mal. Aún así, no había tiempo para dudar. Emprendimos el viaje hacia el templo del viento, donde nuestras mentes iban enfocadas en lo que teníamos que hacer.
El trayecto fue largo y agotador, pero finalmente llegamos al templo. Era un lugar majestuoso, donde las corrientes de viento nos llevaban hacia arriba, guiándonos como si fueran un sendero invisible. Las figuras de aire, seres etéreos que guardaban el templo, yacían tiradas en el piso. Mi corazón se hundió al verlas así, y corrí hacia ellas, ignorando el cansancio que pesaba en mis piernas.
—¿Qué les pasó? ¿Quién hizo esto?—pregunté con desesperación.
Una de las figuras de aire, apenas consciente, giró hacia mí.
—Fuiste tú... aléjate de nosotros—susurró. Sus palabras me golpearon como un golpe en el abdomen. No era difícil adivinar lo que había pasado. Xiekonix había estado aquí, y una vez más, había usado mi apariencia para sembrar el caos.
—Mírame—exclamé, intentando razonar con ellos—no tengo alas ni escamas, ¿lo ves? No fui yo. ¿Dónde está el que les hizo esto?
La figura luchó por mantenerse consciente.
—Vino a buscar el fragmento Wind... está arriba con la entidad... pueden subir por la corriente de viento—dijo con debilidad, apenas pudiendo terminar la frase.
—Muchas gracias. Volveremos a ayudar, lo prometo—respondí, decidido a no dejar que su sacrificio fuera en vano.
Llenos de valentía y con el corazón latiendo a mil por hora, Frieya, Liora y yo nos lanzamos hacia la corriente de viento que nos elevó rápidamente. Mientras ascendíamos, sentía cómo la presión del aire se intensificaba, pero no aflojamos el paso. Al llegar a la cima, nos encontramos con una visión horrenda: la entidad Wind yacía en el piso, con un brazo completamente quemado. Considerando que estas entidades son sumamente poderosas, algo fuerte debió ocurrir.
—Joven Xieven—dijo la entidad con voz débil pero firme—sabía que no había sido usted. Una persona idéntica a usted atacó... estaba buscando el fragmento Wind.
—¿Se lo entregaste?—pregunté, temiendo la respuesta.
—No, no lo hice. Le entregué una piedra falsa—dijo mientras extendía su brazo sano y abría el puño. Dentro de su mano estaba el verdadero fragmento Wind, su brillo destellando con una energía pura y poderosa—no pediré nada a cambio, pero derrota a esa... cosa.
—Cuando derrotemos a Xiekonix, volveremos y ayudaremos a arreglar tu templo, ¿está bien? Es una promesa.
—Me dijo que faltaba sólo un fragmento, el fragmento Piro... pero él no sabía dónde quedaba. Le di indicaciones falsas. Llega antes que él al lugar indicado. Es en el templo al lado del volcán. Vayan, rápido.
Antes de partir, me arrodillé junto a la entidad y usé mi magia para sanar su brazo quemado. Sentí un lazo de energía pasar de mis manos a su herida, cerrándola y devolviéndole algo de su fuerza.
—Gracias—le dije antes de despedirnos.
Cuando estábamos a punto de irnos, la entidad gritó con urgencia.
—¿Saben manejar helicópteros?
—Algo... aprendí un poco.
Con un gesto familiar, la entidad me lanzó las llaves del helicóptero.
—Úsenlo. Y recuerden, lleguen rápido. Xiekonix no tardará en darse cuenta de que lo engañé.
Montamos en el helicóptero y despegamos de inmediato, dejando atrás el templo mientras nos dirigíamos al volcán. El ambiente se volvía cada vez más caluroso a medida que nos acercábamos, el aire denso y sofocante dificultaba la respiración. A lo lejos, vi la columna de humo ascendiendo desde el cráter, señal de que estábamos cerca.
—Bien, debemos encontrar el templo—dije, observando el terreno con atención.
—¡Allá está!—gritó Liora, señalando una estructura oscura contra la ladera del volcán.
Corrimos hacia el templo, el calor abrasador nos envolvía por completo. Al entrar, nos encontramos con la entidad Piro, esperándonos con una presencia imponente, irradiando un calor sofocante.
—Joven Xieven—dijo la entidad con voz grave—llega más temprano de lo que pensé, y sé a qué vienen. Les pediré algo a cambio por el fragmento, pero no se preocupen, lo tendrán que hacer después de haber vencido a Xiekonix.
—¿Confías en nosotros para posponer el sacrificio?—pregunté, incrédulo.
—Sí, pero para asegurarme, deben hacer un pacto de sangre—respondió con firmeza. Sabía que no tenía otra opción. Así que asentí en silencio, aceptando las condiciones.
La entidad cortó nuestras manos con un cuchillo ceremonial y dejó caer nuestra sangre en un caldero ardiente. Sentí el ardor del corte, pero más fuerte era la sensación de responsabilidad que venía con este pacto. No podíamos fallar.
—Deben volver, sí o sí—dijo la entidad, mientras nos entregaba un cofre cuidadosamente tallado—aquí está el fragmento. Váyanse, rápido. Ahí viene Xiekonix. No miren atrás, yo me encargaré de esto.
Tomé el cofre con un nudo en la garganta. Agradecimos una última vez y nos preparamos para huir, sabiendo que el tiempo estaba en nuestra contra. Mientras corríamos hacia la salida, escuché la voz de la entidad gritando detrás de nosotros.
—¡Recuerden el pacto!
No miramos atrás. El rugido del volcán se intensificó mientras el calor amenazaba con consumirnos. Pero teníamos el fragmento. Y eso significaba que teníamos una oportunidad.
De nuevo en el helicóptero, nos alejamos del volcán, con el corazón latiendo fuerte y rápido, sabiendo que esta batalla aún no había terminado. Pero una cosa era segura: no íbamos a rendirnos. No mientras Xiekonix siguiera siendo una amenaza.
-Continuará...-
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Corazón de Brujo [TERMINADA]
FantasyEn el pequeño pueblo del clan Fischer, la vida de Xieven, un niño de diez años, transcurre en armonía y alegría. Sin embargo, una noche cambia su destino para siempre. Un grupo de templarios liderados por el despiadado Lord Faragus irrumpe en el pue...