¿El arco?

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Ha pasado un año desde que Xiekonix, el nombre que le pusimos al ser que nació de la fusión de mis poderes con los de Arkonix, se fue con Alessandro. Las niñas siguen a mi lado todos los días, y nuestra relación se ha fortalecido más de lo que jamás hubiera imaginado. Le he escrito cartas a Frieya, pero no he recibido ninguna respuesta. También he visitado a Christa y a papá, pero algo en ellos sigue sin ser del todo correcto. Esa inquietud en mi interior no desaparece, y sé que debo hacer algo para solucionarlo.

Hoy es un día muy importante. La puesta de luna exacta para encontrar el Arco de los Deseos está finalmente aquí. Debería estar intacto, listo para conceder cinco deseos, aunque lo más probable es que sea codiciado por muchos. Me preparé para cualquier inconveniente que pudiera surgir y fui en busca de Liora. Le pedí prestado el auto a mi jefe, después de todo, Liora me ha enseñado a conducir. Hasta ahora, sólo sabía manejar un carrito con pedales, pero esto era diferente, mucho más serio.

Durante nuestras investigaciones a lo largo de este año, descubrimos que debíamos estar en el lugar correcto cuando las estrellas se alinearan, formando un círculo perfecto alrededor de la luna llena. De lo contrario, el Arco no se materializaría. Llegamos al lugar, donde había una antigua entrada de piedra que estaba bloqueada por rocas enormes. Con un torbellino, despejé el camino. Luego, nos acomodamos y esperamos durante horas a que las estrellas se alinearan en un círculo perfecto.

Finalmente, Liora dio la señal mientras yo descansaba en el suelo, mirando al cielo. Nos levantamos y entramos en lo que parecía ser una mazmorra. Había acertijos tallados en las paredes, pero al intentar resolverlos, nos dimos cuenta de que sólo era decoración. Unas flechas pintadas en las paredes dirigían hacia un camino en particular. Asumimos que nos llevarían al Arco, así que las seguimos.

Al llegar al final del camino, nos encontramos con una roca en el centro de una cueva, con una mano tallada en ella. 

—Leí sobre esto—dijo Liora, señalando la talla—Pon tu mano en el dibujo.

—¿No me pasará nada, verdad?—pregunté, algo preocupado.

—No tengas miedo, nada malo pasará, te lo aseguro—respondió Liora con una sonrisa que tranquilizaba.

Respiré hondo y lentamente coloqué mi mano sobre la talla. De repente, una enorme trampilla en el suelo se abrió y una piedra comenzó a elevarse, revelando el Arco de los Deseos, que brillaba con un color azul intenso. Estaba rodeado por una barrera que parecía un escudo casi invisible.

Liora, emocionada, se acercó e intentó tocarlo. 

—Ten cuidado, podrías hacerte daño—le advertí, pero fue demasiado tarde. Al rozar el escudo, una chispa apareció y quemó su mano.

—Duele—se quejaba Liora, mirando la quemadura con dolor.

Preparado, saqué una venda de mi mochila y cubrí la quemadura. 

—Cuando lleguemos a Ashwood, te haremos una curación, ¿está bien?.. ¿Puedes aguantar? ¿O prefieres que vayamos ahora? Podemos volver acá después.

—No podemos irnos—respondió Liora con determinación—Esperamos un año para este día. ¿Quién sabe cuándo la luna estará de nuevo de esta manera?

—¿Estás segura? Te repito que podemos volver, tú eres más importante—le pregunté, aún preocupado por su estado.

—Segura. Tenemos que conseguir el Arco antes de que Faragus lo haga.

Algo en mí me impulsó a actuar. Me acerqué lentamente al Arco, acercando mi mano con precaución. Al colisionar con el escudo, este desapareció, permitiéndome tomar el Arco en mis manos. Sentí una poderosa energía recorrer mi cuerpo mientras me acercaba a Liora, quien aún estaba procesando lo que había sucedido.

—Lo tenemos—dije, entregándole el Arco a Liora.

Ella lo tomó, pero rápidamente notó algo extraño. 

—Eran cinco flechas, ¿cierto? Aquí hay sólo cuatro.

—Sí, son cinco. Al parecer, alguien ya usó el Arco.

De repente, el Arco fue arrancado de las manos de Liora, flotando hacia cuatro figuras que habían entrado silenciosamente en la mazmorra.

—Nos vemos de nuevo—dijo una voz idéntica a la mía—Te dije que volvería, ¿recuerdas?

Mi corazón se hundió al ver la figura que emergió de las sombras. Xiekonix había regresado, y no estaba solo.

—¿Creíste que no vendríamos?—dijo Alessandro, el pirata que invadió Ashwood hace un año, con una sonrisa burlona en su rostro.

—Esto es más poderoso de lo que piensan—les advertí—No se lo lleven.

Pero Xiekonix no quitaba su sonrisa malévola mientras sostenía el Arco en sus manos. 

—¿Por qué tendría que hacerte caso?—dijo, con un tono despreciativo—Con esto podemos revivir a mamá, ¿no lo has pensado?

Mi mente se detuvo por un momento, casi olvidando que Xiekonix tenía todos mis recuerdos. Pero no podía dejar que este poder cayera en las manos equivocadas.

—Esto no está bien, Xiekonix—traté de razonar con él—No puedes jugar con la vida y la muerte de esa manera.

Al ver que no razonaban, lancé un hechizo para arrebatarle el Arco, pero fue en vano. Xiekonix parecía ser inmune a mi magia. Lo intenté una y otra vez, pero nada le afectaba. En respuesta, Xiekonix levantó un dedo y lanzó un ataque simple, pero devastador. Liora y yo caímos al suelo, inconscientes, sin siquiera poder defendernos.

—Patético—murmuró Xiekonix antes de girarse y abandonar la mazmorra, llevándose el Arco consigo.

-Continuará...-

Corazón de Brujo [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora