Mentes Criminales: La hermana de Reid (Derek Morgan)

Tercero en discordia

Era mediodía y el equipo de la BAU había decidido tomarse un descanso para comer en un pequeño restaurante cercano. La comida fue un alivio después de la tensa redada, y el grupo se acomodó en una larga mesa, tratando de relajarse y disfrutar de un momento de camaradería.

Morgan, que normalmente era el alma de las comidas, se encontraba inusualmente callado. Mientras el equipo charlaba y reía, él parecía distraído, sus pensamientos claramente ocupados por algo más que el almuerzo. La atención de Morgan, lejos de centrarse en la conversación, se dirigía hacia el rincón del restaurante donde Mia Reid se encontraba sentada con su equipo local.

Al parecer, el susurro de una broma interna o un comentario ingenioso había hecho que Mia y el agente local, Kevin, compartieran una risa íntima. Kevin, un joven con una actitud relajada y un tono de voz agradable, no parecía tener reparos en hacerle cumplidos a Mia, y se notaba en la forma en que sus miradas se cruzaban con complicidad. Mientras conversaban, Kevin se inclinaba hacia Mia de una manera que no dejaba mucho espacio para la ambigüedad. Morgan observó cómo él le tocaba el brazo con una familiaridad que le hizo apretar los dientes.

—Oye, Morgan, ¿estás aquí con nosotros? —preguntó Prentiss, notando que su compañero parecía distante.

Morgan levantó la vista, sorprendiendo a todos con la intensidad de su mirada.

—Sí, claro —respondió, intentando sonar casual mientras intentaba enfocar su atención en su comida.

Reid, que también había notado la fijación de Morgan, intercambió miradas con Prentiss. Ambos habían observado el cambio en el comportamiento de Morgan. Reid frunció el ceño, curioso y preocupado, mientras Prentiss soltó una pequeña risa.

—¿Tienes algún problema con la comida, Morgan? —bromeó Prentiss, tratando de aligerar el tono—. Porque pareces más interesado en el rincón de allí que en tu hamburguesa.

Morgan forzó una sonrisa, pero no pudo evitar que su mirada volviera hacia Mia y Kevin. El agente local estaba ahora en una postura aún más cercana, su mano sobre la mesa justo al lado de la de Mia. La forma en que Kevin se inclinaba hacia ella parecía más allá de lo profesional, y Morgan se dio cuenta de que estaba observando demasiado.

—No, no es eso —dijo Morgan, intentando reprimir la creciente frustración en su voz—. Solo me estoy asegurando de que todo esté bajo control.

—Mirad aquellos dos —comentó JJ, mirando hacia el rincón con una expresión de sorpresa—. Mia parece estar disfrutando de la atención.

Morgan intentó sonreír, pero no pudo evitar que su mirada siguiera fija en Mia. Ella estaba claramente disfrutando de la conversación, pero había algo en la manera en que respondía a Kevin que le estaba dando a Morgan una sensación incómoda. No podía evitar compararlo con los momentos que había compartido con ella, esos momentos en los que la cercanía había sido mucho más intensa.

—Morgan, ¿te importaría decirnos qué está pasando? —preguntó Prentiss con una sonrisa curiosa—. Pareces estar pensando demasiado en... algo.

Morgan dejó de mirar a Mia y, con un esfuerzo visible, desvió la atención hacia el resto del grupo. Sin embargo, no podía esconder la tensión en su rostro.

—Es solo que me preocupa que estén tan enfocados en el caso —dijo, tratando de sonar despreocupado—. Ya sabes, con todo lo que ha pasado.

—¡Vamos, Derek! —exclamó García con un tono burlón—. Relájate un poco. Deja que Mia disfrute de su almuerzo. No siempre tiene que estar bajo presión la joven Reid.

Morgan se forzó a concentrarse en la conversación que tenía lugar en su mesa. A pesar de que intentaba encajar en la charla y participar en las bromas, sus pensamientos seguían regresando a la figura de Mia, y la cercanía entre ella y Kevin lo mantenía inquieto. Había algo en la forma en que Mia respondía, en la manera en que su sonrisa era tan genuina y relajada, que le hizo sentir una punzada de celos que no podía ignorar.