Bromas y furia

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Al día siguiente, en la sala de reuniones, el equipo de la BAU estaba en plena discusión, revisando los detalles del caso más reciente. Reid, Prentiss, Rossi y Morgan estaban intercambiando teorías, mientras Kevin, que había sido asignado al equipo para ayudar con los detalles técnicos, estaba sentado al otro lado de la mesa, tomando notas y observando en silencio.

Prentiss hizo una sugerencia sobre el perfil del sospechoso, y Morgan agregó algo a su idea:

—Parece que este tipo ha estado en el radar por un tiempo, pero siempre se las arregla para escapar. Debemos considerar que tiene a alguien dentro que lo está protegiendo —dijo Morgan, con firmeza.

Kevin, que hasta ese momento no había dicho mucho, levantó la vista de sus notas, y su tono se tensó.

—No necesariamente, tal vez solo ha sido más inteligente que nosotros —respondió Kevin, cruzando los brazos, mientras lanzaba una mirada fugaz a Morgan—. A veces, el problema no es el sospechoso, sino que no estamos viendo el panorama completo.

El ambiente en la sala cambió sutilmente. Reid levantó una ceja, notando el tono agudo en el comentario de Kevin, mientras Prentiss y Rossi intercambiaron miradas, percibiendo la tensión.

Morgan, sin querer entrar en conflicto, se inclinó hacia adelante, intentando mantener la calma.

—Estamos viendo el panorama completo, Kevin —respondió, con un tono medido—. Si tienes otra teoría, adelante, pero por ahora, lo más lógico es que esté recibiendo ayuda desde dentro.

Kevin soltó una risa seca, claramente irritado.

—Claro, porque siempre tienes la respuesta correcta, ¿no, Morgan? —replicó con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos—. Tal vez deberíamos dejar de asumir que todo lo que dices es infalible. Podríamos probar otro enfoque.

Prentiss y Rossi se quedaron en silencio, sintiendo cómo la conversación escalaba, mientras Reid observaba con atención.

—¿A qué viene eso? —dijo Morgan, frunciendo el ceño—. Solo estamos haciendo nuestro trabajo. Nadie está diciendo que yo tenga todas las respuestas, estamos discutiendo las posibilidades.

Kevin lo miró con una chispa de desafío en los ojos, incapaz de contenerse más.

—Solo digo que a veces parece que te gusta dar órdenes, Morgan. Y no siempre son las mejores.

El aire en la sala se volvió denso, y el silencio que siguió fue palpable. Prentiss y Rossi se miraron de nuevo, sorprendidos por el tono que Kevin había adoptado. Reid se removió incómodo en su asiento, claramente consciente de la tensión entre los dos hombres.

—Chicos, calma —intervino Prentiss, intentando aliviar la tensión—. Todos estamos aquí para resolver el caso, no para pelear.

Pero Kevin no estaba dispuesto a dejarlo pasar.

—Sí, claro. Solo que algunos están más interesados en otras cosas que en resolver el caso —dijo, mirando de reojo a Morgan con una insinuación que no pasó desapercibida.

Morgan cerró los puños, luchando por mantener la calma ante las constantes pullas de Kevin. Podía sentir el enojo burbujeando bajo la superficie, pero no quería hacer una escena frente al equipo. Sin embargo, estaba claro que Kevin sabía algo y estaba dispuesto a dejarlo salir, gota a gota, hasta que la tensión se hiciera insostenible.

Reid, viendo hacia dónde se dirigía todo esto, intervino con un tono más serio.

—Kevin, ¿por qué no nos centramos en el caso y dejamos los problemas personales para otro momento? —sugirió Reid, tratando de enfriar las cosas antes de que se descontrolaran.

Mentes Criminales: La hermana de Reid (Derek Morgan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora