La lluvia golpeaba con fuerza contra las ventanas de la oficina vacía, creando un sonido monótono que envolvía el lugar en una atmósfera densa. Morgan y Mia eran los únicos que quedaban en la sede local, ambos esperando que llegara una información crucial para avanzar en el caso. El equipo ya se había retirado, dejando la oficina en una calma extraña, rota solo por el tamborileo constante de la tormenta.
Morgan miraba por la ventana, con los brazos cruzados, su mente aparentemente en el trabajo pero en realidad lejos de ello. Estar a solas con Mia de nuevo, especialmente después del tenso y accidental beso días antes, le provocaba una sensación incómoda. Sabía que había algo entre ellos, algo que no podían seguir ignorando. Y aunque la situación parecía casual, la tensión era palpable.
Mia, por su parte, estaba revisando unos documentos en su escritorio, aunque su concentración no estaba precisamente en el papel que tenía frente a ella. La lluvia y el silencio de la oficina parecían amplificar cada pequeño movimiento, cada mirada. Desde que sucedió el incidente del beso, se había esforzado por mantener la distancia, pero estar ahí, solos, bajo el sonido hipnótico de la lluvia, solo hacía más difícil ignorar la presencia de Morgan.
Finalmente, él rompió el silencio.
—No esperaba que estuviéramos aquí hasta tan tarde —dijo, su voz grave, pero sin la ligereza habitual.
Mia asintió, sin levantar la vista de los documentos. Pero sus dedos se tensaron alrededor del papel, como si también sintiera el peso de la situación.
—Lo sé. Las cosas se han retrasado más de lo que pensábamos —respondió ella, aunque su tono sonaba distante, casi como si estuviera hablando más consigo misma que con él.
Morgan se giró para mirarla, sus ojos fijándose en el contorno de su figura mientras seguía centrada en su trabajo. Sabía que no era solo la tormenta lo que creaba esta tensión. Era todo lo que había sucedido, lo que no se había dicho, lo que se había sentido y evitado. Dio un paso hacia su escritorio, cada movimiento parecía resonar en el aire pesado de la habitación.
—Mia... —comenzó, su tono más bajo esta vez.
Ella levantó la vista, y sus ojos se encontraron con los de él, esa chispa de reconocimiento y tensión que ambos habían estado negando finalmente brillando entre ellos. Ninguno de los dos dijo nada durante unos segundos, solo se miraban, conscientes de que estaban en un punto de no retorno.
—¿Qué? —preguntó Mia, casi en un susurro, sus palabras llevadas por el eco de la lluvia.
Morgan dejó escapar un suspiro, y su mano descansó en el borde del escritorio, cerca de ella pero sin tocarla.
—Sabes tan bien como yo que lo que pasó la otra noche no fue un accidente. —Su voz era suave pero firme, como si estuviera declarando algo que ambos habían estado evitando reconocer.
Mia tragó saliva, bajando la mirada por un segundo antes de levantarla de nuevo, sus labios apretados en una línea fina.
—Morgan, yo...
Pero no pudo terminar la frase, porque en ese momento, él dio un paso más, quedando justo a su lado. La proximidad era tan cercana que podía sentir su calor, su presencia, y eso la hizo estremecerse. La tensión entre ambos era como una cuerda estirada a punto de romperse.
—No tienes que decir nada —dijo él, su voz ahora casi en un susurro.
Mia lo miró, sus ojos buscando alguna respuesta en los de él, alguna salida que pudiera calmar la tormenta que sentía por dentro. Pero no la encontró. En cambio, todo lo que veía en sus ojos era la misma atracción innegable que había sentido desde el principio.
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Mentes Criminales: La hermana de Reid (Derek Morgan)
FanfictionMia Reid, hermana del genio del FBI Spencer Reid, lucha por mantener su vida profesional y personal en equilibrio mientras se enfrenta a una compleja serie de ataques en la ciudad costera donde trabaja. Su mundo se tambalea cuando Derek Morgan, un c...