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Capítulo 1: Un Encuentro Inesperado

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Capítulo 1: Un Encuentro Inesperado

Me desperté al amanecer, con el cuerpo lleno de energía y una emoción que me sacudía los huesos. Hoy era el día. Un nuevo entrenamiento en el centro de cazadores. Me puse mi uniforme y ajusté las correas de mis botas, asegurándome de que todo estuviera en su lugar. No había espacio para errores, no esta vez. Estaba decidida a subir de rango, a demostrar que no era solo una novata más.

El aire matutino era fresco, y las calles de la ciudad aún estaban medio vacías mientras me dirigía al centro de entrenamiento. Mi corazón latía rápido, y la anticipación crecía en mi pecho con cada paso. Llegué al campo de entrenamiento y observé a mis compañeros, todos listos, con la misma determinación reflejada en sus rostros. El instructor nos saludó con un gruñido y nos dividió en grupos.

"Bien, escuchen. Hoy nos enfrentaremos a un nuevo tipo de monstruo. Será una prueba de habilidades y resistencia", anunció el instructor, sus ojos recorriendo a cada uno de nosotros. "Recuerden, este no es un juego. Un error y podrían perder algo más que un brazo."

Tragué saliva, pero mantuve mi postura firme. Sabía a lo que venía, y estaba más que preparada. Al menos, eso creía.

El combate comenzó casi de inmediato. Nos adentramos en el terreno de entrenamiento, y pronto, el monstruo apareció. Era una bestia enorme, con escamas que parecían acero y una mirada que podría helar el alma. Mi pulso se aceleró, pero no podía dejar que el miedo me paralizara.

Me lancé al ataque, usando las habilidades que había perfeccionado durante meses. Mi espada se movía en un arco perfecto, buscando los puntos débiles de la criatura. El combate era feroz; cada golpe que daba, el monstruo respondía con una fuerza que me dejaba los brazos temblando. Mis compañeros luchaban a mi lado, y por un momento, sentí que teníamos una oportunidad.

Pero la criatura era más fuerte de lo que imaginaba. En un abrir y cerrar de ojos, giró su enorme cola y me golpeó de lleno en el pecho. Todo el aire se escapó de mis pulmones, y sentí cómo mi cuerpo volaba por los aires antes de aterrizar bruscamente en el suelo. El mundo giraba, y mis oídos zumbaban. Intenté ponerme de pie, pero mis piernas no me respondían.

Los entrenadores intervinieron, y antes de darme cuenta, el combate había terminado. Fui relegada a un rango bajo, mi desempeño nada impresionante. La decepción me embargó, una oleada de frustración que quemaba más que las heridas en mi cuerpo. Me levanté con dificultad, ignorando las miradas de compasión de mis compañeros. No quería su lástima.

Mientras caminaba de regreso a casa, cada paso me dolía, pero no era solo el dolor físico lo que me molestaba. Era el hecho de haber fallado, de no haber estado a la altura de mis propias expectativas. Me detuve un momento, respirando hondo y tratando de calmarme. El sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de un anaranjado profundo.

Fue entonces cuando lo sentí. La sensación de ser observada. Levanté la vista y vi un cuervo posado en un poste de luz, sus ojos negros fijos en mí. Me estremecí y desvié la mirada, apresurando el paso. Al llegar a mi casa, noté que Xavier no estaba. Un suspiro escapó de mis labios. Al menos tendría la casa para mí sola esta noche.

Me dirigí al baño y dejé que el agua caliente corriera sobre mi piel, lavando la suciedad y el sudor del entrenamiento fallido. El vapor llenó la habitación, envolviéndome en un abrazo cálido que me ayudó a relajar los músculos tensos. Cerré los ojos, permitiéndome unos momentos de tranquilidad antes de salir más relajada y con mi pijama puesta.

Caminé hacia el balcón, buscando cerrar las cortinas y bloquear el mundo exterior. Pero cuando me acerqué, noté que las cortinas estaban abiertas, moviéndose suavemente con la brisa nocturna. Un escalofrío recorrió mi espalda, y mi mente comenzó a correr con pensamientos de lo que podría haberlas abierto. Me acerqué con cautela, y antes de que pudiera reaccionar, una sombra se movió en la oscuridad.

"Buenas noches, Lya", dijo una voz profunda, suave como el terciopelo.

Mi corazón se detuvo un segundo antes de empezar a latir frenéticamente. Frente a mí, apenas visible en la penumbra, había un hombre alto, con una figura esbelta que se recortaba contra la luz de la luna. Sus ojos brillaban con una intensidad que nunca había visto antes.

"¿Quién eres?", exigí, levantando la mano derecha y convocando un arma de luz. Mi arma se materializó, una pistola de fuego. La apunté hacia él, mi respiración agitada y mi mente buscando desesperadamente alguna explicación para la presencia de este extraño en mi balcón.

Él no se movió, ni un centímetro, y me miró con una expresión casi divertida. "¿No es bastante obvio?", respondió simplemente, acercándose a mí, dejando que la luz de la luna lo iluminara revelando su rostro. "Vengo en son de paz, Lya. No quiero hacerte daño."

"Entonces, ¿por qué estás aquí?", le pregunté, mi voz firme aunque sentía que mis piernas podrían ceder en cualquier momento. Sylus, el líder de Onychirus estaba frente a mi, había escuchado historia de el, de como era el más buscado, había incluso visto fotografías de el con un numero enorme de dinero que darían por él.

Sylus dio un paso hacia adelante, y la luz de la luna iluminó su rostro. Era increíblemente hermoso, con rasgos afilados y una mirada que parecía atravesar mi alma. Algo en él me resultaba perturbadoramente familiar, aunque no podía entender por qué.

"Eso, querida Lya, es una larga historia", dijo con una sonrisa enigmática. "Y creo que ambos tenemos mucho que aprender uno del otro."

Me mantuve firme, sin bajar mi arma. "No te conozco, y no tengo interés en conocerte. Así que, será mejor que te vayas antes de que llame a alguien."

Sylus alzó una ceja, como si mi amenaza le divirtiera aún más. "Eso no me asusta, cazadora, llama a quien quieras.", respondió, sus palabras cargadas de una confianza inquietante. "Y de todos modos, ya estoy aquí, así que podríamos hacer esto más fácil para ambos y tener una pequeña charla."

"No tengo nada que decirte", respondí, aunque mi curiosidad estaba comenzando a despertarse. ¿Quién era este hombre realmente, y qué quería de mí?

Sylus se encogió de hombros, como si no le importara mi rechazo. "Muy bien. Me iré por ahora. Pero volveré, Lya. Tengo la sensación de que este no será nuestro último encuentro."

Y antes de que pudiera decir algo más, se desvaneció en la oscuridad, dejando solo una leve brisa que movió las cortinas. Bajé mi arma lentamente, todavía en guardia, pero también algo intrigada. No sabía quién era Sylus, pero una cosa era segura: él había traído consigo un misterio que no podía ignorar.

Cerré las cortinas de golpe, mi mente llena de preguntas sin respuesta. Mi cuerpo reaccionó al miedo y me senté en el suelo, ¿Qué era lo que quería? había tenido suficiente por un día y cuando mis piernas reaccionaron me levanté para irme directo a mi cama.

𝐋𝐄𝐓 𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐎𝐑𝐋𝐃 𝐁𝐔𝐑𝐍 [ꜱʏʀᴜꜱ] 𝘓𝘰𝘷𝘦 & 𝘋𝘦𝘦𝘱𝘴𝘱𝘢𝘤𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora