Capítulo 9: Una Noche Inesperada
La misión había sido agotadora. Mis músculos estaban tensos y mi mente cansada, pero finalmente había terminado. Mis compañeros y yo habíamos pasado horas en el campo, enfrentándonos a criaturas desconocidas y superando obstáculos que parecían no tener fin. Todo lo que quería era regresar a casa, quitarme el uniforme y sumergirme en un sueño profundo y reparador.
Al llegar a casa, el silencio me recibió. "Xavier debe haber salido", pensé, notando la ausencia de sus botas en la entrada y su chaqueta que normalmente dejaba colgada junto a la puerta. Esperaba poder contarle todo sobre mi día, compartir con él el peso de lo que habíamos enfrentado, pero al parecer tendría que esperar.
Subí las escaleras lentamente, cada paso resonando en el silencio de la casa. Cuando llegué a mi habitación, me dejé caer sobre la cama, pero solo por un momento. Me levanté con esfuerzo y me dirigí al baño. Una ducha caliente era justo lo que necesitaba. Dejé que el agua caliente cayera sobre mí, relajando mis músculos doloridos y despejando mi mente. Después de un rato, me puse la pijama más cómoda que pude encontrar y me preparé para dormir.
Justo cuando estaba a punto de meterme en la cama, una sombra familiar apareció en mi balcón. Sentí una mezcla de irritación y resignación al reconocer la figura oscura y alta de Sylus. "¿No le dio el mensaje Mephisto?" pensé, sintiendo que mi tranquilidad se desvanecía.
Abrí la ventana y salí al balcón, el aire nocturno frío y refrescante en mi rostro. "¿No te dio el mensaje Mephisto?" le dije a Sylus, tratando de mantener mi voz firme. "No necesito niñera y ya no quiero que aparezcas en mi balcón. Solo me traerás problemas si alguien me ve contigo."
Sylus me miró, y por primera vez, no había esa sonrisita burlona que usualmente llevaba. Su rostro estaba serio, su mandíbula rígida. Esto era nuevo, y no pude evitar sentir un ligero escalofrío recorrer mi espalda. "Si vengo en la noche no es para ocultarme de quién pueda o no verme," dijo con voz baja, pero firme. "Es porque sé que es cuando estás en casa, y mayormente estás sola."
Su tono no dejó espacio para la discusión. Había una gravedad en su voz que nunca antes había escuchado. "¿De qué estás hablando?" le pregunté, frunciendo el ceño. La tensión en el aire era palpable, y mi instinto me decía que algo no estaba bien.
"Hay cambios de planes," respondió, sin apartar la mirada de mí.
"¿Qué cambios?" insistí, sintiendo que mi paciencia se agotaba rápidamente. Sylus siempre había sido un enigma, pero esta noche parecía más críptico que nunca.
"No pienso seguir viniendo cada noche para averiguar lo que quiero," declaró, y por un momento, sus palabras no tuvieron sentido para mí. Pero entonces comprendí. "Me aburrí de eso."
Un escalofrío recorrió mi columna vertebral. Había algo en su tono, en la forma en que sus ojos brillaban en la penumbra, que me hizo retroceder instintivamente. Algo me decía que estaba a punto de hacer algo que no me gustaría.
Comencé a retroceder lentamente hacia la puerta de mi habitación, planeando correr en cualquier momento. Pero antes de que pudiera dar un paso más, Sylus negó con la cabeza y murmuró: "No, no, no. Mala idea."
De repente, una energía oscura y poderosa me envolvió, deteniéndome en seco. Sentí como si el aire alrededor de mí se hubiera vuelto sólido, impidiendo que me moviera. "¡Suéltame!" le grité, luchando contra la fuerza invisible que me mantenía atrapada.
"Eso no pasará," respondió Sylus, su tono inquebrantable. Sin previo aviso, me atrajo hacia él, y antes de que pudiera reaccionar, una niebla roja nos envolvió. En un parpadeo, el mundo a mi alrededor cambió. Mi habitación, mi casa, todo desapareció, reemplazado por un entorno completamente nuevo.
Cuando la niebla se disipó, me encontré en una habitación que no reconocía. Era opulenta, llena de sillones lujosos y estanterías repletas de libros antiguos. En las paredes colgaban cuadros costosos, y todo en la decoración hablaba de riqueza y poder. Mi respiración se aceleró mientras giraba lentamente, tratando de comprender dónde estaba.
"Bienvenida a mi casa," dijo Sylus, levantando una ceja antes de soltarme de su agarre invisible. Lo miré, confundida y enfadada.
"¿Tu casa?" repetí, intentando controlar mi respiración. "¿Por qué me trajiste aquí?"
Sylus me observó con calma, su expresión seria aún presente. "Te traje aquí porque estoy cansado de jugar a las visitas nocturnas. Hay cosas que necesito saber, y creo que es hora de que empecemos a ser más... directos."
"¿Directos?" escupí la palabra, sintiendo cómo crecía mi enojo. "¿Qué demonios significa eso, Sylus? No tienes derecho a secuestrarme de esta manera."
Sylus no se inmutó ante mi furia. "No te he secuestrado, Lya. Simplemente te he traído a un lugar donde podemos hablar sin interrupciones."
"Hablar sin interrupciones," repetí sarcásticamente. "¿Y qué te hace pensar que quiero hablar contigo?"
Sylus finalmente mostró una pequeña sonrisa, aunque no era la usual sonrisa burlona. Era más... triste. "Porque sé que tienes preguntas, Lya. Preguntas sobre quién soy realmente. Preguntas sobre por qué hago lo que hago. Y tal vez, solo tal vez, preguntas sobre ti misma."
Me quedé en silencio, las palabras atrapadas en mi garganta. No podía negar que había verdad en lo que decía. Había pasado tanto tiempo cuestionando sus motivos, sus acciones, y lo que realmente quería de mí. Pero no quería dárselo a entender. No quería que él supiera que me había ganado con su misteriosa y peligrosa presencia.
"Si realmente quieres respuestas," continuó Sylus, dando un paso hacia mí, "deberás escucharlas aquí. Sin distracciones, sin interrupciones."
"¿Y qué pasa si no quiero respuestas?" lo desafié, alzando la barbilla con determinación.
Sylus se detuvo, observándome con esa intensidad que parecía atravesar mi alma. "Puedes aparentar no querer saber, pero en el fondo las quieres, en este momento me interesa más mis preguntas, no podrás irte de aquí hasta que hayamos hablado."
Por un momento, la habitación quedó en un tenso silencio. Mis pensamientos corrían a mil por hora, intentando decidir qué hacer. Podría tratar de salir del lugar corriendo, encontrar una salida, pero conociendo a Sylus y sus juegos eso no sería nada facil.
"Está bien," dije finalmente, con voz firme aunque mi corazón latía con fuerza. "Me quedaré para darte las respuestas que buscas pero luego de eso no tienes mas motivo para retenerme."
Sylus asintió lentamente, su expresión seria suavizándose apenas. "Te prometo que no te arrepentirás," dijo, haciéndome un gesto para que tomara asiento en uno de los lujosos sillones. "Y los motivos dependerán de las respuestas."
Me senté con cautela, aún alerta, sin bajar la guardia. Sylus tomó un asiento frente a mí, y por primera vez desde que lo conocí, parecía casi... vulnerable. Había una sinceridad en sus ojos que no había visto antes, y eso me asustó más que cualquier otra cosa.

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𝐋𝐄𝐓 𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐎𝐑𝐋𝐃 𝐁𝐔𝐑𝐍 [ꜱʏʟᴜꜱ] 𝘓𝘰𝘷𝘦 & 𝘋𝘦𝘦𝘱𝘴𝘱𝘢𝘤𝘦
أدب الهواةUna cazadora novata lucha por superar sus limitaciones, sin saber si su poder es débil por falta de entrenamiento o por un oscuro secreto que alguien más guarda sobre ella. Mientras entrena para subir de rango, una sombra del pasado emerge, cambiand...