XIX

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CAPÍTULO 19: Un Mes Eterno

Había pasado un mes. Un eterno y agotador mes desde que los sueños comenzaron a invadir mis noches, a revelarnos pedazos de lo que creíamos que era nuestro pasado. Sin embargo, a medida que los días pasaban, esos sueños, esas visiones, comenzaron a desvanecerse como una neblina disipándose con el viento. Cada vez que intentaba aferrarme a uno de esos fragmentos, parecía deshacerse entre mis dedos, dejándome con más preguntas que respuestas.

Aún así, había algo que había logrado descubrir en este tiempo: Sylus y yo recordábamos vidas pasadas diferentes. Mientras él revivía recuerdos de una vida, yo experimentaba otra completamente distinta. Era curioso, porque las visiones no se mezclaban, y aunque cada uno estaba sumido en su propio camino, había un orden, una claridad que evitaba que nos confundiéramos. A veces, los recuerdos se complementaban, pero nunca interferían entre sí. Eso al menos nos había dado un poco de paz.

Esta tarde, Sylus me había pedido que lo encontrara en el jardín. El cielo estaba cubierto de nubes grises, y el aire tenía ese frío característico que precede a la tormenta. Caminé hacia donde él estaba, con una mezcla de cansancio y resignación. Este ciclo interminable de recuerdos y silencios había comenzado a desgastarme.

"¿Hoy recordaste algo?" La voz de Sylus rompió el silencio. Él había dejado de llamarlos sueños hace tiempo. Para él, eran simples recuerdos, como si fueran tan triviales como recordar qué cenó hace tres noches.

Negué con la cabeza, observándolo. "No, nada hoy."

"Yo tampoco," admitió, cruzándose de brazos mientras su mirada se perdía en las nubes. "Todo lo que hemos recordado durante este mes han sido piezas sueltas, detalles importantes pero que no parecen llevarnos a la clave de lo que buscamos."

Su frustración era evidente. Se notaba en cada gesto, en la forma en que su mandíbula se tensaba y cómo sus manos se apretaban en puños. Durante todo este tiempo, era él quien parecía más inquieto, más afectado por la falta de progreso. En cambio, yo había aprendido a tomarlo con más calma. No sé si era resignación o simplemente el cansancio de estar atrapada en este ciclo.

"¿Sientes cómo la conexión se desvanece?" me preguntó, su mirada ahora fija en mí.

Asentí, aunque no con la misma preocupación que él. "Sí, lo siento. Cada día es más difícil recordar. Es como si estuviéramos perdiendo lo poco que habíamos logrado encontrar."

Sylus permaneció en silencio por un momento, como si considerara algo profundamente. Luego, su tono cambió, volviéndose más suave, pero con un toque de algo que no lograba descifrar del todo. "El beso fue lo que despertó esos recuerdos en primer lugar," dijo, y aunque intentaba sonar casual, había una clara intención detrás de sus palabras. "Tal vez la clave sea que haya más cercanía entre nosotros."

Lo miré, entrecerrando los ojos. Su tono coqueto no pasó desapercibido. "Eso es lo que tú quieres," repliqué, intentando no mostrar cuánto me incomodaba la sugerencia.

Sylus negó con la cabeza, aunque la sonrisa en sus labios sugería que no estaba del todo en desacuerdo. "No es una idea fuera de lugar. Piénsalo..."

Y odiaba admitirlo, pero tenía razón. Había sido el beso lo que había desencadenado esos recuerdos, esos sueños que nos habían llevado a descubrir más sobre nuestras vidas pasadas. ¿Y si la proximidad era la llave? ¿Y si esto era lo que necesitábamos para desatar el último hilo que mantenía esos recuerdos ocultos?

Me sentía atrapada. Había pasado un mes entero encerrada en este lugar, esperando a que Sylus encontrara las respuestas que tanto buscaba. Si hacer lo que él sugería podría acelerar el proceso y conseguir mi libertad, entonces tal vez valiera la pena intentarlo.

Con un suspiro frustrado, me acerqué a él. Sylus observó cada uno de mis movimientos, sus ojos fijos en mí con una mezcla de expectación y algo más. Mi mente estaba en guerra con mi cuerpo. Cada parte de mí quería alejarse, pero mis pies seguían moviéndose hacia él.

Finalmente, me puse de puntillas, cerrando la distancia entre nosotros. Nuestros labios se encontraron en un beso breve, casi superficial, de unos pocos segundos. Cuando me alejé, pensé que eso sería suficiente, pero Sylus no parecía estar satisfecho.

Antes de que pudiera retroceder más, sentí sus manos en mi cintura, fuertes, seguras, atrapándome cerca de él. "Sylus..." comencé a protestar, pero él no me dejó terminar. Con una firmeza que me descolocó, me besó de nuevo, esta vez con más pasión, más intensidad.

Mi cuerpo se tensó al principio, queriendo apartarse. Cada fibra de mí gritaba que esto estaba mal, que debía detenerlo. Pero había una parte de mí, una pequeña pero persistente, que quería probar su teoría. Quería ver si realmente había algo en lo que decía, algo que pudiera liberar esos recuerdos ocultos.

Sus labios eran cálidos, y el beso no era solo un gesto físico. Había algo más profundo en ello, algo que sentía que podría atravesar el velo entre el presente y el pasado. Y, aunque no quería admitirlo, había una chispa de curiosidad que me hacía seguir.

Mientras el beso se intensificaba, cerré los ojos, esperando... algo. Alguna visión, algún recuerdo, alguna señal de que esto tenía un propósito más allá de la simple cercanía física.

Pero nada ocurrió.

Cuando finalmente nos separamos, Sylus seguía mirándome con la misma intensidad. Estaba claro que él esperaba que algo cambiara, que algo despertara en nosotros, pero no fue así. O al menos no de inmediato.

Mi respiración estaba acelerada, y aunque mi mente estaba despejada, mi cuerpo seguía reaccionando a lo que acababa de pasar. Me alejé de él, tomándome un momento para recomponerme, para entender lo que acababa de suceder.

"¿Sentiste algo?" preguntó Sylus, su voz más baja ahora, casi ansiosa por mi respuesta.

Negué lentamente. "No. No sentí nada más allá del beso." Las palabras salieron con dificultad, porque una parte de mí quería que hubiera algo, cualquier cosa, que justificara todo esto. "Tal vez tu teoría está equivocada."

Sylus suspiró, pasándose una mano por el cabello. "No lo sé. Pensé que... podría funcionar."

"Bueno, no lo hizo," dije con más dureza de la que pretendía. "Y ahora qué, Sylus? ¿Cuánto tiempo más crees que podemos seguir haciendo esto sin obtener nada? Necesito respuestas, pero no a este precio."

Sylus me observó en silencio durante un largo momento. Había algo vulnerable en su expresión ahora, algo que no había visto antes. No era solo la frustración lo que lo impulsaba, había una genuina preocupación por lo que ambos estábamos atravesando.

Finalmente, él bajó la mirada y asintió, como si comprendiera lo que estaba en juego. "Tienes razón. Necesitamos un enfoque diferente. Pero... no te dejaré ir hasta que lo sepamos todo."

Y ahí estaba, el ciclo interminable.

𝐋𝐄𝐓 𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐎𝐑𝐋𝐃 𝐁𝐔𝐑𝐍 [ꜱʏʀᴜꜱ] 𝘓𝘰𝘷𝘦 & 𝘋𝘦𝘦𝘱𝘴𝘱𝘢𝘤𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora