Capítulo 12: El Juego del Gato y el Ratón
Los días siguientes se convirtieron en un ciclo agotador de intentos fallidos de escape. Cada vez que Sylus salía de la casa o se distraía, yo aprovechaba la oportunidad para intentar escabullirme. Mi corazón latía con fuerza cada vez que lo hacía, sabiendo que mis intentos eran desesperados, pero también que no podía rendirme.
Corría por los pasillos, me deslizaba por las puertas y me internaba en el bosque que rodeaba la casa, siempre con la esperanza de que esta vez sería diferente. Pero no importaba cuántas veces lo intentara ni cuán cuidadosa fuera, siempre terminaba del mismo modo. Sylus parecía anticiparse a cada uno de mis movimientos. A veces, justo cuando creía que había conseguido suficiente distancia, un muro invisible de energía aparecía de la nada, deteniéndome en seco.
En otras ocasiones, justo cuando creía que había burlado su vigilancia, él aparecía frente a mí con una sonrisa tranquila, como si fuera un juego del que sólo él conocía las reglas. Y en esas ocasiones, su diversión era palpable. Lo vi reír varias veces, sus ojos brillaban con una mezcla de burla y genuino entretenimiento mientras me arrastraba de vuelta a la casa, ignorando mis intentos de golpearlo o zafarme de su agarre.
A veces, me atrapaba en el último segundo, justo cuando ya sentía el aire fresco de la libertad en mi rostro. Otras veces, simplemente aparecía de la nada, haciendo que me estrellara contra su pecho sólido como una roca, dejándome sin aliento y frustrada. Con cada intento fallido, mi desánimo crecía, pero también lo hacía mi determinación. Me negaba a aceptar que él tuviera control sobre mi destino.
Día Diez
El décimo día, tras uno de mis intentos más desesperados, terminé nuevamente de vuelta en la casa, esta vez con más barro en mis ropas y más rasguños en mi piel que nunca. Mis músculos dolían por el esfuerzo y la frustración se había convertido en una constante en mi pecho. Sylus, sin embargo, parecía tan relajado como siempre. Esta vez, mientras me escoltaba de vuelta a la casa, su tono fue diferente, más serio.
"Si sigues intentando escapar, Lya, no investigaré sobre tu don, y pasarás aquí más tiempo del necesario," me dijo con voz calmada pero firme, su mirada fija en la mía. "Es tu decisión: seguir intentando y fracasando, o permitir que continúe pacíficamente con mi investigación."
Por un momento, quise gritarle, lanzarle algo, hacer lo que fuera para liberar la rabia que hervía dentro de mí. Pero sabía que tenía razón en una cosa: mis intentos eran inútiles. Y así, con la mandíbula apretada y el orgullo herido, decidí dejar de intentar escapar, al menos por ahora. Necesitaba un nuevo plan, algo más sutil y efectivo. Tal vez, si jugaba bien mis cartas, podría encontrar una oportunidad que Sylus no vería venir.
Esa misma noche, Sylus me invitó a cenar con él. Acepté a regañadientes, sintiéndome como una prisionera que acude a la invitación de su captor por falta de opciones. El comedor estaba iluminado suavemente, la mesa estaba dispuesta con elegancia, y una comida deliciosa nos esperaba. No podía evitar preguntarme cómo podía ser tan cortés mientras me mantenía cautiva.
Nos sentamos frente a frente, y comencé a comer en silencio, evitando su mirada. Sylus, sin embargo, parecía dispuesto a mantener una conversación. "¿Cuál es tu urgencia de escapar de aquí?" preguntó de repente, rompiendo el silencio. "Tienes un lugar donde dormir, comida, ropa, y todo lo que puedas necesitar o querer."
Me detuve, dejando los cubiertos a un lado. Su pregunta me irritó, como si no entendiera lo obvio. "A diferencia de ti, yo sí tengo amigos y personas que se preocupan por mí," respondí, intentando mantener la calma, aunque mi voz salió más firme de lo que pretendía. "Vivo con mi mejor amigo y... tengo pareja. Quiero regresar a mi vida."
El semblante de Sylus cambió instantáneamente. Su expresión se endureció, sus cejas se fruncieron y vi un destello de algo—ira, quizás—cruzar por sus ojos. Por un momento, no supe si había cruzado una línea peligrosa. ¿Estaba celoso? ¿O simplemente irritado por mi desafío? No lo sabía, pero claramente mis palabras habían tocado un nervio.
"No me interesa tu vida fuera de aquí", dijo con frialdad, retomando su comida sin mirarme. Su tono era cortante, y la tensión en la habitación se volvió palpable.
Observé su rostro endurecido mientras comía en silencio, mordiendo el interior de mi mejilla para no decir nada más que pudiera empeorar la situación. No quería provocarlo más de lo necesario, no cuando estaba tan cerca de descubrir lo que realmente quería de mí. Pero no podía ignorar lo que acababa de ver: había una reacción, una respuesta emocional que no había esperado.
Finalmente, rompió el silencio. "No comprendes, Lya. Aquí, estás a salvo. Fuera de estas paredes, no tienes idea de los peligros que te acechan, especialmente con un don que aún no comprendes."
"¿A salvo?" repliqué, incapaz de contener mi frustración. "Estar a salvo no significa ser prisionera. Estar a salvo no significa estar aislada de todo lo que conozco y amo."
Sylus me miró fijamente, y por un momento, pensé que iba a responder con algún comentario sarcástico o despectivo, pero en lugar de eso, simplemente suspiró. "No lo ves ahora, pero te estoy protegiendo. Hay cosas en este mundo que no entiendes, cosas que ni siquiera puedes imaginar. Si descubres tu don, podrás protegerte por ti misma."
"¿Y quién me protegerá de ti?" pregunté, alzando una ceja, sintiendo una chispa de desafío arder dentro de mí.
Sylus sonrió ligeramente, pero no fue una sonrisa feliz. "No soy tu enemigo, Lya. No te haría daño, no mientras estés bajo mi protección. Pero debes dejar de pelear contra mí y empezar a trabajar conmigo si quieres entender lo que realmente puedes hacer."
Lo miré con escepticismo, intentando descifrar sus palabras. ¿Podía confiar en él? ¿Podía realmente estar diciéndome la verdad? La duda persistía, pero también había una verdad innegable en lo que decía. Si había una posibilidad de entender mi poder, de descubrir quién era realmente, tendría que dejar de luchar contra él, al menos por el momento.
Esa noche, mientras me retiraba a mi habitación, no podía dejar de pensar en la conversación. Sylus era un enigma, y aunque no confiaba en él, sabía que debía jugar inteligentemente. Tal vez, solo tal vez, podría usar esta situación a mi favor. Podría descubrir más sobre mi don, aprender a controlarlo y, cuando llegara el momento adecuado, utilizarlo para liberarme de esta prisión dorada.
Me recosté en la cama, mirando el techo decorado de la habitación. No era la primera vez que me encontraba en una situación complicada, pero esta vez, sentía que el juego era mucho más peligroso. Cerré los ojos, preparándome mentalmente para lo que vendría. Si quería ganar este juego, necesitaba ser más astuta que Sylus. Y para hacerlo, tendría que estar un paso adelante en todo momento.
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𝐋𝐄𝐓 𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐎𝐑𝐋𝐃 𝐁𝐔𝐑𝐍 [ꜱʏʀᴜꜱ] 𝘓𝘰𝘷𝘦 & 𝘋𝘦𝘦𝘱𝘴𝘱𝘢𝘤𝘦
FanfictionUna cazadora novata lucha por superar sus limitaciones, sin saber si su poder es débil por falta de entrenamiento o por un oscuro secreto que alguien más guarda sobre ella. Mientras entrena para subir de rango, una sombra del pasado emerge, cambiand...