Capítulo 15: Revelaciones y Cambios
Esa noche, después de un día cargado de emociones, me acosté en la cama y finalmente logré conciliar el sueño. La casa estaba en un silencio casi absoluto, algo que se sentía extraño sin la presencia constante de Sylus y su aire inquietante. Cerré los ojos, esperando que el descanso me brindara un poco de paz, pero justo cuando estaba a punto de quedarme profundamente dormida, una fuerte corriente eléctrica atravesó mi cuerpo de manera repentina. Un escalofrío intenso me recorrió desde la punta de los dedos hasta la coronilla, haciéndome retroceder en la cama con un espasmo involuntario. Era como si una energía ajena me invadiera por completo, dejándome momentáneamente sin aire. Traté de moverme, de entender lo que estaba ocurriendo, pero antes de que pudiera reaccionar, una sensación de somnolencia pesada se apoderó de mí, llevándome de nuevo al sueño profundo sin posibilidad de resistirme.
Cuando desperté al día siguiente, me sentí extrañamente cansada, como si no hubiera dormido nada. Mi cuerpo estaba tenso y adolorido, como si hubiera pasado horas luchando en sueños. Intenté recordar lo que había ocurrido durante la noche, pero todo estaba cubierto por un velo borroso.
Bajé a la cocina, esperando ver a Sylus, pero para mi sorpresa, Luke, uno de sus ayudantes, estaba esperándome. "Sylus estará fuera unos días. Tiene que arreglar unos asuntos", me dijo con voz baja, aunque había algo raro en su tono. Sus ojos se fijaron en mí de una manera que me incomodó. Aunque llevaba una máscara, pude sentir el peso de su mirada evaluadora. Fue un alivio saber que Sylus no estaría por un tiempo. No quería verlo ni enfrentarme a sus constantes insinuaciones y juegos psicológicos. Solo deseaba un poco de paz, aunque fuera momentánea.
Esa noche, con Sylus fuera de la casa, me sentí extrañamente libre. Me senté en la sala principal, un lugar lujoso con sofás de terciopelo oscuro y estanterías repletas de libros antiguos. La atmósfera era opresiva, pero sin él allí, parecía menos asfixiante. Tomé un libro al azar y comencé a leer, intentando sumergirme en otra realidad. Pero, como siempre, mi suerte no duró mucho. Escuché el ruido de la puerta principal abriéndose y supe al instante que Sylus había regresado antes de lo previsto.
Levanté la vista y lo vi entrar. Su ropa estaba rasgada y parecía haber estado en una pelea, pero, curiosamente, no había una gota de sangre en su cuerpo. Algo no cuadraba. ¿Qué le había ocurrido? Sylus caminó lentamente hacia mí, sus movimientos eran torpes y cansados. Cuando me vio, frunció el ceño y ladeó la cabeza ligeramente, como si estuviera tratando de enfocar su visión. "Debí recibir más daño de lo que pensé", murmuró mientras se tocaba la cabeza, claramente confundido.
Me levanté del sofá, dejando el libro sobre la mesa. Mi instinto me decía que debía alejarme de él, que no debía quedarme allí. "¿Así que no te has visto en un espejo, eh?", comentó Sylus de repente, deteniéndome en seco.
"¿De qué hablas?", le pregunté, girándome para enfrentarlo.
"Tus ojos... son de un color interesante. Si los vieras, entenderías de qué hablo", respondió con una sonrisa enigmática. No entendía a qué se refería y, sinceramente, no quería saberlo. Me di la vuelta, decidida a dejarlo solo en la sala y regresar a mi habitación.
Una vez allí, busqué desesperadamente en los cajones del baño hasta encontrar un pequeño espejo de mano. Con un nerviosismo creciente, lo levanté para mirarme y, en cuanto vi mi reflejo, un grito ahogado escapó de mis labios. El espejo se me resbaló de las manos y se hizo pedazos contra el suelo. Me incliné rápidamente para recoger un fragmento y, con manos temblorosas, lo acerqué a mi rostro para asegurarme de que no era un truco de mi mente. Mis ojos... mis ojos eran rojos. Un rojo intenso, casi idéntico al color de los ojos de Sylus.
Mi corazón comenzó a latir frenéticamente en mi pecho. ¿Qué me había hecho? Corrí de regreso a la sala. Sylus estaba allí, con otra ropa puesta, sentado con calma en el sofá, como si estuviera esperando mi reacción.
"¿Qué fue lo que me hiciste?", le grité, tratando de mantener la calma pero sin poder contener el miedo y la ira en mi voz.
Sylus alzó la mirada hacia mí, con esa misma sonrisa tranquila que siempre me sacaba de quicio. "Por primera vez, no hice nada, conejito", respondió, usando de nuevo ese maldito apodo que tanto detestaba.
"¡Te dije que no me llames así!", le espeté, sintiendo cómo la rabia crecía en mi interior.
Él no pareció inmutarse ante mi reacción. "Te enojas por el apodo cuando lo importante aquí es el color de tus ojos", dijo. "Te lo repito, yo no hice nada."
Me dejé caer en el sofá, incapaz de procesar lo que estaba sucediendo. Apoyé mi cabeza en mis manos, tratando de encontrar alguna lógica en todo esto. "Te lo dije, sentí tu energía desde kilómetros de distancia. Sentí esa conexión entre tu poder y el mío. No sé qué fue lo que lo detonó, pero sea lo que sea, funcionó bien", explicó con calma.
"Yo... no puedo ser como tú", murmuré con desesperación, mirando al suelo.
"Por supuesto que no lo eres", dijo él, con una voz tan suave que casi parecía amable. "Nunca lo serías. Tu vida y la mía están a galaxias de distancia. Solo compartimos el mismo poder."
Levanté la cabeza y lo miré fijamente a los ojos, buscando respuestas en su rostro imperturbable. Por un instante, sus ojos brillaron con una energía extraña, y de repente sentí una vibración similar en mi ojo izquierdo. "¡Basta!" grité, cerrando los ojos con fuerza.
"No he hecho nada", replicó Sylus, encogiéndose de hombros. Pero yo sabía que algo estaba mal. Algo estaba terriblemente mal. Cuando volví a mirarlo, una energía recorrió mi cuerpo, idéntica a la que había sentido la noche anterior. Unos segundos después, entendí. El beso. El beso lo había desencadenado todo. Pero ¿cómo? ¿Cómo era eso posible?
Antes de que pudiera formular otra pregunta, mi cuerpo comenzó a calentarse de una manera que nunca había experimentado. El calor no era normal, era intenso, abrasador, como si estuviera ardiendo por dentro. Mi respiración se aceleró, y por alguna razón inexplicable, sentí una atracción casi magnética hacia Sylus, como si mi cuerpo me empujara a acercarme a él. Pero no iba a ceder.
Con un esfuerzo inmenso, me levanté del sofá y salí corriendo hacia mi habitación. Cerré la puerta del baño detrás de mí y me metí en la ducha, abriendo la llave de agua fría al máximo. El agua me golpeó con fuerza, pero en lugar de enfriarme, comenzó a emitir vapor en contacto con mi piel. Estaba literalmente hirviendo.
Me quedé allí bajo el chorro de agua fría hasta que mi cuerpo finalmente comenzó a calmarse y el calor interior se desvaneció. Temblando, salí de la ducha y me envolví en una toalla. Estaba agotada, física y emocionalmente. Me desplomé en la cama, aún temblando, y finalmente, después de lo que parecieron horas, me quedé dormida, preguntándome qué demonios me estaba sucediendo.
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que les va pareciendo la historia hasta ahora? me gustaría y animaría leer sus comentario. muchas gracias por leer!

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𝐋𝐄𝐓 𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐎𝐑𝐋𝐃 𝐁𝐔𝐑𝐍 [ꜱʏʟᴜꜱ] 𝘓𝘰𝘷𝘦 & 𝘋𝘦𝘦𝘱𝘴𝘱𝘢𝘤𝘦
FanfictionUna cazadora novata lucha por superar sus limitaciones, sin saber si su poder es débil por falta de entrenamiento o por un oscuro secreto que alguien más guarda sobre ella. Mientras entrena para subir de rango, una sombra del pasado emerge, cambiand...