𝐋𝐄𝐓 𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐎𝐑𝐋𝐃 𝐁𝐔𝐑𝐍 [ꜱʏʟᴜꜱ] 𝘓𝘰𝘷𝘦 & 𝘋𝘦𝘦𝘱𝘴𝘱𝘢𝘤𝘦

XXVII END

Capítulo 27: Los Ecos del Pasado

Me puse de puntillas suavemente, dejando que mis labios rozaran los de Sylus en un beso delicado y lleno de ternura. Fue un contacto breve, pero profundo, como si con ese simple gesto pudiera transmitir todo lo que sentía en ese momento. El tiempo parecía detenerse mientras nuestros labios se tocaban, y cuando finalmente nos separamos, lo miré a los ojos. Había tantas preguntas, tantas emociones, pero una de ellas sobresalía por encima del resto, una que llevaba tiempo rondando en mi mente.

"¿Por qué me dejaste ir?" pregunté en un susurro.

Sylus me miró con esos ojos rojos, profundos y cargados de un sentimiento que me costaba descifrar. Hubo un instante de silencio, y luego habló, su voz baja pero firme.

"Es curioso que lo preguntes, Lya," comenzó, su tono suave, aunque algo melancólico. "Fuiste tú quien quería irse."

Sentí una pequeña punzada en el pecho al escuchar esas palabras. Sabía que era cierto. Yo había sido la que había insistido en irme, la que creía que necesitaba distanciarse de él para entender mis propios sentimientos. Pero antes de que pudiera decir algo, él continuó.

"Pero si soy honesto," prosiguió, su mirada volviéndose algo más intensa, "no soportaba la idea de tenerte encerrada en contra de tu voluntad. No podía hacerte eso."

Su confesión me sorprendió. Sylus, el hombre orgulloso y controlador que había conocido, había sido capaz de ceder. Había renunciado a tenerme a su lado, a pesar de que sabía lo que éramos el uno para el otro, solo por respetar mi libertad. Era algo que no esperaba escuchar de él, y el impacto de sus palabras fue profundo.

"Era tanto mi orgullo," continuó, "que no quise aceptar que mis sentimientos habían cambiado. Ya no era el egoísta que tú habías conocido. Quería que estuvieras bien, Lya, y si estar lejos de mí era lo que necesitabas para ser feliz, estaba dispuesto a aceptarlo."

Sus palabras me tocaron profundamente. Nunca hubiera imaginado que Sylus, con todo su poder y su aura de impenetrabilidad, sería capaz de dejarme ir por mi propio bien. Me di cuenta de que había subestimado la profundidad de sus emociones, de lo mucho que realmente me amaba.

"Solo quería que estuvieras bien," repitió, su voz ahora más suave, casi un susurro. Me quedé mirándolo, incapaz de apartar la mirada de esos ojos que ahora reflejaban una ternura que rara vez mostraba.

Lo abracé, apretando mi cuerpo contra el suyo, sintiendo el calor y la seguridad que su presencia me daba. "Sylus," murmuré, apoyando mi cabeza en su pecho, "yo... no sabía. No sabía cuánto te importaba realmente."

Él no respondió de inmediato, pero sentí sus brazos rodeándome, envolviéndome en una especie de protección que me hacía sentir más segura que nunca. Después de un momento, su voz volvió a romper el silencio.

"Aunque te dejé libre," dijo en voz baja, "nunca te dejé sola." Sentí cómo su mano acariciaba suavemente mi cabello mientras hablaba. "Mephisto siempre estuvo cuidándote, cada día, cada noche. Él me reportaba todo lo que te pasaba."

Un escalofrío recorrió mi cuerpo al escuchar eso. Mephisto, el fiel compañero de Sylus, siempre había estado presente, vigilando desde las sombras. Nunca me había sentido observada, pero ahora comprendía que, incluso en los momentos más oscuros, cuando creía estar completamente sola, no lo estaba.

"Cada noche que llorabas, estuve a punto de ir a abrazarte," continuó Sylus, y su voz se quebró ligeramente, como si recordar esos momentos también le doliera. "Pero sabía que no debía entrometerme más en tu vida. Había tomado la decisión de dejarte ir, y no podía romperla. Pero nunca permitiría que te pasara algo malo."