XXVI

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Capítulo 26: La Confrontación Final

Esperé pacientemente a que Xavier se fuera al trabajo, tal como hacía todos los días. Una vez que estuve sola, supe que había algo que debía hacer primero. Aunque mi aspecto seguía reflejando el cansancio acumulado de noches sin dormir, una fuerza renovada había vuelto a mí al recordar lo que había vivido en el pasado con Sylus. Era como si, al recuperar esos recuerdos, también hubiera recuperado una parte de mí que había estado dormida todo este tiempo. No podía ignorarlo más.

Me dirigí al baño y dejé que el agua caliente corriera sobre mi piel, lavando parte de la tensión y del dolor que aún pesaba en mi pecho. El vapor llenó la habitación, envolviéndome en un momento de calma antes de lo inevitable. Sabía que este día debía llegar. Sabía que tenía que enfrentar a Zayne.

Cuando salí de la ducha, me sequé rápidamente y fui a vestirme. Frente a mi armario, encontré la ropa que había usado al salir de la zona 109, aquella que Sylus había elegido para mí. Era un conjunto negro con delicados encajes rojos, cada detalle gritando elegancia y poder. Ropa costosa, de la mejor calidad, comprada especialmente para mí por él. Me miré en el espejo por un momento, tocando la tela suave entre mis dedos. Aunque los recuerdos con Sylus eran complejos y a menudo dolorosos, había algo innegable en nuestra conexión, algo que me impulsaba hacia él de una forma que no podía ignorar más.

Me maquillé con precisión, ocultando lo mejor que pude las ojeras que delataban mis noches sin dormir. No iba a permitir que Zayne me viera en mi peor estado. No, hoy tenía que verme fuerte. Tenía que ser fuerte. Con un último vistazo al espejo, tomé mi bolso y salí decidida.

Tomé un taxi hacia el hospital donde trabajaba Zayne. El trayecto fue rápido, aunque el viaje me pareció eterno, como si cada segundo aumentara la presión en mi pecho. Mi mente estaba llena de preguntas, emociones encontradas y una ira contenida que no sabía cómo canalizar del todo. Pero había algo claro en mi mente: esto debía terminar.

Cuando llegué al hospital, la recepcionista de Zayne me vio, y su expresión de sorpresa fue suficiente para que no intentara detenerme. No tenía tiempo para formalidades. Caminé con determinación hacia su oficina, abriendo la puerta sin siquiera golpear. El sonido fuerte de la puerta al abrirse hizo que Zayne levantara la mirada de los documentos que revisaba, sorprendido. Para mi suerte, no tenía ningún paciente en ese momento.

Zayne se levantó de su silla de inmediato, sus ojos encontrándose con los míos. Lo vi congelarse por un segundo al notar algo diferente en mi mirada. "Lya... tus ojos..." comenzó, pero lo interrumpí antes de que pudiera continuar.

Tomé una bocanada profunda de aire, preparando mi voz para las palabras que había ensayado en mi mente durante días. Esta vez, no iba a permitir que me interrumpiera.

"Esto se acabó, Zayne," dije, mi voz firme, aunque sentía cómo mi corazón latía con fuerza en mi pecho. "Mejor dicho, esto lo terminaste tú."

Vi cómo sus labios se separaban, buscando palabras, pero no le di la oportunidad de hablar. Las palabras fluyeron de mi boca, cargadas de todo el dolor y la traición que había sentido.

"Supe lo que ocurrió en mi ausencia," continué, mi voz resonando en la oficina. "Tomaste tu decisión, egoísta, ante nosotros. Y eso no te lo perdonaré nunca."

La confusión y el pánico comenzaron a reflejarse en sus ojos mientras intentaba procesar lo que le estaba diciendo. Sabía que lo había golpeado donde más dolía, pero no sentía compasión alguna en ese momento.

"¿De qué estás hablando?" preguntó, su voz temblorosa. "Lya, no entiendes... todo es más complicado de lo que crees."

"¿Más complicado?" repetí, dejando que la ira emergiera por un instante. "¡Yo estaba desaparecida, Zayne! Tratando de sobrevivir y de regresar a ti. Y mientras yo luchaba por mi vida, tú... tú permitiste que otra chica entrara en tu corazón."

Zayne abrió la boca, pero no salieron palabras. Parecía incapaz de procesar lo que yo estaba diciendo, como si cada frase lo hundiera más en la culpa.

"Lo que más me duele," continué, ahora con mi voz quebrándose un poco, "es que todo este tiempo yo seguía queriendo volver contigo, cuando en realidad... hay, o mejor dicho, había una persona que incluso daría su vida por mí. Una persona a la cual mi corazón le ha pertenecido siempre, sin que lo supiera."

Zayne me miró, su rostro palideciendo. "¿De quién estás hablando?" preguntó, su voz apenas un susurro, como si ya temiera la respuesta.

Antes de que pudiera decir algo, la respuesta llegó sola.

Una nube roja apareció detrás de mí, y la habitación pareció enfriarse por un momento. La energía era inconfundible, una presencia que conocía en lo más profundo de mi ser. Una voz grave, profunda y familiar resonó en el aire, haciendo que cada músculo de mi cuerpo se tensara.

"Habla de mí."

Era Sylus.

Su aparición fue tan repentina que Zayne se quedó inmóvil, completamente sorprendido. Antes de que pudiera reaccionar, sentí el brazo de Sylus rodear mi cintura, tirando suavemente de mí hacia atrás. Mi cuerpo, sin resistir, siguió su movimiento, y con un paso, entré en su portal, un paso que nos sacó de la oficina de Zayne y nos llevó directamente a un lugar completamente diferente.

El entorno cambió de inmediato. Ahora estábamos en el jardín personal de Sylus, en su casa. Un lugar de tranquilidad, alejado del caos del mundo. A mi alrededor, todo estaba en calma, como si la naturaleza misma respirara en un ritmo suave y pausado. Me giré para mirarlo, y allí estaba, tan imponente como siempre, con esa mirada intensa que siempre lograba desarmarme.

Zayne, Zayne ya no importaba. Todo lo que había sucedido, todas las dudas y el dolor, ahora tenían una claridad nueva para mí. Sylus y yo estábamos destinados a estar juntos, y ya no había nada que me mantuviera atada al pasado.

𝐋𝐄𝐓 𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐎𝐑𝐋𝐃 𝐁𝐔𝐑𝐍 [ꜱʏʀᴜꜱ] 𝘓𝘰𝘷𝘦 & 𝘋𝘦𝘦𝘱𝘴𝘱𝘢𝘤𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora