El sábado por la mañana, luna se despertó sintiéndose diferente. El peso de la conversación que tuvo hace un par de dias con sus hermanos seguía presente, pero también había una extraña ligereza en su pecho, como si una parte de ella se hubiera liberado. A pesar del enfrentamiento, había hecho algo que antes le parecía imposible: hablar con ellos sin ceder completamente a sus exigencias.
Desde la discusión, el ambiente en la casa había sido frío, pero ellos no había mencionado el tema de nuevo. Luna se preparó para el día con calma, esperando que esa tranquilidad durara. Sabía que sus hermanos se habian ido desde anoche a su presentación, cosa que los tendrá fuera de casa todo el día y toda la noche. Eso significaba que, por fin, tendría la casa para ella sola.
Mientras preparaba su desayuno, recibió un mensaje en su teléfono. Era ramón, que le preguntaba si tenía planes para ese día. -¿Qué te parece si nos juntamos con el grupo para comer y luego vamos a dar una vuelta por la ciudad? Hace tiempo que no salimos todos juntos.-
Luna sonrió al leer el mensaje. Era justo lo que necesitaba: una oportunidad para salir, respirar y estar con personas que la hacían sentir viva. Le escribió una respuesta rápida a Ramón: -¡Me encantaría! Estoy libre hoy. ¿A qué hora nos vemos?-.
La idea de pasar un día con sus amigos la llenó de entusiasmo, una emoción que hacía mucho tiempo no sentía. Después de todo lo que había pasado en la semana, necesitaba desconectar, sentirse normal y recordar que había una vida fuera de las paredes de la casa que compartía con su hermano.
Sus hermanos se fueron desde anoche, sin siquiera dirigirle una palabra. Luna estaba acostumbrada a ese tipo de comportamiento. Sabía que su silencio era su manera de castigarla por haberlo desafiado. Aun así, no pudo evitar sentir un alivio cuando escuchó la puerta cerrarse tras ellos.
Luna se tomó su tiempo para prepararse. Escogió un vestido veraniego de color claro, algo que siempre había querido ponerse pero que evitaba porque Cristhian lo consideraba “demasiado llamativo”. Hoy, sin embargo, decidió que no le importaba lo que él pensara. Se maquilló ligeramente, dándose un toque de brillo en los labios, y salió de la casa sintiéndose más segura que de costumbre.
Ramón y las demás ya estaban en el restaurante cuando llegó. La recibieron con abrazos y sonrisas, sin preguntas incómodas, solo con la calidez de la amistad que siempre había valorado. Se sentaron en una mesa junto a la ventana, donde la luz del sol entraba suavemente, creando un ambiente acogedor.
-¡Estás muy linda- exclamó gabito al verla. -haces lucir hermoso ese vestido-.
Luna sonrió, sintiendo un leve sonrojo en sus mejillas. -Gracias, corazón.
La conversación fluyó fácilmente entre risas y anécdotas. Hablaban de las presentaciones de sus amigos, los cuales también eran cantantes, de series de televisión, de planes para el verano. Luna se sintió parte del grupo, algo que a veces olvidaba cuando se encerraba en su propia vida, bajo la sombra de sus hermanos. Por un momento, pudo olvidarse de sus problemas y simplemente disfrutar de la compañía de sus amigos.
Después de la comida, el grupo decidió pasear por el parque central. Era un día perfecto, con el sol brillando y una brisa suave que hacía que las hojas de los árboles susurraran. Luna caminaba junto a gabito y oscar, platicando alegremente los tres, mientras los demás se adelantaban, discutiendo qué harían después.
-¿Cómo van las cosas en casa?- preguntó ramón acercándose y en un tono bajo, como si temiera arruinar el buen ambiente.
Luna suspiró, pero no perdió la sonrisa. -No es fácil, pero estoy manejándolo. Los tres han estado distantes desde que le conté sobre gabito. Sé que no le gustó, pero tenía que hacerlo. No puedo seguir viviendo bajo su control.”
Ramón asintió, mostrando comprensión en su mirada. -Me alegra que hayas dado ese paso. Y aunque ahora esté difícil, al menos estás haciendo lo que es mejor para ti-.
-Sí, pero a veces me pregunto si realmente estoy lista para enfrentar todo esto. Ellos son... complicados-.
-Lo sé, y no pretendo entender del todo lo que estás pasando, pero estás dando pequeños pasos, luna. Eso es lo importante-.
Luna asintió, sintiendo el apoyo de ramón. Sabía que todavía le quedaba un largo camino por recorrer, pero no estaba sola. Tenía amigos que la apoyaban, y ese día con ellos le recordó que había más en la vida que la constante tensión en su hogar.
La tarde transcurrió en un agradable torbellino de risas, conversaciones y helados de diferentes sabores. Por primera vez en mucho tiempo, luna se permitió disfrutar el presente sin preocuparse por lo que pasaría después. Incluso cuando el sol comenzó a ocultarse, y las sombras se alargaron en el parque, ella se sintió ligera, como si el peso que siempre llevaba sobre sus hombros se hubiera desvanecido un poco.
Cuando finalmente regresó a casa, ya entrada la noche, luna se encontró en paz. La casa estaba oscura y silenciosa; sus hermanos no estaban en casa. Aprovechó ese momento de tranquilidad para sentarse en la sala, mirar a su alrededor, y sentir que, por un día, había recuperado una parte de sí misma.
Sabía que ellos regresarían pronto por la mañana, y con ellos, el inevitable retorno de la tensión. Pero por ahora, se permitió disfrutar el recuerdo de un día lleno de pequeñas libertades y la certeza de que, aunque el camino era incierto, había dado un paso hacia una vida que merecía vivir.
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El Lado Oscuro De Ellos
FanfictionEl lado oscuro de ellos Luna siempre había admirado a sus hermanos mayores, Carlos, Cristhian y cesar. Creció creyendo que ellos eran sus protectores, sus guías y sus modelos a seguir. Pero, a medida que los años pasan, luna comienza a darse cuenta...