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Los días transcurrieron en una rutina silenciosa para luna. La vida en casa con sus hermanos seguía siendo un delicado equilibrio entre la obediencia y la adaptación, pero había algo diferente en ella. Desde la última conversación con ramon, una pequeña semilla de cambio había comenzado a germinar en su interior. Aunque todavía no estaba segura de cómo ni cuándo, luna sentía que algo tenía que cambiar.

Esa mañana, luna se levantó con una energía inusual. La semana había sido agotadora, pero había una razón detrás de su renovada vitalidad: Las cosas con gabito iban cada vez mejor, el era uno de los chicos de su grupo de amigos pero desde hace unos meses había comenzado a prestarle atención de una manera que hacía mucho tiempo no experimentaba. Sus conversaciones habían comenzado de manera inocente, en laa reuniones grupales a las que podia ir cuando sus hermanos no estaban en casa, pero con el tiempo, las charlas se habían transformado en algo más personal, más íntimo.

Luna no estaba segura de qué tan seria era la relación, pero lo que sabía con certeza era que cuando estaba con gabito, se sentía libre, relajada. Había redescubierto un lado de sí misma que creía perdido. Y aunque la idea de contarle a sus hermanos la aterrorizaba, sabía que no podía ocultarlo para siempre.

Ese miércoles por la noche,  decidió que era el momento de enfrentar a sus hermanos. Mientras preparaba la cena, una mezcla de nerviosismo y determinación la envolvía. Ellos estaba en la sala, revisando las próximas presentaciones, y ella podía escuchar el suave murmullo de sus comentarios irritados hacia la pantalla de su computadora. Sabía que elegir el momento adecuado era crucial; cualquier cosa que pareciera una interrupción o una falta de consideración podría desatar su ira.

Cuando la cena estuvo lista, luna respiró hondo y llamó a los chicos a la mesa. Llegaron, como de costumbre, con una expresión neutra, sin mostrar ni entusiasmo ni disgusto. Luna sirvió la comida, y juntos comieron en silencio durante un rato, la tensión en el aire casi palpable.

Finalmente, luna reunió el valor para hablar. -hay algo que necesito contarles-, dijo, tratando de mantener su voz firme.

Ellos levantaron su cabeza al mismo tiempo, acto que hizo que luna se pusiera másnerviosa. -¿Qué pasa?- preguntó cesar, con un tono que no invitaba a discusiones, pero tampoco parecía estar preparado para la noticia que estaba por recibir.

Luna tragó saliva y continuó. -He estado saliendo con alguien… con un chico. Se llama gabito... bueno Gabriel pero le dicen gabito-.

El silencio que siguió fue como un golpe seco en el pecho de luna. Los segundos parecieron eternos mientras observaba cómo la expresión de los tres hermanos se transformaba. Sus ojos, que al principio mostraban sorpresa, se endurecieron, y una sombra oscura nubló sus rostros.

-¿Estás saliendo con alguien?- repitió lentamente carlos, como si probara las palabras en su boca, buscando algún error en ellas. -¿Y por qué no lo habías dicho antes?- replicó ahora Cristhian.

Luna sintió el pulso acelerarse. -No estaba segura de cómo iban a reaccionar. Quería estar segura de que era algo serio antes de decírselo-.

Cesar se recostó en su silla, cruzando los brazos sobre el pecho, en una postura que luna reconoció como defensiva y dominante. -¿Serio? ¿Desde cuándo tienes una relación seria de la que no me entero? ¿Qué tanto te ha metido en la cabeza ese tal gabito?-

Las palabras de cesar cayeron sobre luna como un aguacero frío. Sabía que iban a reaccionar mal, pero la intensidad de su desaprobación la tomó por sorpresa. -chicos, no es que les haya ocultado nada, solo... solo quería asegurarme de que todo fuera bien antes de preocuparme por cómo lo tomarían-.

Ahora Cristhian la miró fijamente, sus ojos ahora llenos de una mezcla de incredulidad y resentimiento. -¿Preocuparte por cómo lo tomaríamos? ¿Y no pensaste que quizás nos molesta que te veas con alguien sin consultarlo primero? Somos tus hermanos, luna. Hemos estado aquí para ti desde siempre. ¿Y así nos pagas?-.

Luna sintió que un nudo se formaba en su garganta. -No es que lo haya ocultado a propósito. Solo... quería algo mío, algo que no fuera siempre discutido o controlado-. Las palabras salieron más rápidamente de lo que pretendía, cargadas de una frustración que había estado acumulando durante años.

Carlos frunció el ceño, su expresión se oscureció aún más. -¿Algo tuyo? Luna, ¿en qué momento te volviste tan egoísta? ¿Qué es lo que te ha estado diciendo ese tipo? ¿Qué ideas locas te ha metido en la cabeza para que te atrevas a hablarnos así?-.

Luna sintió una mezcla de miedo y rabia. No quería discutir, pero tampoco podía seguir soportando la manipulación emocional de los hermanos. -Gabriel no me ha metido nada en la cabeza, carlos. Solo… me ha hecho darme cuenta de que merezco tener mi propia vida, de que no siempre tengo que pedirles permiso para todo-.

El silencio que siguió fue aún más intenso que el anterior. Cesar la miró, y por un instante, luna vio algo más que ira en sus ojos. Había dolor, una herida que ella no comprendía del todo. Pero rápidamente, esa vulnerabilidad se desvaneció, reemplazada por una expresión de furia contenida.

-Si crees que este tipo te va a cuidar mejor que nosotros, estás cometiendo un gran error, luna," dijo con una voz helada. "Pero haz lo que quieras. Solo recuerda quién ha estado siempre aquí para ti cuando todo lo demás falló-.

Los tres se levantaron de la mesa bruscamente, haciendo que la silla chirriara sobre el suelo. -mañana nos vamos, regresamos hasta el lunes, cuidado con lo que se te ocurra hacer-, dijo bruscamente carlos, antes de la cocina, dejando a luna sola, con el sonido de la puerta de su oficina cerrándose de un portazo.

Luna se quedó sentada, mirando la mesa vacía frente a ella. Sentía el peso de la conversación en sus hombros, como si un gran muro se hubiera erigido entre ellos. Pero, por primera vez, también sintió algo parecido a la libertad. Había dado un paso que antes parecía imposible, y aunque las consecuencias eran inciertas, sabía que no podía dar marcha atrás.

Mientras apagaba las luces de la cocina, luna se dio cuenta de que la batalla más difícil estaba apenas comenzando. Había desafiado a sus hermanos, había reclamado un poco de control sobre su vida. Y ahora, tendría que enfrentarse a lo que eso significaba para los cuatro.














Este es último capítulo de esta semana, espero qué estén disfrutando la historia 💕  comenten si les gusta la idea de subir tres capítulos por semana también comenten si les está gustando😽💘

El Lado Oscuro De EllosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora