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El día llegó antes de lo que Luna esperaba. A pesar de que había ensayado mentalmente lo que quería decir, cuando recibió el mensaje de César confirmando que Cristhian la esperaba en su casa para hablar, su estómago se encogió de nervios. No era un simple encuentro; era el momento en que todo cambiaría, para bien o para mal.

Gabito le ofreció llevarla, pero Luna decidió ir sola. Era algo que necesitaba hacer por su cuenta. Se despidió de él con un beso y una sonrisa, asegurándole que estaría bien, aunque por dentro, las dudas seguían presentes.

—Tú puedes, Luna —le dijo Gabito antes de que se fuera—. Recuerda, eres fuerte. No dejes que nada ni nadie te haga sentir menos.

Esas palabras resonaron en su mente mientras caminaba hacia la casa de sus hermanos. El trayecto le pareció más largo de lo habitual. Cada paso era una mezcla de incertidumbre y determinación. Cuando finalmente llegó frente a la puerta, respiró hondo antes de tocar. El silencio que siguió al eco de su golpe fue abrumador.

Unos segundos después, la puerta se abrió, y ahí estaba Cristhian. Parecía un poco más cansado de lo que recordaba, como si el tiempo también hubiera pesado sobre él. Se quedaron mirándose en silencio por un instante, sin saber cómo empezar. Finalmente, Cristhian dio un paso atrás e hizo un gesto para que entrara.

—Hola, Luna —dijo con voz baja, casi vacilante.

—Hola, Cristhian —respondió ella, cruzando el umbral.

El ambiente dentro de la casa era extraño, cargado de una tensión que ninguno de los dos sabía cómo romper. Se sentaron en la sala, frente a frente. Luna tomó aire, intentando calmar los latidos de su corazón. Sabía que la clave de esta conversación sería mantenerse tranquila, no dejarse llevar por las emociones.

—Gracias por venir —dijo Cristhian, rompiendo el silencio.

Luna lo miró directamente a los ojos. Este era el momento. No podía dar marcha atrás ahora.

—He pensado mucho en todo lo que ha pasado entre nosotros —empezó, con voz firme—. Y creo que es hora de que hablemos de verdad, sin gritos ni reproches. Quiero que entiendas por qué me alejé, y lo que me ha dolido durante todos estos años.

Cristhian asintió, pero no dijo nada. Luna continuó.

—Siempre has sido muy protector conmigo, y lo entiendo. Eres mi hermano mayor, y querías lo mejor para mí. Pero a veces no te dabas cuenta de que, en ese afán de protegerme, me asfixiabas. Tomabas decisiones por mí, decidías qué era lo correcto sin preguntarme qué quería yo. Y cuando intentaba decirte cómo me sentía, parecía que mis palabras no te importaban.

Las palabras salían con más facilidad de lo que esperaba. Luna se sorprendió de lo claro que todo sonaba ahora que finalmente lo decía en voz alta.

—No quería alejarme de ti, ni de César, ni de Carlos —continuó—. Pero sentí que no tenía otra opción. Necesitaba espacio para encontrar mi propio camino, para entender quién soy sin tener que cumplir siempre con tus expectativas.

Cristhian seguía en silencio, pero su expresión había cambiado. Ya no tenía ese aire de superioridad que a menudo le veía. Parecía más vulnerable, más humano.

—Lo que pasó la última vez que nos vimos... —Luna tragó saliva, recordando la bofetada— fue el límite para mí. Sentí que ya no había respeto, que ya no había posibilidad de diálogo. Y por eso tuve que irme. No podía seguir en una relación que me hacía daño.

Cristhian cerró los ojos un momento, como si estuviera procesando sus palabras. Cuando los abrió, Luna vio algo diferente en él.

—Tienes razón, Luna —dijo finalmente—. Siempre he intentado protegerte, pero nunca me detuve a pensar cómo te hacían sentir mis acciones. Yo... no me di cuenta de cuánto te estaba lastimando. Y lo que pasó aquella vez... —hizo una pausa, con el rostro lleno de remordimiento— fue imperdonable. Me arrepiento todos los días de haber llegado a ese punto. No tenía derecho a ponerte las manos encima. Nunca debí haberte tratado así.

Luna sintió un nudo en la garganta, pero se mantuvo firme.

—No se trata solo de ese momento, Cristhian. Se trata de todo. Yo quiero que podamos tener una relación, pero tiene que ser diferente. Tienes que entender que ya no soy una niña, que puedo tomar mis propias decisiones, aunque no siempre te gusten. Necesito que me respetes como adulta.

Cristhian asintió lentamente, su mirada bajando al suelo. Parecía estar luchando con sus propios pensamientos.

—He sido egoísta —admitió—. Siempre pensé que sabía lo que era mejor para ti, pero no me detuve a escucharte. Te veía como mi hermana pequeña, y supongo que me costaba aceptar que estabas creciendo, que ya no necesitabas que te protegiera todo el tiempo.

Luna lo observó con atención. Sabía que este era un gran paso para Cristhian, pero también sabía que las palabras no serían suficientes.

—Cristhian, no te estoy pidiendo que cambies de la noche a la mañana —dijo—. Solo quiero que lo intentes. Que me escuches, que me respetes. Quiero que tengamos una relación sana, pero eso solo puede suceder si ambos estamos dispuestos a hacer cambios.

Cristhian levantó la mirada, con una expresión seria, pero sincera.

—Quiero intentarlo, Luna. No quiero perderte. Haré lo que sea necesario para cambiar, para que podamos estar bien. No va a ser fácil, lo sé, pero quiero que sepas que estoy dispuesto a hacer el esfuerzo. Ya no quiero ser el hermano que te lastima.

Luna sintió un alivio inmenso al escuchar esas palabras, aunque sabía que el verdadero cambio vendría con el tiempo y con las acciones, no solo con promesas. Pero este era el primer paso, y eso ya significaba mucho.

—Gracias, Cristhian —dijo suavemente—. Yo también quiero que esto funcione.

Ambos se quedaron en silencio por unos momentos, dejando que las palabras se asentaran. Luna sentía que algo se había desbloqueado entre ellos, una puerta que llevaba años cerrada, finalmente abierta. Sabía que el camino por delante no sería fácil, pero también sabía que ya no estaba sola en ese proceso.

Cuando finalmente se despidió de Cristhian y salió de su casa, Luna respiró hondo, sintiendo una ligereza que no había experimentado en mucho tiempo. Había enfrentado sus miedos, había dicho lo que necesitaba decir, y lo más importante, había abierto la puerta para que su relación con Cristhian pudiera sanar.

Mientras caminaba de regreso, Luna pensó en Gabito, en César, en Carlos, y en todos los que la habían apoyado durante este difícil viaje. Se dio cuenta de que, aunque había sido un camino largo y doloroso, al final había encontrado la fuerza en su interior para ser quien siempre había querido ser.

Era libre. Y eso, más que cualquier otra cosa, la llenaba de paz.



¿Qué Pasará con Cristhian?
¿Cambiará Cristhian?
O
Qué Pasará? 👀







Primero que nada quiero darle gracias a mi mejor amiga m4r_g4rci4 por ayudarme a escribir esta historia que llevaba tiempo queriendo hacer pero no sabía ni por donde empezar y gracias a ella se logró, gracias mv tqm 💕

Y en segundo perdón por no subirles los capítulos esta última semana nenas pero no tenía Internet ni datos así qué por eso les subí los últimos capítulos hoy♡ espero que hayan disfrutado muchísimo de la historia ♡♡ recuerden que la hicimos con mucho respeto para la familia Parra 💖 gracias por aver apoyado mucho la historia ♡♡

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⏰ Última actualización: Nov 01 ⏰

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