El sonido de la puerta cerrándose con fuerza hizo que luna se despertara sobresaltada. Había pasado la noche en el sofá, su libro caído sobre su pecho, y la televisión aún encendida con el volumen bajo. Se incorporó rápidamente, sintiendo cómo su corazón comenzaba a latir con fuerza. Sabía que eran sus hermanos quienes habían llegado, y por la forma en que había cerrado la puerta, no estaban de buen humor.
Escuchó sus pasos pesados mientras se dirigían al pasillo. Un momento después, ellos aparecieron en la sala, sus figuras altas proyectando una sombra amenazante bajo la luz tenue. Llevaban el ceño fruncido y la mandíbula apretada, signos claros de que algo no había salido bien en su día.
-¿A donde fuiste?- preguntó carlos, su tono afilado como un cuchillo.
Luna se enderezó, tratando de parecer tranquila. "Salí con Ramón los demás. Pasamos el día en el parque y luego tomamos algo."
El la miró, sus ojos oscuros llenos de una mezcla de irritación y desconfianza. -¿Y no pensaste en decir nada? Nos vamos a trabajar, y tú desapareces sin siquiera avisar.-
El tono acusador en la voz de carlos hizo que lunaa se tensara. Había estado esperando una confrontación desde que salieron de casa ayer por la mañana, pero ahora que estaba ocurriendo, el miedo y la frustración se mezclaban dentro de ella. -No pensé que sería un problema-, respondió, manteniendo la voz lo más serena posible. -No es la primera vez que salgo con mis amigos, y ustedes estaban ocupados-.
Cristhian se acercó, acortando la distancia entre ellos, su mirada intensa clavada en la de luna. "No es la salida lo que nos molesta, Luna. Es la falta de respeto. Ya has estado ocultando cosas últimamente. ¿Quién te llevó a casa?-
Luna sintió un nudo en el estómago. Sabía que Cristhian estaba buscando algo, cualquier razón para acusarla, para retomar el control que sentía que había perdido. -Ramón me llevó. Fue un día tranquilo, nada más-.
Cristhian no parecía satisfecho con su respuesta. -¿Y gabito? ¿Estaba con ustedes?-
El nombre de gabito hizo que luna sintiera una punzada de ansiedad. Sabía que Cristhian estaba esperando escuchar algo que confirmara sus sospechas, algo que pudiera usar contra ella. -No, él no estaba,- respondió firmemente tratando de ocultar su mentira. -Solo éramos Ramón, oscar, y los demás chicos-.
Por un momento, Cristhian se quedó en silencio, evaluando la situación. Luna podía ver cómo sus pensamientos se arremolinaban, cómo buscaba algo que pudiera utilizar en su contra. Finalmente, dio un paso atrás, soltando un resoplido de frustración. -No me gusta nada esto, luna. No me gusta que te estés alejando de nosotros, que te veas con gente que no conocemos. Te estás volviendo diferente, y eso no es bueno-.
Las palabras de Cristhian cayeron sobre luna como una carga pesada. Sabía lo que significaban: quería que volviera a ser la hermana sumisa y dependiente que siempre había sido, la que necesitaba su aprobación para todo. Pero algo dentro de ella se resistía, una parte de sí misma que ya no podía ignorar.
-cristhian, no estoy cambiando para mal. Solo estoy tratando de encontrar un poco de independencia, de tener mi propia vida. No quiero pelear contigo, pero tampoco quiero seguir viviendo así, siempre asustada de lo que puedas pensar o hacer-.
La sinceridad de sus palabras sorprendió a Cristhian, y por un instante, su rostro se suavizó. Pero solo fue un destello antes de que su expresión volviera a endurecerse. -Si crees que puedes hacer lo que quieras sin que eso afecte nuestra relación, te equivocas. No tienes ni idea de lo que estás haciendo, luna. Gabito, Ramón … todos esos amigos tuyos no te conocen como nosotros. No estarán aquí cuando las cosas se pongan difíciles-.
Luna sintió la presión en su pecho intensificarse. Era el mismo argumento que ellos habían usado tantas veces antes, esa mezcla de manipulación y preocupación que la había mantenido atrapada durante años. Pero esta vez, se dio cuenta de algo diferente: su miedo a perder la relación con sus hermanos ya no era suficiente para sacrificar su felicidad y su libertad.
-chicos, siempre han estado ahí para mí, y lo agradezco-, dijo, tratando de mantener la calma. -Pero necesito ser capaz de tomar mis propias decisiones. No quiero perderlos, pero no puedo seguir viviendo bajo su control. No es saludable para ninguno de los cuatro-.
El silencio que siguió fue denso, cargado de tensión. Luna podía ver cómo las palabras resonaban en la mente de los tres, cómo intentaba procesarlas, pero también cómo luchaban contra ellas. Finalmente, carlos asintió lentamente, pero no fue un gesto de aceptación, sino de resignación.
-Si eso es lo que quieres-, dijo con frialdad, -entonces adelante. Haz lo que te plazca. Pero no esperes que estemos aquí para recoger los pedazos cuando todo se venga abajo-.
Con esas palabras, los tres dieron la vuelta y salieron de la sala, dejando a luna sola en la penumbra. La puerta de sus habitaciones se cerraron de un portazo, haciendo eco en el silencio que quedó en la casa.
Luna se quedó allí, en el mismo lugar donde había estado de pie, sintiendo una mezcla de alivio y dolor. Había dicho lo que necesitaba decir, había plantado cara a sus hermanos como nunca antes lo había hecho. Pero las consecuencias de ese enfrentamiento aún estaban por verse.
Mientras apagaba las luces y se preparaba para ir a dormir, luna se dio cuenta de que algo había cambiado irrevocablemente entre ellos. La relación con sus hermanos nunca volvería a ser la misma. Pero, aunque la incertidumbre la llenaba de miedo, también había una chispa de esperanza. Tal vez, finalmente, estaba en el camino hacia una vida que fuera realmente suya.
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El Lado Oscuro De Ellos
FanfictionEl lado oscuro de ellos Luna siempre había admirado a sus hermanos mayores, Carlos, Cristhian y cesar. Creció creyendo que ellos eran sus protectores, sus guías y sus modelos a seguir. Pero, a medida que los años pasan, luna comienza a darse cuenta...