La semana siguiente fue diferente, casi extraña. La dinámica en casa había cambiado notablemente. Los tres hermanos: carlos, siempre había sido el más protector y controlador. Cesar era despreocupado, más enfocado en su propio mundo y poco interesado en lo que hacían los demás. Y luego estaba Cristhian, quien era siempre el que mas se exaltaba.
Pero era carlos quien realmente ejercía una autoridad invisible sobre Luna. Desde la platica de la semana anterior, algo había cambiado en él. Aunque seguía siendo controlador en muchos aspectos, había una diferencia sutil. Ya no la vigilaba con la misma intensidad, ni la presionaba para que siguiera cada una de sus recomendaciones. Parecía estar intentando, aunque con dificultad, darle el espacio que Luna tanto necesitaba.
Una tarde, mientras Luna se preparaba para salir con Gabito, cesar la observaba desde la puerta de su habitación.
-¿Otra vez con Gabito?- preguntó, con un tono que Luna no supo si era burla o simple curiosidad.
-Sí, voy a salir con él-, respondió Luna, manteniendo la calma. Sabía que cesar no iba a exaltarse en ese momento pues estaba usando el modo sarcástico que usaba siempre al estar un poco de buenas, aunque era raro.
-Qué suerte que carlos ya no está tan encima de ti. Antes te hubiera hecho la vida imposible por esto-, comentó cesar con una sonrisa traviesa.
Luna solo lo miró de reojo mientras se terminaba de arreglar. -Las cosas están cambiando-.
-Para ti tal vez-, añadió cesar, apoyándose en el marco de la puerta. -Pero no te confíes. Carlos puede parecer tranquilo, pero ya sabes cómo es. Puede explotar en cualquier momento-.
Luna no respondió. Sabía que su hermano mayor no cambiaría de la noche a la mañana, pero algo dentro de ella le decía que debía confiar en el proceso, en que las cosas podían mejorar si ambos seguían trabajando en ello. No obstante, no podía negar que el comentario de cesar la inquietaba. Aunque la relación con carlos parecía estar avanzando, sentía que todavía caminaba sobre una cuerda floja.
Cristhian, por su parte, estaba en la sala viendo televisión cuando Luna salió al pasillo. Su mirada se levantó brevemente al verla pasar, pero no dijo nada, solo la miro, como si entendiera que era mejor estar callado que otra pelea con carlos por la libertad de luna.
Luna bajó las escaleras con una mezcla de nervios y emoción. Aunque sabía que carlos había cedido un poco, no podía evitar sentir una ligera tensión cuando lo veía. Lo encontró en la cocina, preparando algo ligero para la cena. El ambiente era tranquilo, casi inusual.
-Voy a salir con Gabito-, dijo Luna, manteniendo un tono relajado, pero con un nudo en el estómago.
Carlos levantó la mirada de lo que estaba haciendo. La observó por un momento, como si estuviera evaluando si debía decir algo o no. Pero en lugar de un comentario crítico o una pregunta invasiva, solo asintió.
-Está bien-, dijo simplemente, y luego, como si recordara algo, añadió: -Solo ten cuidado-.
Luna sintió una mezcla de alivio y confusión. El carlos de antes hubiera cuestionado cada uno de sus movimientos, pero ahora, aunque seguía mostrando preocupación, parecía estar intentando no invadir su espacio. Era un pequeño paso, pero uno que significaba mucho.
-Gracias-, respondió Luna con una leve sonrisa, antes de salir por la puerta.
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Gabito ya la estaba esperando cuando salió. Le sonrió desde el coche, y Luna sintió una ola de alivio al verlo. Era su escape, su refugio de la tensión que aún persistía en casa. Se subió al coche, y mientras conducían hacia el restaurante donde habían decidido cenar, la conversación fluyó con naturalidad.
-¿Cómo van las cosas en casa?- preguntó Gabito mientras tomaba un desvío hacia una carretera más tranquila.
-bien... creo-, respondió Luna, reflexionando sobre las últimas interacciones con carlos. -me llevo mejor con carlos, antes eramos poco alejados pero las cosas van bien-.
Gabito la miró por un segundo, manteniendo una mano en el volante. -Es un proceso. A veces las personas necesitan tiempo para adaptarse a los cambios. Después estarán mejor-.
Luna asintió. Sabía que Gabito tenía razón, pero también sabía lo difícil que era mantenerse firme cuando los vínculos familiares estaban en juego. Los tres hermanos significaban mucho para ella, y aunque cesar y Cristhian no ejercían la misma libertad que carlos, sentía que todos ellos, de alguna forma, la observaban, esperando que mantuviera el equilibrio entre su propia independencia y la dinámica familiar.
Cuando llegaron al restaurante, Luna se sintió más relajada. Pasar tiempo con Gabito le permitía desconectar y, por un rato, ser solo ella, sin la carga de las expectativas de sus hermanos. Compartieron una cena tranquila, hablando de cosas más ligeras: música, películas, planes para el futuro. Con él, Luna podía respirar.
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Al regresar a casa esa noche, todo estaba en silencio. Cesar ya estaba en su habitación, probablemente escuchando música o jugando videojuegos. Cristhian dormía en el sofá, envuelto en una manta, con la televisión todavía encendida. Y carlos... él estaba en su cuarto, la puerta entreabierta, lo que permitía a Luna ver la luz suave de su lámpara de noche.
Subió las escaleras con cuidado, intentando no hacer ruido para no despertar a Cristhian. Cuando pasó por la puerta de carlos, él levantó la vista del video que estaba viendo.
-¿Todo bien?- preguntó en voz baja.
-Sí, todo bien-, respondió Luna. -Fue una buena noche-.
Carlos asintió, y Luna pudo ver en su expresión un leve gesto de aprobación, aunque seguía siendo distante en algunos aspectos. Era como si estuviera esforzándose por dejarla ser, pero aún le costara aceptar por completo la idea de que su hermana ya no necesitaba que la cuidara todo el tiempo.
Luna subió al tercer piso, donde estaba su habitación, sintiéndose extrañamente en paz. Las cosas no eran perfectas, pero estaban cambiando. Y aunque aún quedaba un largo camino por recorrer, sabía que había logrado algo importante: había comenzado a vivir bajo nuevas reglas. Las suyas. Y eso, para ella, era una victoria suficiente por ahora.
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El Lado Oscuro De Ellos
FanfictionEl lado oscuro de ellos Luna siempre había admirado a sus hermanos mayores, Carlos, Cristhian y cesar. Creció creyendo que ellos eran sus protectores, sus guías y sus modelos a seguir. Pero, a medida que los años pasan, luna comienza a darse cuenta...