Capítulo 50: Una Última Oportunidad

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La tormenta rugía afuera, cada relámpago iluminando el pequeño apartamento de Taehyung con destellos momentáneos de luz blanca. La lluvia golpeaba las ventanas con furia, y el viento hacía que los árboles se mecieran violentamente. Jungkook miró por la ventana, observando el agua que corría por las calles como pequeños ríos improvisados. No había forma de que pudiera salir de allí con ese tiempo, y ambos lo sabían.

—Parece que te quedarás aquí esta noche —dijo Taehyung, sin mirarlo directamente. Había una tensión palpable en su voz, una mezcla de resignación y algo más que Jungkook no pudo identificar del todo.

—Sí, supongo que sí —respondió Jungkook, tratando de mantener la calma en su tono, aunque su corazón latía con fuerza en su pecho.

Ambos habían dejado a los bebés dormidos en la habitación pequeña, asegurándose de que estuvieran abrigados y cómodos. Taehyung cerró la puerta de la habitación con suavidad, volviendo su atención a Jungkook. Había algo en la mirada de Jungkook que hizo que Taehyung sintiera un nudo en el estómago, como si una conversación inevitable estuviera a punto de comenzar.

Se dirigieron a la habitación de Taehyung en silencio, como si temieran que cualquier palabra pudiera romper la delicada tregua que habían mantenido hasta ese momento. Cuando llegaron, Taehyung se sentó en el borde de la cama, con la mirada fija en el suelo. Jungkook se acercó lentamente, quedándose de pie frente a él. El sonido de la tormenta llenaba el aire, pero dentro de la habitación, el silencio era casi ensordecedor.

Jungkook respiró hondo, como si estuviera reuniendo el coraje necesario para hablar.

—Tae... —comenzó, su voz apenas un susurro. Taehyung levantó la mirada, sus ojos encontrándose con los de Jungkook. Había dolor y esperanza en esos ojos oscuros, una mezcla de emociones que lo hacía ver más vulnerable de lo que Jungkook había visto en mucho tiempo.

—¿Qué? —preguntó Taehyung con suavidad, su tono no era agresivo, solo... cauteloso.

Jungkook tragó saliva, sintiendo que el momento era crucial.

—Te amo, Taehyung —dijo finalmente, con la voz cargada de sinceridad y anhelo. Taehyung se quedó inmóvil por un momento, como si las palabras lo hubieran dejado sin aliento. Jungkook continuó—: Sé que he cometido errores, sé que he dicho cosas que no debí decir, que te he lastimado... Pero te amo. Y quiero intentarlo todo contigo. Quiero recuperar lo que perdimos... quiero que me des una última oportunidad.

Taehyung lo miró fijamente, evaluando cada palabra, cada expresión en el rostro del alfa. Su corazón latía con fuerza, pero también sabía que no podía entregarse tan fácilmente, no después de todo lo que había pasado.

—Jungkook... —dijo en un suspiro, sacudiendo ligeramente la cabeza—, me has lastimado tantas veces... ¿Cómo puedo saber que esta vez será diferente? —Su voz temblaba ligeramente, pero no por miedo, sino por la avalancha de emociones que sentía.

Jungkook se acercó un poco más, sus manos temblorosas queriendo alcanzar las de Taehyung, pero sin atreverse.

—No te lo puedo prometer —respondió Jungkook con sinceridad—. Pero puedo decirte que estoy dispuesto a hacer todo lo que sea necesario. Quiero cambiar, quiero ser mejor... por ti, por nuestros bebés, por nosotros. Solo... solo dame una última oportunidad.

Taehyung lo miró a los ojos, buscando alguna señal de verdad en ellos. Finalmente, suspiró profundamente.

—Está bien, Jungkook —dijo, su voz baja pero firme—, una última oportunidad. Pero no la eches a perder, porque si lo haces... no habrá más oportunidades

Jungkook asintió rápidamente, sintiendo que su corazón se aligeraba un poco.

—No lo haré, te lo prometo, Taehyung. No lo haré.

El silencio se volvió más denso, pero esta vez estaba cargado de un sentimiento diferente, una mezcla de alivio y ansiedad. Jungkook se acercó un poco más, sus dedos rozando suavemente la mejilla de Taehyung, como si tuviera miedo de romperlo. Taehyung cerró los ojos por un momento, dejándose llevar por la calidez del toque de Jungkook, recordando todos esos momentos en los que ese mismo toque le había brindado consuelo.

Sin decir nada más, se encontraron en un beso suave, uno que comenzó con timidez pero que rápidamente se volvió más intenso, más necesitado. Jungkook sintió como todo su cuerpo se encendía con ese simple contacto, y se dio cuenta de cuánto lo había extrañado, cuánto lo necesitaba.

Taehyung lo empujó suavemente hacia la cama, y ambos se dejaron caer sobre las sábanas, sus cuerpos entrelazándose. Jungkook comenzó a desnudarse lentamente, manteniendo los ojos fijos en Taehyung, observando cada reacción, cada pequeño gesto.

Taehyung también comenzó a quitarse la ropa, su respiración acelerándose. Había un deseo palpable en el aire, pero también una sensación de vulnerabilidad, como si ambos supieran que esto no era solo un acto físico, sino una promesa silenciosa, una declaración de que ambos estaban dispuestos a intentarlo de nuevo.

—Jungkook... —susurró Taehyung, abriendo las piernas para darle espacio—, hazme el amor...

Jungkook sintió que su corazón se derretía ante esas palabras. Se acercó lentamente, besando el cuello de Taehyung mientras sus manos acariciaban suavemente su cuerpo, cada toque cuidadoso y lleno de devoción.

—Siempre será con amor, Tae... siempre —murmuró, su voz profunda, temblorosa.

Se movió con lentitud, alineando su cuerpo con el de Taehyung, ambos jadeando suavemente al sentir el calor del otro. Entró en él con una suavidad casi reverente, cuidando de no hacer ruido, consciente de los bebés durmiendo a pocos metros de ellos.

Taehyung mordió su labio para contener un gemido, sus manos aferrándose a los hombros de Jungkook mientras lo sentía moverse dentro de él con una intensidad lenta, casi tortuosa. Era una mezcla de deseo y ternura, como si cada movimiento estuviera destinado a sanar, a reparar las grietas invisibles que habían surgido entre ellos.

—Te amo... —susurró Jungkook contra su oído, su voz apenas audible, cargada de emoción.

Taehyung cerró los ojos, dejándose llevar por la sensación, por la certeza de que, al menos en ese momento, ambos estaban exactamente donde debían estar. Sintió que las lágrimas amenazaban con escapar de sus ojos, pero no eran de dolor, sino de una mezcla de alivio y esperanza.

Cuando finalmente llegaron al clímax, lo hicieron juntos, en un silencio casi sagrado, respirando al unísono, sus cuerpos aferrados el uno al otro como si temieran separarse. Se quedaron así, abrazados, sus corazones latiendo con fuerza, mientras la tormenta seguía rugiendo afuera, pero en su pequeña burbuja, todo parecía estar en calma.

—Gracias por darme esta oportunidad... —murmuró Jungkook, acariciando suavemente el cabello de Taehyung.

Taehyung solo asintió, apoyando su cabeza en el pecho de Jungkook, sintiendo el ritmo constante de su corazón, permitiéndose, por primera vez en mucho tiempo, creer que tal vez, solo tal vez, las cosas podrían salir bien.

Fuego EscarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora