Capítulo 3: La Casa de la Cascada

90 36 6
                                    

"El verdadero viaje no es hacia fuera, sino hacia dentro."

El mundo de Floor continuaba desplegando su fascinante tapiz ante los ojos de Pedro y Paco, cada paso revelando maravillas que desafiaban la imaginación

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El mundo de Floor continuaba desplegando su fascinante tapiz ante los ojos de Pedro y Paco, cada paso revelando maravillas que desafiaban la imaginación. Aun así, en medio de la deslumbrante belleza y las criaturas mágicas, ambos comprendían la necesidad de un lugar al que llamar hogar, un refugio seguro desde donde pudieran explorar y comprender este mundo tan distinto al que habían conocido.

Mientras atravesaban los densos bosques, donde los árboles poseían troncos translúcidos que dejaban ver ríos de savia dorada fluyendo en su interior, una figura etérea apareció entre las sombras danzantes de la luz filtrada por las hojas. Era Blanca, una pequeña perra de raza Setter inglés. Su pelaje blanco irradiaba una tenue luminiscencia, casi fantasmal. Sus grandes ojos, que transmitían una mezcla de temor y bondad, se fijaron en Pedro y Paco, aunque su naturaleza cautelosa la mantenía a cierta distancia.

"Hola, amigos," susurró Blanca con una voz que parecía venir de otro mundo. "He estado vagando por este lugar extraño y nuevo, y sé que ustedes también están recién llegados. Quiero ayudarles. Encontré una casa, al pie de una cascada, que creo que sería el refugio perfecto para ustedes. Es un lugar hermoso y seguro, con una vista que corta el aliento."

Pedro y Paco, conmovidos por la sinceridad en las palabras de Blanca, aceptaron su ofrecimiento. Juntos, comenzaron el viaje hacia la casa de la cascada, adentrándose cada vez más en los misteriosos mundos de Floor. El paisaje a su alrededor cambiaba constantemente: Desde praderas cuyos colores vibraban en sintonía con el viento, hasta montañas cuyos picos relucían como si estuvieran hechos de diamantes, y lagos que reflejaban cielos en los que las constelaciones parecían cobrar vida, danzando sobre las aguas cristalinas.

-Ahorita llegamos -dijo Blanca con su voz suave, aunque había un leve temblor en ella-. La Casa de la Cascada es un buen lugar para su descanso, un refugio en medio de este mundo.

Pedro asintió, aunque en su interior las dudas persistían. ¿Cómo había llegado Blanca a encontrarlos en un lugar tan vasto? ¿Y por qué sentía esa conexión instantánea con ella, como si sus destinos estuvieran entrelazados de alguna manera? Paco, por su parte, se mantenía a su lado, atento a cada uno de los sonidos y movimientos del bosque.

De repente, un rugido profundo y ominoso retumbó en la distancia, haciendo que Blanca se detuviera en seco. Sus ojos marrones se abrieron de par en par y un escalofrío recorrió su cuerpo.

-Algo viene... -murmuró, su voz casi un susurro-. Algo peligroso wey.

Pedro sintió cómo su corazón se aceleraba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pedro sintió cómo su corazón se aceleraba. Antes de que pudiera reaccionar, un enorme T-Rex de escamas grisáceas irrumpió entre los árboles, sus ojos brillantes fijándose en ellos con hambre.

Blanca retrocedió, temblando de miedo, mientras Pedro se puso instintivamente delante de ella y de Paco. Pero Paco no se quedó quieto. El pequeño gato negro, que había demostrado ser más fuerte de lo que parecía, comenzó a brillar con una luz esmeralda intensa. Pedro lo miró con asombro mientras la energía fluía a través de su cuerpo, transformando a Paco.

Sus patas se estiraron y su cuerpo se agrandó, cubriéndose de duras escamas negras. En cuestión de segundos, Paco había dejado de ser un simple gato y se había transformado en un T-Rex imponente, de un negro brillante que absorbía la luz a su alrededor. Sus ojos verdes brillaban con una ferocidad que igualaba a la del monstruo que los amenazaba.

El T-Rex gris atacó primero, embistiendo con su enorme cabeza, pero Paco, ahora igual de imponente, no retrocedió. Con un rugido que resonó en todo el bosque, Paco se lanzó contra su enemigo. El choque de las dos bestias fue titánico, sacudiendo el suelo bajo sus pies y haciendo temblar los árboles cercanos.

Blanca observaba la batalla, su miedo era evidente, pero también había un destello de admiración en sus ojos. Pedro, asombrado, apenas podía creer lo que veía. Paco, su pequeño amigo felino, luchaba como un guerrero feroz, igualando la fuerza bruta del T-Rex con una agilidad y una determinación sobrenaturales.

La pelea fue brutal y rápida. Paco usó su nueva forma con habilidad, esquivando los ataques del T-Rex gris y golpeando con una fuerza devastadora. Finalmente, con un último rugido, Paco derribó a la criatura, lanzándola contra un árbol robusto que se partió bajo el peso del impacto. El T-Rex gris cayó, derrotado, y el bosque volvió a sumirse en un inquietante silencio.

Paco, jadeante, comenzó a recuperar su forma original. Su cuerpo se encogió, las escamas desaparecieron, y en pocos momentos volvió a ser el pequeño gato negro que Pedro conocía y amaba. Con un suave ronroneo, Paco se acercó a Pedro, quien lo levantó y lo abrazó con fuerza.

-Increíble... -susurró Pedro, aún con la adrenalina corriendo por sus venas-. ¡Paco, no tenía idea de que pudieras hacer eso!- exclamó sorprendido.

Blanca, todavía temblando, se acercó a ellos. Sus ojos marrones, llenos de una mezcla de miedo y gratitud, se posaron en Paco.

-Muchas gracias... -dijo suavemente-. Sin ustedes... no sé qué hubiera pasado.

Paco ronroneó en respuesta, y Blanca les ofreció una sonrisa temblorosa antes de guiarles el resto del camino. Cuando finalmente llegaron a la Casa de la Cascada, el espectáculo que se presentó ante ellos era digno de un sueño. La cascada caía desde lo alto de una montaña flotante, sus aguas brillando con un resplandor arcoíris. A los pies de la cascada, una casa construida de cristal y piedra los esperaba, envuelta en la bruma y el misterio del lugar.

-Este es vuestro nuevo hogar -dijo Blanca, con un tono un poco más firme-. Aquí estaréis a salvo por ahora. Pero debo continuar mi camino... Debo encontrar a alguien, alguien que... es importante para mí.

Pedro la miró, con curiosidad y compasión. -¿Quién es?

-Se llama Ed -respondió Blanca, bajando la mirada, y dejando caer las orejas ligeramente-. Es alguien con quien compartí mucho, pero nuestras vidas se complicaron. Debo encontrarlo y... cerrar ese capítulo.

Pedro asintió, entendiendo que Blanca tenía sus propias luchas y desafíos. -Espero que lo encuentres. Y gracias por guiarnos hasta aquí.

Blanca asintió en silencio y se despidió con un último vistazo a Paco, quien la observaba con esos ojos verdes llenos de una calma tranquila. Luego, se adentró en el bosque, dejando a Pedro y Paco en su nuevo refugio.

Mientras entraban en la Casa de la Cascada, Pedro no podía dejar de pensar en las palabras de Blanca y en lo que les esperaba en este extraño y maravilloso mundo de Floor. La aventura apenas comenzaba, y aunque aún no sabía qué desafíos enfrentarían, estaba seguro de una cosa: con Paco a su lado, todo era posible.

En la paz de su nuevo hogar, Pedro y Paco se preparaban para lo que estaba por venir, conscientes de que su viaje sería largo, lleno de peligros y descubrimientos, pero también de grandes lecciones y momentos de profunda conexión

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En la paz de su nuevo hogar, Pedro y Paco se preparaban para lo que estaba por venir, conscientes de que su viaje sería largo, lleno de peligros y descubrimientos, pero también de grandes lecciones y momentos de profunda conexión.

Paco el Gato 🐈‍⬛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora