"Todo lo que damos, lo recibimos. El universo es un espejo de nuestras acciones."
El amanecer en la Casa de la Cascada, su hogar, era diferente aquella mañana. Los suaves murmullos de las aguas que caían en la cascada parecían susurrar despedidas, mientras el sol apenas iluminaba los campos verdes que rodeaban el refugio del Team Rainbow. Paco y Pedro estaban de pie en la entrada, observando la tranquilidad de su hogar temporal. Frente a ellos, el desafío final: la búsqueda del último fragmento, el color blanco.
El aire estaba cargado de emoción y, a la vez, de una sensación de despedida. Pedro ajustó el arco que Junior le había mejorado la noche anterior, ahora repleto de flechas nuevas que aún no había probado en batalla. Paco, con su pelaje negro resplandeciendo bajo los primeros rayos de sol, miraba al horizonte con sus ojos verdes llenos de determinación. Sabían que esta no sería una misión sencilla. El color blanco, el último fragmento que necesitaban para restaurar la Perla de Luz, estaba oculto en los confines más misteriosos de Floor, y el destino les aguardaba más allá de los límites de lo conocido.
-¿Listo? -preguntó Pedro, rompiendo el silencio mientras ajustaba su arco.
El Gato asintió con un movimiento decidido. -Es el último paso. No podemos fallar.
Ambos sabían lo que estaba en juego. El equilibrio del mundo dependía de ellos, y el destino de Floor estaba en sus manos. Dejaban atrás a sus amigos, quienes se quedarían protegiendo los fragmentos de colores conseguidos hasta el momento, sabiendo que cada uno de ellos era crucial para la restauración de la luz. Junior, Blanca, Jhon, Scotty, Penélope, Chucky, Rita y Gangi se despidieron con abrazos y palabras de ánimo, pero ahora la misión recaía en los dos compañeros inseparables.
Mientras avanzaban hacia el este, más allá de las montañas que rodeaban la Casa de la Cascada, un silencio tenso invadía el aire. Pedro mantenía la mirada fija en el horizonte, pero había algo que lo inquietaba profundamente. Aunque no lo había compartido con Paco, sabía que el camino que se avecinaba sería más difícil de lo que cualquiera de ellos había imaginado. No solo por los enemigos que enfrentarían, sino por los miedos internos que cada uno llevaba consigo.
Junior, la noche antes de su partida, había entregado a Pedro una mejora especial para su espada de bambú. La hoja, ahora, era más resistente y podía cortar no solo materiales físicos, sino también ilusiones y sombras, lo que les sería muy útil contra las trampas mentales que se rumoreaba protegían el color blanco. Además, le había regalado tres nuevas flechas: la Flecha de Luz, para iluminar cualquier oscuridad que encontraran; la Flecha de Reflejo, capaz de devolver cualquier ataque; y la Flecha de Silencio, diseñada para neutralizar ataques mágicos.
-Esto te protegerá, amigo. -Junior había dicho, con una mezcla de preocupación y confianza.
Pero, para Pedro, había algo más profundo. A pesar de todos sus talentos, seguía llevando un miedo que lo atormentaba desde su niñez: el miedo a perderse, a estar solo. Este miedo había crecido desde la muerte de su madre, y aunque había aprendido a superarlo en muchas formas, sabía que la búsqueda del color blanco pondría a prueba su alma de una manera que nunca antes había enfrentado.
El Gato, por su parte, también llevaba su propia carga. Aunque había avanzado en el dominio de sus transformaciones -desde el tiburón negro hasta el ágil coyote-, sentía el peso de lo que vendría después. La forma final, lo aguardaba, y Paco sabía que esa transformación representaría el enfrentamiento final con su hermano Max Caos. No solo sería una batalla física, sino una prueba emocional que podría romperlo. Cada transformación hasta ahora había sido un paso en su crecimiento, pero también un recordatorio de que el destino le exigía un sacrificio emocional que aún no estaba seguro de poder soportar.
A medida que avanzaban, las montañas comenzaron a desvanecerse a sus espaldas, y un vasto desierto blanco se extendía frente a ellos. La arena no era como la de un desierto común; brillaba bajo el sol, casi como si estuviera hecha de pequeños fragmentos de cristal. Este era el umbral hacia la última etapa de su misión. Paco y Pedro caminaron en silencio, conscientes de que se aproximaban a lo desconocido.
-Sabes que no estamos solos aquí, ¿verdad? -dijo Paco, rompiendo el silencio.
El joven asintió. -Puedo sentirlo. Algo nos está observando.
El viento comenzó a soplar con más fuerza, y las sombras a su alrededor parecieron distorsionarse. Paco, con sus sentidos agudos, percibió movimientos a lo lejos. Eran pequeñas figuras que se movían entre las dunas de cristal, pero se desvanecían antes de que Pedro pudiera verlas con claridad.
De repente, el suelo bajo sus pies tembló, y una figura masiva emergió de las arenas blancas: un Rey Cocodrilo, cuyas escamas eran tan brillantes y relucientes como perlas bajo el sol. Era un guardián antiguo, una criatura que había existido desde el principio de los tiempos y que protegía la entrada a la Sala del Creador, donde el fragmento blanco aguardaba.
El Rey Cocodrilo se alzó ante ellos, sus ojos fríos y calculadores centelleaban con sabiduría y poder. Pedro desenvainó su espada de bambú, mientras Paco, con un destello en sus ojos, se preparaba para la batalla.
-Si queréis entrar a la Sala del Creador-rugió el Rey Cocodrilo-, deberéis demostrar que sois dignos. Solo aquellos que superen la prueba de los antiguos héroes pueden reclamar el fragmento del color blanco.
El desafío final estaba a punto de comenzar, y Paco y Pedro sabían que no sería una simple batalla física. Los antiguos héroes, guardianes de cada uno de los elementos, serían su verdadero reto. Y solo si lograban superar esta prueba, podrían entrar en la Sala del Creador y obtener el fragmento que sellaría el destino de Floor.
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Paco el Gato 🐈⬛
AventuraEn un mundo donde los colores tienen el poder de la vida misma, Paco, un misterioso gato negro de ojos verdes, debe descubrir su verdadero propósito mientras enfrenta fuerzas oscuras que amenazan con consumir Floor. Junto a su fiel amigo Pedro, un v...