Capítulo 6: Tras las Sombras del Caos

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"Todo lo que necesitas para ser feliz ya está dentro de ti."

El aire en Floor siempre había sido algo más que simple atmósfera

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El aire en Floor siempre había sido algo más que simple atmósfera. Estaba impregnado de una magia antigua, llena de colores cambiantes y formas que desafiaban la lógica. Los árboles de troncos translúcidos dejaban ver ríos de savia dorada que fluían como vida misma, y las colinas cercanas parecían ondular bajo los pies, como si el paisaje estuviera vivo, adaptándose al estado emocional del equipo. Pero esa mañana, algo más oscuro y denso flotaba en el ambiente, envolviendo el corazón de cada uno con una sensación de pérdida y de peligro inminente.

Pedro sentía el peso en su piel, como una presión constante que no lograba comprender del todo. Paco, caminando a su lado, parecía también afectado. Su pelaje negro, que a menudo brillaba con un resplandor esmeralda, estaba apagado, reflejando la melancolía que sentía su amigo felino. Rita, por su parte, mantenía su entusiasmo habitual, aunque de vez en cuando lanzaba pequeños balidos de alerta mientras miraba alrededor, sintiendo la tensión en el aire.

Y entonces, habiendo dejado el lago atrás y adentrándose de nuevo en el bosque, entre los árboles de corteza cristalina, una figura emergió. Era Blanca, la setter blanca que habían conocido días atrás, pero algo en ella había cambiado. Ya no irradiaba la luz tenue casi fantasmal que solía envolverla. Su paso era pesado, su cabeza gacha, y la energía vibrante de Floor, que normalmente resonaba con las emociones de quienes la habitaban, parecía atenuarse a su alrededor, como si compartiera su dolor.

-Blanca...- Pedro se acercó con cuidado, y su voz sonaba cargada de preocupación.

Blanca levantó la cabeza lentamente, sus ojos marrones estaban apagados, llenos de una tristeza abrumadora. Paco, que siempre había sentido las emociones de los demás con una intensidad particular, la miró con seriedad, sabiendo que algo profundamente doloroso le había ocurrido a su amiga. Rita, la cabrita pequeña y valiente, sin conocerla, se acercó con cautela, inclinando su cabecita en un gesto de consuelo silencioso.

-Lo encontré -dijo Blanca finalmente, su voz apenas un susurro que se rompía con cada palabra. Pedro sintió un nudo formarse en su pecho, intuyendo la respuesta antes de que ella continuara-. Mi compadre Ed... está muerto.

El nombre de Ed resonó en el aire como un golpe. Blanca, que siempre había mostrado una fuerza y serenidad inquebrantables, ahora parecía desmoronarse ante la simple mención de su nombre. Pedro no sabía qué decir, solo sabía que las palabras no serían suficientes para calmar el dolor de su amiga.

-Max Caos estuvo allí... -continuó Blanca, su voz temblando con una mezcla de rabia y dolor-. -No llegué a tiempo. Lo vi... lo vi morir. Max lo mató. Y yo no pude hacer nada.-

Las últimas palabras fueron dichas en un susurro, casi inaudibles, pero el impacto fue devastador. Max Caos, el hermano perdido de Paco, ahora no era solo una sombra de su pasado, sino una amenaza tangible, alguien que había cruzado el límite definitivo: el asesinato de Ed.

Blanca, que siempre había sido un faro de calma y luz, ahora estaba atrapada en una tormenta emocional. Su pelaje blanco, que antes irradiaba serenidad, parecía apagado, como si el dolor hubiera robado su esencia. Las lágrimas llenaban sus ojos, pero su mirada seguía fija en el suelo, luchando por contener la rabia y el vacío que sentía.

Rita, siempre llena de compasión, se acercó aún más, y con un gesto tierno y sin decir nada, disparó un pequeño "conguito" de su trasero. Normalmente, esto habría provocado risas, pero en ese momento, cuando el conguito tocó el suelo, brotó una pequeña flor azul, radiante y pura. Era un símbolo de vida, un recordatorio de que incluso en los momentos más oscuros, algo bello podía surgir.

Pedro se inclinó hacia Blanca, colocando suavemente una mano sobre su lomo, buscando ofrecerle algún consuelo en medio de su dolor

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Pedro se inclinó hacia Blanca, colocando suavemente una mano sobre su lomo, buscando ofrecerle algún consuelo en medio de su dolor. -Lo siento mucho, Blanca. No puedo imaginar el dolor que sientes, pero no estás sola en esto. Vamos a detenerlo. Max Caos no destruirá más vidas. No dejaremos que su oscuridad siga extendiéndose.-

Blanca levantó lentamente la mirada, sus ojos aún brillaban con lágrimas, pero dentro de ellos comenzaba a surgir una nueva chispa. Una chispa de determinación. Sabía que no podía permitir que su dolor la consumiera. Ed ya no estaba, pero su sacrificio no sería en vano. Su muerte ahora se había convertido en un catalizador, una razón para seguir adelante.

-Tenés razón, Pedro -dijo Blanca, secándose las lágrimas con una de sus patas-. No puedo dejar que el dolor de mi corazón me hunda. Max debe ser detenido, y no lo haré sola. Lucharemos unidos. Por Ed, y por todos nosotros.-

Pedro, Paco y Rita asintieron al unísono. El aire, que antes había sido sofocante y pesado, ahora parecía llenarse con una energía renovada. El dolor no había desaparecido, pero lo habían transformado en algo más: en fuerza, en una razón para continuar adelante más unidos que nunca.

Mientras el equipo avanzaba, el paisaje de Floor seguía cambiando a su alrededor, los colores volvían a brillar con una intensidad renovada. Sin embargo, algo acechaba en las sombras. Una figura oscura, imperceptible para el recién formado equipo, los observaba desde la distancia. Aunque nadie lo vio, la amenaza de Max Caos estaba más cerca de lo que imaginaban. Su presencia se sentía en cada rincón de Floor, como una sombra que crecía, esperando el momento adecuado para atacar.

Blanca, aunque rota por dentro, caminaba ahora con una nueva fuerza. Sabía que su viaje había cambiado para siempre, porque tenía a su equipo, y juntos, enfrentarían a Max.
Sabía que la batalla que se avecinaba no sería fácil, pero mientras tuviera a sus amigos a su lado, no permitiría que la oscuridad los venciera.

El sufrimiento, pensó, era inevitable. Pero era en ese sufrimiento donde encontraba su verdadera fortaleza. Ed no había muerto en vano. Y ella no permitiría que la muerte de su ser más querido fuera solo otra cicatriz en su corazón. Él había sido luz en su vida, y ahora, con esa luz, guiaría a sus amigos a través de las sombras de Max Caos.

 Él había sido luz en su vida, y ahora, con esa luz, guiaría a sus amigos a través de las sombras de Max Caos

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El equipo siguió avanzando, con el corazón pesado pero con una determinación inquebrantable. La batalla contra Max Caos estaba cada vez más cerca, y sabían que tendrían que enfrentarse no solo a él, sino a sus propios miedos y pérdidas en el camino.

Paco el Gato 🐈‍⬛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora