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Un dolor intenso en la barriga me inunda a las cuatro de la mañana

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Un dolor intenso en la barriga me inunda a las cuatro de la mañana.

Ese dolor por culpa de la menstruación es de lo peor.

A veces puedo soportarlo entre mañanas y mañanas, pero intentando dormir me mata.

No puedo, es como si me estuvieran acuchillando cada dos segundos y me estuviera tapando la boca por no poder gritar pidiendo ayuda.

Aprieto mis manos y mis pies intentando aguantar el dolor, pero no puedo.

Me cae una lagrima de dolor.

Intento respirar, muy lentamente, pero acabo respirando como si me estuviera muriendo. Me levanto de la cama buscando abrir la puerta y bajar por las escaleras para tomarme mis pastillas de la regla.


El viento mañanero me sopla en la cara.

Miro mi despertador y son las diez de la mañana. Voy al baño, hago mis necesidades y bajo a almorzar.

Papá no está, como siempre.

En nada la empresa Stroms Kruse iban a cerrar ya que empezaban sus vacaciones de verano.

Me imagino a papá yéndose de vacaciones con su jefe viajando por todo el mundo y yo aquí en mi casa.

No sé para que me imagino algo así.

Como a las cuatro de la mañana me ha venido la menstruación, me apetece algo de chocolate. Cojo la última caja de donuts que hay y me meto uno en la boca y a la vez encendiendo la televisión.

Me preparo un vaso de leche calentito y me tomo la pastilla de la regla.

Ahora que pienso, no tengo el móvil.

Que mal. 

Vuelvo a mi habitación y encuentro el libro que estaba leyendo.

Lo dejo en el sofá y respiro lentamente.

Porque por fin, tengo un rato para leer.

Tessa me quiere. Lo veo en sus ojos grises cada vez que me mira. Lo siento en sus puntas de los dedos cuando recorre la tinta que tiñe mi piel, cuando sus labios rozan los míos. Sé distinguir entre amar y estar atrapado, entre amar y ser adicto. Ella me quiere. Me quiere. Tessa me quiere. De lo contrario, no sabría cómo asimilarlo. No podría. No podría vivir sin ella, no porque no la quiera, sino porque la necesito. Necesito que me quiera y que esté ahí para mí. Nunca había permitido que nadie se acercara a mí tanto como ella; es la única persona que sé que siempre me querrá incondicionalmente. Incluso mi madre mi madre se harta de mis gilipolleces a veces, pero Tessa siempre me perdona. Da igual lo que haga, ella siempre está ahí para mí cuando la necesito. Esa chica tan cabezota, odiosa e intransigente lo es todo para mí.

                                                                                                                                                    Hardin Scott.

El amor por el dineroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora