Sombras en la Noche: El Llamado del Íncubo

Capítulo 7: El Guardián de los Sueños

Los días que siguieron al incidente con el espejo roto fueron un torbellino de confusión y temor para Lucía. Cada intento de seguir con su vida cotidiana se veía entorpecido por la sensación ineludible de que algo o alguien la vigilaba constantemente, desde la penumbra de sus pensamientos y sueños. Aunque había escapado, por ahora, del pacto con el íncubo, la ruptura del espejo había abierto un nuevo abismo en su mente, y sentía que no podía escapar de su influencia.

Las noches, en particular, se habían vuelto insoportables. Sueños, o más bien pesadillas, la perseguían cada vez que cerraba los ojos. Pero estas no eran simplemente imágenes aterradoras; eran vívidas, reales, con un nivel de detalle que dejaba a Lucía sudando y con el corazón palpitante al despertar. En esos sueños, aparecía siempre una figura que observaba desde la distancia. Era una presencia silenciosa, casi protectora, pero también distante y enigmática. Esta figura comenzó a aparecer de manera constante, como una sombra que la seguía, nunca demasiado cerca pero siempre presente.

Una noche, cuando el sueño la invadió con fuerza, la figura misteriosa no solo apareció, sino que habló por primera vez.

"Debes estar preparada."

La voz era grave, masculina y resonante, y cada palabra reverberaba en su mente, haciéndola despertar sobresaltada. El mensaje era claro pero enigmático, y dejó a Lucía más confundida que nunca.

Agotada por la constante interrupción de sus noches, Lucía decidió tomar medidas drásticas. Sabía que los sueños tenían algún tipo de significado, y que la figura que los dominaba no era producto de su imaginación, sino parte del enigma que la rodeaba. Decidida a investigar, recordó un contacto que tenía en el mundo de lo esotérico: Samuel, un viejo amigo que había dedicado su vida al estudio de los sueños y su significado oculto. Samuel era un hombre excéntrico pero brillante, alguien que creía firmemente en la existencia de los "guardianes de los sueños", entidades que protegían el mundo onírico y, en algunos casos, intervenían en los asuntos de los soñadores.

Lucía se dirigió a su pequeña librería esotérica en las afueras de la ciudad. El lugar era casi un santuario del conocimiento oculto, con paredes cubiertas de libros antiguos y artefactos misteriosos. Cuando Lucía entró, el sonido de una pequeña campana sobre la puerta alertó a Samuel, quien apareció entre las sombras con su característica túnica gris y una barba espesa que le daba un aire de sabiduría ancestral.

"Lucía, querida amiga, es un placer verte después de tanto tiempo. Pero... noto una oscuridad a tu alrededor. ¿Qué te ha traído hasta aquí?" preguntó Samuel con una mirada penetrante.

Lucía le explicó todo lo que había sucedido desde su primer encuentro con el íncubo hasta la destrucción del espejo y los sueños perturbadores que ahora la acosaban. Samuel la escuchó en silencio, asintiendo ocasionalmente, pero sin interrumpirla. Cuando terminó, se quedó pensativo por unos momentos antes de hablar.

"Lo que describes no es simplemente un sueño o una manifestación del íncubo. Creo que has atraído la atención de un Guardián de los Sueños. Estas entidades son extremadamente poderosas y no suelen intervenir en los asuntos de los humanos... a menos que haya un peligro inminente."

Lucía sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. "¿Un Guardián de los Sueños? ¿Por qué estaría interesado en mí?"

Samuel se puso de pie y caminó hacia una estantería repleta de libros viejos. Extrajo un volumen grueso y polvoriento titulado "Los Custodios del Más Allá". Al abrirlo, las páginas amarillentas crujieron suavemente.

"Los Guardianes de los Sueños son seres antiguos que custodian el equilibrio entre el mundo de los sueños y el de los vivos. Protegen a los soñadores de entidades que buscan invadir la mente y el alma a través del sueño. Si un íncubo ha establecido una conexión contigo, es probable que uno de estos guardianes haya decidido intervenir para evitar un colapso mayor entre los dos mundos."