Capítulo 29: La Oscuridad Interior

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El regreso a la vida cotidiana de Lucía y sus compañeros no fue un regreso sencillo. Aunque habían derrotado al Íncubo y purificado el santuario, el peso de su experiencia seguía presente. El mundo exterior parecía casi irreconocible, como si la luz del día y la familiaridad del entorno se hubieran vuelto surrealistas después de la intensidad de sus vivencias.

Los días siguientes al enfrentamiento con el Íncubo estuvieron marcados por una sensación de desajuste. El sol brillaba sobre la ciudad, pero Lucía sentía que estaba viendo todo a través de un velo. Cada sombra parecía tener una profundidad ominosa, cada ruido cotidiano una resonancia extraña. Su mente estaba en conflicto, atrapada entre la realidad que conocía y las visiones de oscuridad que había enfrentado.

Una de las primeras cosas que notó fue cómo sus sueños habían cambiado. Lo que una vez fueron simples episodios de descanso se convirtieron en paisajes de ansiedad y desasosiego. A menudo, se despertaba en medio de la noche, empapada en sudor frío, con la sensación de que algo había estado justo a su lado, acechando en la oscuridad de sus propios pensamientos.

Mateo y los otros también estaban lidiando con sus propios demonios internos. El regreso a la normalidad parecía una tarea monumental. Las experiencias que habían compartido habían dejado cicatrices que no se veían a simple vista, pero que estaban profundamente arraigadas en su psique.

Lucía decidió regresar a su hogar, una pequeña casa en las afueras de la ciudad, que ahora le parecía más una fortaleza que un refugio. Al entrar, sintió una mezcla de alivio y temor. Su hogar, que antes había sido un lugar de seguridad, ahora le parecía un recordatorio constante de lo que había dejado atrás y de lo que aún le esperaba por enfrentar.

En los días que siguieron, se dedicó a limpiar y organizar, tratando de restablecer un sentido de normalidad. Sin embargo, cada rincón de la casa parecía resonar con recuerdos de su lucha. Las sombras en las esquinas parecían más profundas, y el silencio era a menudo interrumpido por ecos de la batalla que había tenido lugar en el santuario.

El espejo en el salón, un objeto que alguna vez había sido decorativo, ahora se convertía en una fuente de angustia. Se encontraba en una pared central y reflejaba la luz de la habitación en un ángulo que parecía amplificar las sombras. A menudo se detenía frente a él, buscando respuestas en su propio reflejo, pero en lugar de encontrar consuelo, sentía que veía más allá de sí misma, como si estuviera mirando hacia una oscuridad que todavía no entendía.

Una noche, mientras limpiaba el polvo acumulado en el espejo, el cristal comenzó a brillar de manera inquietante. Lucía se quedó paralizada al ver cómo su reflejo parecía distorsionarse, mostrando una versión de ella misma que estaba rodeada por una sombra oscura. El rostro en el espejo parecía una mezcla de desesperación y malicia, y por un momento, Lucía no estaba segura de si estaba viendo una visión o simplemente su propia mente jugando trucos con ella.

La angustia causada por el espejo y los sueños inquietantes llevó a Lucía a buscar ayuda profesional. Aunque sabía que la oscuridad que había enfrentado en el santuario era real, también era consciente de que debía enfrentar sus propias heridas internas.

Comenzó a asistir a sesiones de terapia con un psicólogo especializado en trauma. Las sesiones eran intensas, y cada conversación revelaba capas profundas de su psique que estaban llenas de miedo, inseguridad y dolor. El proceso de desenterrar y confrontar sus propios sentimientos más oscuros era agotador, pero también liberador. Su terapeuta, el Dr. Campos, le ayudó a explorar sus temores y ansiedades, y a comprender que, aunque el Íncubo había sido derrotado, la influencia que tenía sobre su mente y sus emociones aún persistía.

Durante una de las sesiones, Lucía habló sobre el espejo y las visiones que había tenido. El Dr. Campos le explicó que, a menudo, los objetos y lugares con una fuerte carga emocional pueden convertirse en focos de ansiedad y trauma. El espejo, en su caso, representaba una conexión con los aspectos más oscuros de su experiencia y su propia psique.

Sombras en la Noche: El Llamado del ÍncuboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora